Letizia Battaglia, la fot¨®grafa que capt¨® la belleza entre el horror de la mafia
Un documental recorre la vida y la obra de la fot¨®grafa italiana, una cr¨®nica de un tiempo sembrado de caos, terror y muerte.
A sus 84 a?os, Letizia Battaglia (Palermo 1935) no quiere pensar en el dolor. A veces ha so?ado con quemar parte de su obra y erradicar la belleza que algunos dicen ver en sus im¨¢genes sobre la mafia. Sin embargo, cree no tener derecho a ello. Son el reflejo del horror y de la tragedia de los llamados a?os de plomo; una de las ¨¦pocas m¨¢s cruentas de la Cosa Nostra en Sicilia.
Tom¨® la primera fotograf¨ªa de un muerto, en 1974, a los tres d¨ªas de haber sido contratada como fot¨®grafa por el diario L¡¯Ora. ¡°El primer homicidio nunca te abandona¡ Fue en el campo. Comenc¨¦ a temblar. Nunca hab¨ªa visto algo como aquello. Cuando llegamos all¨ª el cuerpo llevaba varios d¨ªas. El olor era terrible. Hab¨ªa un olivo y el viento esparc¨ªa el olor. Cre¨ªa que el cuerpo se iba a mover. No lo hizo. Esto fue el comienzo de una historia que dur¨® 19 a?os¡±, cuenta la artista en el documental La fot¨®grafa de la mafia. Dirigido por la documentalista brit¨¢nica Kim Longinotto, ser¨¢ emitido el 16 de febrero en Movistar +. ¡°Una vida definida por el desaf¨ªo y la pasi¨®n¡± en palabras de la cineasta, narrada a trav¨¦s de la memoria de la propia artista, la de sus distintos amantes, y sus compa?eros de trabajo. La directora hace uso de escenas de ficci¨®n tomadas de pel¨ªculas italianas cl¨¢sicas (algunas con Silvana Mangano de protagonista) como contrapunto a la cruda realidad de las turbadoras im¨¢genes en blanco y negro de Battaglia, que se intercalan con una variedad de material audiovisual de archivo.
De vocaci¨®n tard¨ªa, lleg¨® a la fotograf¨ªa a los 40 a?os. ¡°Fue el comienzo de una historia de amor. Comenc¨¦ a encontrarme a m¨ª misma, a ser una persona. Antes no lo era¡±, destaca. De ah¨ª que, a lo largo del documental se eche en falta la insistencia acerca de sus intenciones como fot¨®grafa y sus reflexiones sobre el medio. Con acierto, Longinotto comenzar¨¢ por narrar la infancia para intentar dar forma al complejo car¨¢cter de la autora, quien pese a su carism¨¢tica cercan¨ªa y espontaneidad resulta, en varias ocasiones, evasiva.
Vivi¨® una infancia feliz y despreocupada en Palermo, aunque no tardar¨ªa en experimentar como mujer el yugo de una sociedad patriarcal y represiva. La primera vez que sali¨® sola a la calle se top¨® con un exhibicionista. Ser¨ªa su primer y ¨²ltimo d¨ªa de libertad hasta sus diecis¨¦is a?os: su padre la oblig¨® a quedarse en casa, temeroso de que un hombre se llevar¨¢ a su hija. ¡°?Por qu¨¦ ser¨¢ que las cosas terribles nos hacen sufrir durante toda la vida?¡±, se pregunta esta artista que dice ¡°no doblegarse ni ante la prepotencia ni ante la injusticia¡± y sentirse orgullosa de ser combativa, quiz¨¢s ya predestinada por su propio apellido. Aun as¨ª, a lo largo de su vida, su ansia de libertad se ha visto amenazado en distintas ocasiones y de diferentes maneras. Logr¨® escapar de su padre fug¨¢ndose con quien se convertir¨ªa en su esposo. Como esposa llegar¨ªa a enfermar oprimida por las constricciones de un marido que no la dejaba estudiar. Este la pillar¨¢ infraganti en la cama con uno de sus amantes. Dispar¨® contra su rival, pero no le mat¨®.? Por aquel entonces ya era madre de tres hijas. ¡°Una mujer inquieta como yo est¨¢ destinada a hacer da?o a sus hijas. Podr¨ªa hablar de ello, pero no quiero¡±, dice sin aspavientos. Como fot¨®grafa, se ha visto ninguneada por ser mujer, la han escupido en la calle, han destrozado su c¨¢mara, y ha recibido cartas an¨®nimas con insultos. Tambi¨¦n amenazas de muerte por tel¨¦fono. Estaba segura de que la iban a matar, pero ¡°el miedo es un lujo que uno no puede permitirse. Yo me siento libre, porque lo soy por dentro¡±, afirma.
