Un lobo entre Rousseau y Sade
El escalofriante pulso entre raz¨®n y maldad revive en la Suecia del XVIII en el 'thriller' hist¨®rico ¡®1793¡¯, de Niklas Natt och Dag
Si alguien se apellida Niklas Natt och Dag (Niklas ¡®Noche y D¨ªa¡¯), es de las familias nobles m¨¢s antiguas de Suecia y escribe un thriller hist¨®rico de corte detectivesco es hasta coherente que, en su trama, en las p¨²tridas aguas que mecen la Estocolmo del XVIII flote un cad¨¢ver sin sus cuatro extremidades ni nada que no sea extra¨ªble de su cabeza (ojos, dientes, lengua), que no haya demasiadas diferencias en la brutalidad que impera entre los desfavorecidos con la que rige entre los arist¨®cratas y que el p¨¦ndulo mental oscile entre el filos¨®fico Jean-Jacques Rousseau ¡ªal que lee el protagonista, el abogado-detective Winge¡ª, y el inquietante marqu¨¦s de Sade, cuya sombra le amenaza y le convierte, sin querer, en un lobo entre lobos.
Es, pues, un atractivo marco psicol¨®gico el que ofrece 1793 (Salamandra, en castellano; El llop i el vigilant, el subt¨ªtulo, en Proa, en catal¨¢n), primera parte de una trilog¨ªa que ser¨¢ traducida en una treintena de pa¨ªses y de la que se han vendido m¨¢s de 300.000 ejemplares s¨®lo en Suecia, con la que Natt och Dag (Estocolmo,1979) obtuvo el premio al mejor debut de la Academia de Escritores Polic¨ªacos. Casi es lo de menos que el abogado Cecil Winge (a las puertas de la muerte por un tifus galopante; cartesiano; paradigma de los cient¨ªficos tiempos modernos que se avecinan) y su accidental ayudante Mickel Cardell (veterano de la guerra contra Rusia, un ideal y un brazo entregados para nada a una patria insensible) busquen tanto la identidad del asesino como la del asesinado. Ni que ello de pie a un buen periplo por la vida cotidiana, de los palacios a las casuchas, de la f¨ªsica y espiritualmente embrutecida Estocolmo, cuyas ¨¦lites temen los ecos de la Revoluci¨®n Francesa; y as¨ª el lector esp¨ªa desde la vida en orfelinatos a la de los prost¨ªbulos de lujo, pasando por prisiones femeninas o por los cementerios, donde se acumulan cad¨¢veres insepultos por el grosor del hielo que cubre el camposanto.
La batalla de Natt och Dag no est¨¢ en la trama detectivesca sino en las cabezas de los personajes y de la sociedad misma. De ah¨ª el inter¨¦s hacia ese Winge que se carcome entre raz¨®n y sentimiento. ¡°Era mi manera de reflejar la dualidad de la ¨¦poca, que ten¨ªa un pie en lo feudal y otro en las nuevas ideas; el ser humano siempre se ha debatido entre esos dos conceptos; quiz¨¢ hoy impere m¨¢s el segundo y as¨ª nos va como sociedad¡±, lanza. Un deje de pesimismo que se traduce en la obra en la sensaci¨®n de que el hombre es malo por naturaleza, gui?o antit¨¦tico a la famosa m¨¢xima de ese Rousseau que tanto lee y cita Winge. ¡°El hombre siempre ha sido un lobo para el hombre; somos can¨ªbales y la Historia as¨ª lo refleja; la Humanidad, para m¨ª, es malvada¡±.
Nadie dir¨ªa que las cosas no han evolucionado al ver a escritor vestido como un gentleman, cartera en mano, por las callejuelas impolutas de Gamla Stan, el casco viejo de Estocolmo donde transcurre mayormente la novela, cruzada hoy por buenos veh¨ªculos y gente refugiada tras costosos auriculares. Bien podr¨ªa ser ¨¦l Winge, al menos espiritualmente: junto a un bello anillo lleva un aro plateado de anchura an¨®mala, su pelo anda revuelto, el rasurado de la cara es imperfecto y su paraguas es de unos imposibles tonos viol¨¢ceos. En cualquier caso, una Suecia formalmente muy distinta, pero a¨²n capaz del asesinato de un pol¨ªtico como Olof Palme (1986) o un m¨¢s reciente caso de abusos sexuales en la Academia Sueca que concede los Nobel. ¡°La naturaleza humana no ha cambiado tanto; en Suecia, tampoco: ocurre que en los a?os 60 y 70 del siglo pasado se lleg¨® a un bienestar tal que lo m¨¢s f¨¢cil era desde ah¨ª perder m¨¢s que ganar y as¨ª ha ocurrido¡±.
