Vikingos ¡®queer¡¯, transculturales y bastante inclusivos
Neil Price ofrece una iluminadora y sugerente nueva historia de los antiguos escandinavos que desmonta estereotipos
Las ideas sobre los vikingos han cambiado mucho en los ¨²ltimos a?os, sobre todo gracias a los hallazgos arqueol¨®gicos, que han permitido reescribir en buena medida su historia. Pero seguramente nadie es tan radical, estimulante e iluminador como el arque¨®logo e historiador brit¨¢nico Neil Price (Londres, 55 a?os), que acaba de publicar en castellano Vikingos, la historia definitiva de los pueblos del norte (?tico de los libros), una s¨ªntesis extraordinaria llamada a marcar ¨¦poca en la imagen que tenemos de los antiguos escandinavos y cuya publicaci¨®n original data de este mismo a?o. La mirada de este especialista de la universidad de Upsala (Suecia), que lleva 30 a?os investigando, no s¨®lo desmonta definitivamente estereotipos arraigados, como el de b¨¢rbaros poco sofisticados, y abre ¨¢reas de estudio inesperadas (la complej¨ªsima mente vikinga), sino que aplica conceptos nuevos a los vikingos y los muestra de una manera incre¨ªblemente v¨ªvida, desde dentro. ¡°He intentado no juzgarlos, sino tratar de verlos como eran de verdad¡±, explica Price a este diario. ¡°Encuentro a los vikingos infinitamente fascinantes, pero interesantes no es lo mismo que admirables¡±, matiza. ?Se puede reconciliar lo luminoso y lo violento en los vikingos, la poes¨ªa y la espada? ¡°No me parece un problema, la gente, incluso ahora, puede ser muchas cosas al mismo tiempo. Los incursores vikingos eran asesinos, violadores, esclavistas, pero a la vez crearon arte y poes¨ªa hermosos. Una cosa no excluye la otra, nunca; debemos tratar de ver sus vidas como una totalidad. Y recordar que la mayor¨ªa de la gente escandinava de la Edad Vikinga se qued¨® en casa, en la granja, sin ir a ning¨²n sitio y jam¨¢s hizo da?o a nadie¡±.
Price observa en los vikingos (?esos hirsutos guerreros tan machos del clich¨¦!), casos de identidad queer, empezando por el propio dios Od¨ªn, que escapan a la definici¨®n tradicional de g¨¦nero. ¡°No me parece chocante, creo que quiz¨¢ es que estamos poco acostumbrados a pensar en el pasado en t¨¦rminos modernos. Por supuesto que debemos ser muy cuidadosos y no transferir simplemente conceptos de hoy a culturas antiguas. Pero mi punto principal es que la gente de la Edad Vikinga eran individuos tan complicados como nosotros. Seguramente ser¨ªa m¨¢s chocante sugerir que no lo eran.¡±.
El investigador utiliza, m¨¢s all¨¢ del de invasi¨®n, el concepto de ¡°di¨¢spora¡± para la movilidad geogr¨¢fica de los vikingos, los califica de ¡°transnacionalistas¡± y ¡°relativamente inclusivos¡± -como probar¨ªa, dice, el ¨¦xito militar de un minusv¨¢lido como el hist¨®rico Ivar Sin Huesos-. Tambi¨¦n compara de manera muy estimulante sus correr¨ªas marinas con la pirater¨ªa del Atl¨¢ntico del XVII y utiliza el t¨¦rmino de ¡°hidrarqu¨ªa¡±, donde no hay una cabeza visible con la que negociar como suced¨ªa con las hermandades de bucaneros. Asimismo, compara a los rus, los vikingos que desarrollaron las v¨ªas fluviales del Este, con los m¨¦tis, los tramperos del Canad¨¢. En el mundo descrito por el autor, Bj?rn Costado de Hierro podr¨ªa haber manejado, adem¨¢s de muy diestramente la espada, letras de cambio. Y te pod¨ªan partir en dos, los vikingos, pero no eran nada racistas.
Price apunta que pudieron visitar Alejandr¨ªa y que un rat¨®n que viajaba en sus barcos prueba que estuvieron en Madeira. El autor de Vikingos excava en el alma vikinga para encontrar un pueblo que percib¨ªa vivamente la presencia del Otro Mundo en el nuestro. Recalca las conexiones con los semin¨®madas y cham¨¢nicos sami con los que compart¨ªan espacio en la pen¨ªnsula escandinava. ¡°Hubo mucha interrelaci¨®n, en t¨¦rminos de comercio, matrimonios mixtos, y mucho m¨¢s¡±, considera. Rastrea muy atr¨¢s, en el siglo V y sus cat¨¢strofes naturales y sociales (un verdadero Ragnar?k inicial), los or¨ªgenes del fen¨®meno vikingo; destaca la importancia del desequilibrio sexual provocado por la poliginia y probablemente el infanticidio selectivo de ni?as (hab¨ªa menos mujeres disponibles que hombres) como una de las causas de la expansi¨®n escandinava: hacerse a la mar era tambi¨¦n ir a por ellas. Subraya que hab¨ªa m¨¢s de un Valhalla, y que las valkirias (conocemos los nombres de 52) no eran guapas, sino que causaban espanto (¡°mirarlas era como contemplar las llamas¡±). En cuanto a las runas, observa que no son una escritura sagrada y que se pueden encontrar textos tan profanos como ¡°las cosas me han ido mal, socio¡± o ¡°ingibj?rg se acost¨® conmigo cuando estuve en Stavanger¡±.
