Sam Mendes: ¡°Los directores olvidamos que debemos contar historias importantes¡±
El director brit¨¢nico usa en '1917' los recuerdos de su abuelo de la Primera Guerra Mundial para sumergir al espectador en el barro y el dolor de aquellos combates en trincheras
Rosencrantz y Guildenstern pasean por el campo de batalla de una Europa arrasada por una guerra desoladora. Aquellos personajes secundarios de Hamlet, que aparec¨ªan en una sola frase, y a los que Tom Stoppard dedic¨® una obra de teatro y una pel¨ªcula, testigos desde la lejan¨ªa del dolor y los conflictos del pr¨ªncipe de Dinamarca, ser¨ªan ahora en 1917 dos soldados rasos envueltos en una misi¨®n casi suicida: atravesar las l¨ªneas enemigas de un continente convertido en una gigantesca trinchera para que un batall¨®n ingl¨¦s no caiga en una trampa alemana. Como dice Sam Mendes (Reading, 54 a?os), ¡°todo est¨¢ en Shakespeare¡±.
La nueva pel¨ªcula del prestigioso director de teatro, que debut¨® en el cine con American Beauty (1999), y que ha realizado dos de los m¨¢s circunspectos bonds (Spectre y Skyfall), nace de su deseo de que algunos recuerdos de la generaci¨®n de su abuelo no se borraran en el tiempo. Pero, para que el espectador sienta el mismo tr¨¢gico frenes¨ª que la pareja protagonista, 1917 est¨¢ narrada en un ¨²nico plano secuencia ¡ªen realidad, fusi¨®n de tomas de unos cinco minutos¡ª que sumerge en el barro y la batalla al p¨²blico. ¡°Vi muchas pel¨ªculas filmadas as¨ª, y cada una en realidad es muy diferente. Aunque puede que me acerque a alg¨²n momento de Hijos de los hombres, de Alfonso Cuar¨®n¡±, cuenta el cineasta ingl¨¦s en un hotel en Madrid, etapa de la gira mundial de promoci¨®n de un drama que en Espa?a se estrena el pr¨®ximo viernes. Esta noche, adem¨¢s, es candidata a tres Globos de Oro (mejor drama, direcci¨®n y banda sonora).
Pregunta. Sus personajes nunca llegar¨¢n a ser ni notas al pie de p¨¢gina de un libro de historia, pero son dos seres humanos luchando por su vida. Nada m¨¢s y nada menos.
Respuesta. Para m¨ª, el tema m¨¢s interesante que hay es el ser humano, por eso me apasiona el teatro. En esta pel¨ªcula he usado la misma parte de mi cerebro que utilizo para el teatro. Curiosamente, viniendo de los escenarios, el aspecto del cine que m¨¢s disfruto es el montaje. Sin embargo, en 1917, su estructura de plano secuencia me ha devuelto al teatro. Por otro lado, es la pel¨ªcula m¨¢s cinematogr¨¢fica que he hecho, porque me ha obligado a cuestionarme d¨®nde pon¨ªa la c¨¢mara en cada instante. Hay un tri¨¢ngulo c¨¢mara-personajes-paisaje que cambiaba constantemente para pasar de la ¨¦pica a la intimidad... Puedes caer en la pereza haciendo planos y contraplanos. Aqu¨ª solo hay un punto de vista, y necesitas afinar mucho para que sea el adecuado a lo que quieres contar. Fue tan emocionante como frustrante.
P. Usted declar¨® que el segundo bond le hab¨ªa dejado exhausto, y que por eso volv¨ªa al teatro. Vistas sus puestas en escena, no parece un director relajado.
R. Para m¨ª el teatro es relajado porque se desarrolla en una habitaci¨®n... y es tranquilo. El proceso es relajante. Investigas en el personaje, indagas en sus motivaciones y con muy poco levantas una historia. En el cine est¨¢s gritando todo el rato. Tambi¨¦n confieso que tras dos o tres obras quieres escapar de esa habitaci¨®n y salir al mundo, a la luz, a la lluvia, al aire...
P. ?Le ha agobiado la rapidez con la que ha realizado la pel¨ªcula? La rod¨® de abril a julio y en diciembre ya la hab¨ªa estrenado.
R. En las dos ¨²ltimas semanas s¨ª sent¨ª la presi¨®n, cuando est¨¢bamos a?adiendo los efectos visuales. Por otro lado, nunca hubo un baj¨®n de energ¨ªa, el proceso fue del tir¨®n en un fant¨¢stico momentum... Aunque confieso que un par de veces me pregunt¨¦: ¡®?Por qu¨¦? ?Por qu¨¦ me he metido yo solito en este embolado?¡¯. En fin, los directores olvidamos demasiado a menudo que tenemos que contar historias importantes.
P. La Gran Guerra fue la ¨²ltima en la que la tropa era na¨ªf, segu¨ªa las ¨®rdenes sin cuestionarlas, y la primera con maquinaria de la revoluci¨®n industrial. En la pel¨ªcula estas dos condiciones se recalcan constantemente, a diferencia de su otro filme b¨¦lico, Jarhead.
R. Fue la guerra en la que se perdi¨® la inocencia, porque hasta ese momento no hab¨ªa testimonios visuales de los combates. Y finaliz¨® el siglo XIX con sus divisiones de caballer¨ªa y duelos de sable. La humanidad entr¨® en la era contempor¨¢nea, con las armas de destrucci¨®n masiva. Todo eso me fascinaba. No hay a¨²n comunicaciones modernas, cada oficial afirma algo distinto y el p¨²blico se queda encerrado con los protagonistas en ese no tiempo.
P. No es exactamente la historia de su abuelo, ?pero cu¨¢ndo sinti¨® que sus relatos serv¨ªan como base de un guion?
R. Cuando nos las contaba a los nietos, no, porque a los 12 a?os no sab¨ªa a qu¨¦ me iba a dedicar. F¨ªjese, nunca se las confes¨® a sus hijos y s¨ª a la siguiente generaci¨®n. Me impresion¨® la idea de un sobre con un mensaje importante que hab¨ªa que llevar, y esa fue la semilla. Otro detalle que de cr¨ªo me llamaba la atenci¨®n es que constantemente se lavaba las manos: con el tiempo sospech¨¦ que era un gesto inconsciente para quitarse el barro de las trincheras. Escrib¨ª este guion a la vez que el de Spectre, he tenido tiempo de macerarlo. Cuando film¨¦ el plano secuencia del inicio de Spectre, sent¨ª que estaba preparado para 1917. Porque, al fin y al cabo, solo hab¨ªa una instrucci¨®n en la portada del guion: se filmar¨ªa en una ¨²nica toma. Volver¨¦ al plano y contraplano, pero he aprendido que tienes que casar el formato con el contenido. Cada historia necesita su forma.
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