Charley Pride, el artista negro que se convirti¨® en una estrella del country
Antiguo jugador de b¨¦isbol, se recicl¨® en cantante cuando ya era treinta?ero
Charley Pride, cantante, muri¨® el s¨¢bado en un hospital de Dallas (Texas) a consecuencia del coronavirus, seg¨²n informaron sus familiares. De 86 a?os, Pride fue una gran estrella de la m¨²sica country desde sus inicios en el sello RCA, en la segunda mitad de los a?os sesenta.
Sol¨ªa ocurrir cuando entrevistabas a soulmen de la vieja escuela: aquellos tipos duros reconoc¨ªan una devoci¨®n ilimitada por el country, apreciando sus virtudes narrativas en cuestiones amorosas; de hecho, pod¨ªan recurrir a ese repertorio cuando necesitaban baladas. En verdad, esa admiraci¨®n iba en un doble sentido: el gran Solomon Burke aseguraba que fue contratado para animar una reuni¨®n social del Ku Klux Klan¡ ?y vivi¨® para contarlo!
Charley Pride no pas¨® por experiencias tan crudas. Nacido en 1934 en Sledge (Misisipi) en el seno de una familia numerosa, conoci¨® las miserias de cultivar algod¨®n. Sin embargo, pudo escaparse gracias a sus habilidades como lanzador de b¨¦isbol en la liga reservada para negros. Eso le permiti¨® realizar un servicio militar c¨®modo y conseguir trabajos compatibles con sus obligaciones deportivas.
En 1960, se instal¨® en Helena (Montana), donde tambi¨¦n comenz¨® a cantar en directo. Ten¨ªa una grata voz de bar¨ªtono y un amplio conocimiento del repertorio vaquero; llamaba la atenci¨®n de figuras que pasaban de gira por all¨ª.
Le sugirieron entonces que probara suerte en la capital del country, Nashville (Tennessee). Ya hab¨ªa hecho algunos intentos de profesionalizarse, pero se top¨® con el escepticismo: con el pa¨ªs tensionado por los conflictos raciales, no se ve¨ªa posible la aceptaci¨®n de un vocalista negro por un p¨²blico esencialmente blanco y conservador. Tuvo la fortuna de conectar con Chet Atkins, famoso guitarrista y cazatalentos del sello RCA. Hombre progresista para aquel mundillo, Atkins apost¨® por Pride, aunque la discogr¨¢fica ocult¨® inicialmente sus fotos promocionales.
Con el tiempo, ocurri¨® lo contrario: la aceptaci¨®n de Charley Pride permit¨ªa a los radiofonistas y al p¨²blico en general alardear de tolerancia. No hab¨ªa precedentes, aparte del armonicista negro De Ford Bailey, quien form¨® parte del plantel del hist¨®rico programa Grand Ole Opry. Pride fue lo bastante astuto para ganarse el apoyo de figuras redneck tan temibles como Faron Young; otro defensor fue el intimidante Waylon Jennings, con qui¨¦n compart¨ªa discogr¨¢fica.
Musicalmente, Pride se pleg¨® al meloso sonido dominante, con coros y unos leves arreglos de cuerda, aunque tambi¨¦n presumi¨® de ra¨ªces profundas con un disco de homenaje al padre fundador, Hank Williams, y varias colecciones de canciones religiosas.
N¨²meros uno
Buen olfateador de material, fue uno de los primeros en apostar por las composiciones de Kris Kristofferson, aparte de ver posibilidades en creaciones de autores tan lejanos de Nashville como Henry Mancini (All his Children, 1972). En realidad, Charley sonaba tan blanco como cualquiera de sus habituales compa?eros de escenario.
Tuvo una buena racha hasta bien entrados los a?os ochenta, con abundantes n¨²meros uno en las listas country: All I Have to Offer You (Is Me), Is Anybody Goin¡¯ to San Antone?, Mississippi Cotton Picking Delta Town, Kiss an Angel Good Mornin¡¯...
En 1994, public¨® una autobiograf¨ªa, Pride: the Charley Pride Story, donde revelaba la cara b de su personaje radiante: los episodios maniacodepresivos, los problemas econ¨®micos que siguieron a inversiones fallidas... Dotado de buen humor, sobrevivi¨® a su ruptura con RCA, grabando con sellos locales como 16th Avenue y Music City hasta tiempos recientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.