En Vikingos, el primer ataque que marca el inicio de las incursiones no es el tradicional de noruegos a Lindisfarne de 793 sino el de suecos a Salme, en una isla b¨¢ltica frente a la costa de Estonia, 40 a?os antes (en 2008 y 2012 se hallaron y excavaron dos barcos funerarios llenos de guerreros muertos enterrados en la orilla). Los ataques no eran un calent¨®n (aparte del impulso de algunos vikingos de buscar sexo) sino que estaban minuciosamente planificados, requer¨ªan un esfuerzo econ¨®mico enorme (se calcula que las flotas escandinavas precisaban para sus velas, de lana burda, la producci¨®n anual de dos millones de ovejas) y los combatientes no eran unos descerebrados que empleaban la fuerza bruta: estaban cuidadosamente entrenados en el uso de sus armas, y resultaban unos verdaderos artistas con ellas. Los grandes ej¨¦rcitos vikingos del siglo IX eran en realidad, para Price, ¡°comunidades migratorias en constante evoluci¨®n¡± y su composici¨®n era multi¨¦tnica, no solo escandinava.
¡°No debemos buscar una explicaci¨®n simple para el inicio de las incursiones y la gradual expansi¨®n escandinava por el mundo¡±, subraya ¡°. Son varias razones en combinaci¨®n: econom¨ªa, antecedentes hist¨®ricos, ethos guerrero, ventana de oportunidad, indefensi¨®n en el otro lado¡¡±. Algunas expresiones que usa el estudioso son curiosas, como decir que los vikingos viv¨ªan en un ¡°capitalismo de agresi¨®n¡± o que los berserkir, los guerreros desnudos e intoxicados eran ¡°una especie de fuerzas especiales vikingas¡±. Entre lo m¨¢s sorprendente, al analizar las creencias, el que los vikingos creyeran que una de las cuatro partes del alma, la fylgja, era femenina y por tanto, subvirtiendo el estereotipo de machos, todos los hombres vikingos llevaran en su interior, literalmente, un esp¨ªritu femenino. Tambi¨¦n el que, contraviniendo de igual forma el clich¨¦ del salvaje melenudo, los guerreros vikingos fueran bien aseados, cuidaran su apariencia hasta casi el exceso, se maquillaran los ojos y llevaran siempre adem¨¢s de la espada, la lanza o el hacha, un peine. Los vikingos incluso ten¨ªan una cocina ¡°diversa y sofisticada¡±.
La obvia pasi¨®n que siente Price por los vikingos, su creatividad, su apertura a nuevas ideas y experiencias, su h¨¢lito po¨¦tico ¡°de sabor a hierro fr¨ªo¡±, no significa, recalca, que no vea sus terribles defectos: la agresi¨®n, las violaciones, las masacres y la esclavizaci¨®n de poblaciones (revisada al alza: era una de las bases de su sociedad), los sacrificios humanos, el maltrato a las mujeres¡ Pero el autor nos lleva con ellos: nos mete en las grandes salas de los se?ores n¨®rdicos, nos sube a sus barcos, nos invita a presenciar un funeral vikingo, y hasta nos hace descender a sus letrinas. ?l lo ha hecho f¨ªsicamente: pas¨® una muy desagradable semana investigando una en York; al parecer el contenido se mantiene ¡°h¨²medo y con su color y textura originales¡±; ?eso s¨ª que es sumergirse en la historia!
Fluidez de g¨¦nero
Price considera ir¨®nico que bajo la caricatura de la masculinidad de guerreros muy viriles, la realidad de la ¨¦poca vikinga abarcase ¡°una verdadera fluidez de g¨¦neros¡±. El patriarcado, anota, ¡°era una norma que se subvert¨ªa cada dos por tres, a menudo de formas fascinantes¡±. Los vikingos, dice, adem¨¢s estaban familiarizados con lo que hoy denominamos identidades queer. Estas se extend¨ªan ¡°a lo largo de un amplio espectro que iba mucho m¨¢s all¨¢ de la l¨®gica binaria del sexo biol¨®gico, e incluso m¨¢s all¨¢ de lo que uno llamar¨ªa humano¡± -en referencia a la frontera porosa que ve¨ªan los vikingos entre la naturaleza humana y animal y la facilidad con que uno pod¨ªa transformarse, por ejemplo, en lobo u oso-. El estudioso se?ala que se han encontrado restos de cuerpos masculinos enterrados con vestidos femeninos o accesorios de su sexo y que hasta 2011 se crey¨® que la despu¨¦s denominada ¡°guerrera de Birka¡±, quiz¨¢ ¡°una persona transg¨¦nero o no binaria o de g¨¦nero fluido¡±, era un hombre por la forma en que hab¨ªa sido enterrada (tambi¨¦n hab¨ªa, por supuesto, las doncellas escuderas, mujeres que combat¨ªan como hombres). Aunque era una ¨¦poca de homofobia, en ¨¢mbitos como la hechicer¨ªa, que solo se aceptaba que practicaran mujeres, algunas v?lva, brujas o magas, ¡°eran hombres travestidos, mujeres trans o personas que se ve¨ªan a s¨ª mismas de formas muy diversas¡±.
La serie
Parece inexcusable preguntarle por ¨²ltimo a Neil Price sobre la serie Vikingos, que est¨¢ a punto de llegar a su fin. ¡°Aunque contiene muchos detalles criticables, y la narraci¨®n hist¨®rica es inexacta en cantidad de aspectos, la sensaci¨®n de conjunto de la serie es bastante buena¡±, afirma. ¡°Muestra un mundo real, poblado por gente que vive en su propio presente, no simplemente vestida de vikingo. Se toma a los vikingos con seriedad m¨¢s que como b¨¢rbaros estereotipados. Y, sobre todo, trata de ir al interior de sus mentes, algo que aprecio especialmente. En suma, ?me gusta!¡±.
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