No queda claro c¨®mo surge su afici¨®n por la fotograf¨ªa, pero en 1971 a ra¨ªz de su divorcio consigue que, sin formaci¨®n profesional alguna, la fichen en L¡¯Ora, como redactora y fotoperiodista, durante el periodo de vacaciones estivales. ¡°Prefer¨ªa la fotograf¨ªa a la escritura. No quer¨ªa ser periodista. A trav¨¦s de la fotograf¨ªa pod¨ªa contar mi historia. Sentirla en vez de entenderla. Expresarme¡±, destaca. Se convertir¨ªa en la primera fot¨®grafa de oficio en un diario en Italia. As¨ª, nos encontramos con sus im¨¢genes de la vida cotidiana de Palermo. Un retrato social que pone ¨¦nfasis en los m¨¢s desfavorecidos, en los oprimidos por el Omert¨¢, en la pobreza como consecuencia de la mafia y la corrupci¨®n. Como el retrato de esa madre que lleva un beb¨¦ en sus brazos; estaba tan cansada de trabajar que por la noche no pudo o¨ªr a una rata devorar el dedo del ni?o. Pero es la brutal realidad que recogen sus im¨¢genes sobre la mafia la que har¨¢ de ella la Weegee italiana. Se convirti¨® en cronista de una violenta realidad que pod¨ªa alcanzar cinco asesinatos al d¨ªa, mil en un a?o. La palabra mafia era un susurro que pocos pronunciaban en alto, eran muchos menos los que la desafiaban. ¡°Es bueno estar un poco loca. Da coraje¡± reconoce. En los funerales, donde se topaba con los miembros de la Cosa Nostra, tos¨ªa al mismo tiempo que disparaba la foto, ¡°para que no se oyera el clic¡±. Aun as¨ª, en sus fotograf¨ªas no se palpa su miedo sino el drama en carne viv¨ªa. Una tragedia que a veces se presenta muda, con desnuda emotividad y poes¨ªa. En otras ocasiones, es la destreza y la elegancia compositiva de la artista la que nos permite digerir su dureza, al tiempo que nos invita a ahondar en su contexto. Es quiz¨¢s en la b¨²squeda instintiva de la belleza entre el horror de la Mafia donde se sustenta la fortaleza de la autora. Sin embargo, dice con amargura que cuando mira a sus fotos ve ¡°solo sangre, sangre, sangre¡±.
¡°Fotografiar el trauma es vergonzoso¡± dice la artista. "Amas a esas personas, pero tienes que fotografiarlos, no pod¨ªa decirlos que lo hac¨ªa por amor". Hay im¨¢genes que no recuerda, otras las lleva clavadas en su retina. ¡°Ven, ven", le dec¨ªa Luciano Leggio, jefe de los Corleonesi, moviendo el dedo ¨ªndice de la mano que le quedaba libre, de la otra colgaba una cadena que sujetaba el polic¨ªa que le conduc¨ªa a la sala de tribunales. ¡°Imag¨ªnate como se sent¨ªa siendo fotografiado por una mujer¡±, matiza, orgullosa, la autora. Ella temblada. No de miedo sino de emoci¨®n: le estaba desafiando. En 1979, se atrevi¨® a montar una exposici¨®n de las v¨ªctimas de la mafia, ni m¨¢s ni menos que en la plaza principal de Corleone. Entonces, s¨ª tuvo miedo. ¡°Lo peor de mi vida lo m¨¢s humillante¡± fue su paso por la pol¨ªtica. De 1985 a 1987 ocup¨® un esca?o por el Partido Verde dentro del Ayuntamiento de Palermo, para m¨¢s tarde pasar al Parlamento Regional. ¡°No hac¨ªa nada y me pagaban una fortuna. Todo se decid¨ªa fuera y la mafia segu¨ªa all¨ª¡±, as¨ª de rotunda y escueta despacha este periodo de su vida.
El Maxi Proceso de Palermo, celebrado entre 1986 y 1987, se sald¨® con 360 condenas y 2.665 a?os de c¨¢rcel en penas. Sin embargo, la fot¨®grafa no asisti¨®, a¨²n siendo consciente de que era su labor como fot¨®grafa: ¡°No pod¨ªa enfrentarme m¨¢s al horror¡±. Tampoco pudo tomar fotos cuando asesinaron al juez Giovanni Falcone, ni cuando, 52 d¨ªas m¨¢s tarde, asesinaron a Paolo Borsellino. ¡°Hoy me pregunto por qu¨¦ no pude ?Por qu¨¦ me hace usted pensar en esto?, le replica a su entrevistadora. ¡°No quiero pensar, porque me doy cuenta de que no encontrar¨ªa la paz.¡±
La figura de Battaglia atrapa al espectador de principio a fin con su inquebrantable arrojo en una guerra larvada, donde las fotos que no tom¨® ¡°son las que m¨¢s duelen ¡°. Una personalidad poli¨¦drica, cuyos perfiles no quedan del todo expuestos, y en cuya mirada queda impl¨ªcito que ¡°una vez que has vivido el horror nada es lo mismo¡±. Hoy, el ¨¦xito le fatiga. Prefiere el amor. Disfrutar la vida cerca de su pareja, 38 a?os m¨¢s joven que ella, dispuesta ¡°a vivir hasta el ¨²ltimo aliento¡±.
La fot¨®grafa de la mafia. Kim Longinotto. Ser¨¢ emitido el d¨ªa 16 de febrero en Movistar +
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