Autores como el m¨ªtico matrimonio Maj Sj?wall y Per Wahl?? o el crimin¨®logo Christoffer Carlsson ya han escrito, en clave policiaca, esa nueva miseria social de la id¨ªlica Suecia. ¡°No soy un gran lector de novela negra, pero son autores muy de izquierdas que idealizaron las clases bajas; yo tengo una visi¨®n m¨¢s negra del mundo: quienes no tienen no son mejores personas; s¨®lo ocurre eso, que no tienen dinero, luego no tienen poder; los pobres son iguales que la gente de las clases media o alta¡±. En el libro aparece una extra?a orden, la de los Eum¨¦nides, cuyos adinerados miembros s¨®lo por serlo tienen derecho a todo, haciendo gala de las mayores depravaciones. ¡°Como tal no existi¨®, pero s¨ª hubo sectas parecidas en la ¨¦poca; para ambientarla pens¨¦ en Sodoma y el Marqu¨¦s de Sade, si bien ¨®rdenes de gente pudorosa aparecen en la mayor¨ªa de novelas negras escandinavas de hoy¡±. La vigencia parece incuestionable: ¡°Los grandes capitales sienten que no tienen limitaciones y cruzan todas las l¨ªneas morales y ¨¦ticas porque se saben intocables; eso est¨¢ llevando a una decadencia con una sociedad de extremos brutales¡±. En la novela, un personaje censura que se les critique cuando son quienes mantienen la mitad de los hospicios de Estocolmo. La d¨¢diva que justifica y lava conciencias. ¡°No est¨¢ muy alejado de lo que hacen hoy grandes fortunas: viven en burbujas morales y f¨ªsicas, y unos tiempos de valores difuminados facilitan estas miradas del mundo¡±, resume Natt och Dag, en un en¨¦simo e inquietante paralelismo entre lo que narra en su novela de la Suecia del XVIII y la actualidad.
La mayor parte de los protagonistas de 1793 est¨¢ en un adi¨®s, ya sea f¨ªsico o espiritual, y muchos desenlaces tienen como catalizador un remordimiento. ¡°Cuando est¨¢s al final del camino hay una oportunidad para redimirse y todos mis personajes la tienen; todos sabemos, y m¨¢s en una cultura cristiana, que hemos hecho algo mal y nos sentimos mejor si al final podemos arreglarlo¡±. ?Le parece una actitud actual? ¡°No soy religioso ni nost¨¢lgico, pero antes la sociedad era m¨¢s religiosa y hab¨ªa unos valores que hoy hemos sustituido por un materialismo sin pudor alguno: hab¨ªa un control de uno mismo que ahora es impensable; me gusta que mis personajes tengan esa opci¨®n¡±.
La novela tiene bastantes escenas brutales, rozando una violencia extrema, casi gratuita. ¡°No hago m¨¢s que recrear una ¨¦poca; he sido muy riguroso en todo y no quer¨ªa dejar de serlo en esto; ?Rousseau versus Sade? No, aqu¨ª no es tan evidente ese pulso como en la segunda parte, en 1794 [ya aparecida en Suecia; y lleva escritos siete cap¨ªtulos de la tercera]; aqu¨ª es m¨¢s Sentido y sensibilidad de Jane Austen¡±, refiere quien le sorprende esa reacci¨®n de sus lectores ¡°en estos tiempos de series de televisi¨®n tan crudas¡±. ?l se curti¨® desde joven. ¡°De peque?o le¨ª muchos relatos de terror, busqu¨¦ refugio en ellos para superar mis miedos: de Poe y Lovecraft a Stephen King¡ pero fue de mayor cuando empec¨¦ a leer cosas horrorosas de verdad, como lo que contaba Erich Maria Remarque en Sin novedad en el frente¡±, recita a la luz de la chimenea de uno de los subterr¨¢neos abovedados de Den Gyldene Freden, taberna de 1722 que se mantiene intacta con sus suelos de madera y piedra y velas como iluminaci¨®n, y donde Winge y Cardell sacian su apetito f¨ªsico.
En la propicia penumbra, admite sin embargo el elegante escritor su admiraci¨®n por el Umberto Eco de El nombre de la rosa, pero tambi¨¦n por Ichi, el asesino, de Hideo Yamamoto, un manga sanguinolento y cruel, pero pespuntado, claro, por los remordimientos del protagonista. Quiz¨¢ la fascinaci¨®n de Natt och Dag por la cultura japonesa (¡°sus rituales y sus valores me fascinan¡±, confiesa) no est¨¦ tan alejada de la que siente por los protocolos que ha manejado durante m¨¢s de once siglos su aristocr¨¢tica familia, de la m¨¢s antiguas de Suecia, con un escudo de armas con los famosos colores fundacionales amarillo y azul y que el escritor se?ala con su paraguas en la Riddarhuset, el Palacio de la Nobleza, donde luce junto a 2.331 emblemas m¨¢s. ¡°Tuvimos un gran peso pol¨ªtico, pero hubo un miembro que llev¨® a la derrota a las tropas suecas contra los daneses; un segundo, conde, tuvo 10 hijas y perdi¨® el linaje y un tercero, el solo, se puli¨® toda la fortuna; ahora llevo una vida normal y no, fuera de algunos episodios con los que enriquezco a los personajes, no hay en el libro nada con lo que redimo ni verso remordimientos sobre mi familia; estoy un poco en cada uno de los personajes¡±, confiesa. Pero quiz¨¢ m¨¢s, aunque no lo diga, entre Winge y el asesino, el vigilante y el lobo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.