El silencio de Corleone

En una calurosa tarde de finales de primavera, los pasillos del Palacio de Justicia de Palermo est¨¢n desiertos. Como casi todos los domingos, el fiscal anti-Mafia Michele Prestipino trabaja en su despacho con la ventana blindada entreabierta mientras en la puerta le esperan cuatro guardaespaldas, con sus armas apenas, o nada, disimuladas. Los agentes le siguen, walkie-talkie en mano, incluso cuando se desplaza dentro del edificio, uno de los m¨¢s protegidos de Italia. Prestipino, de 48 a?os, lleg¨® a la capital de Sicilia en 1996 con un objetivo principal: capturar a Bernardo Provenzano, el jefe de la Cosa Nostra, en fuga desde 1963. El pasado 11 de abril, el Boss fue detenido en un chamizo de pastor a unos pocos kil¨®metros de su ciudad natal, un lugar m¨ªtico que se ha convertido en sin¨®nimo de Mafia, de temor y de silencio: Corleone. Los domingos de Prestipino demuestran que, pese a la ca¨ªda del ¨²ltimo padrino, la lucha prosigue, pero en esta localidad de la Sicilia interior muchas cosas han cambiado desde los a?os noventa, cuando estaba en su apogeo el terror de los Corleoneses, la familia m¨¢s violenta de la Cosa Nostra, que extermin¨® a todos sus rivales mientras llevaba a cabo una lucha terrorista contra el Estado italiano, que tuvo su momento m¨¢s aciago en los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

La mafia no es s¨®lo crimen, sino mentalidad y cultura muy arraigadas

Antes era inconcebible. Ahora ya se pueden dar paseos por la noche

"Cuando ¨¦ramos peque?os, esto era inconcebible, algo imposible de hacer", asegura un corleon¨¦s mientras camina de noche, tras haber tomado una cerveza en Strange Days, el bar de moda entre los j¨®venes alternativos. Se refiere a algo tan sencillo como una passeggiata nocturna. "De noche ocurr¨ªan muchas cosas que no deb¨ªamos ver: sombras, movimientos, susurros que no conven¨ªa escuchar. Por eso no nos dejaban salir nunca tras el anochecer", explica. "Corleone es ahora un lugar en el que me sentir¨ªa m¨¢s seguro que en Mondelo, en Bagheria o en algunos barrios de Palermo", se?ala por su parte John Dickie, profesor de la Universidad de Londres y autor del excelente libro Cosa Nostra. Historia de la Mafia siciliana (Debate). Emplazada 60 kil¨®metros al sur de Palermo, situada entre monta?as en un oasis de trigales en medio de tierras de pastores, esta ciudad ha sido el s¨ªmbolo de la Mafia desde hace mucho tiempo. Pero, en parte por el aumento de turistas que vienen tras las huellas de El Padrino, en parte por la estrategia de la inmersi¨®n decretada por Provenzano, que trat¨® de hacer invisible el crimen organizado tras su ¨¦poca m¨¢s sangrienta, que provoc¨® una respuesta sin precedentes del Estado italiano, y en parte por la valent¨ªa del movimiento anti-Mafia, que ha ido ganando cada vez m¨¢s espacios, el silencio de Corleone es mucho menos estruendoso.

"Las cosas han cambiado. Antes ten¨ªa miedo de hablar de la Mafia, siempre miraba a mi alrededor. Ahora me siento mucho m¨¢s libre", afirma el corleon¨¦s Leo Cirasola, de 37 a?os, uno de los nueve fundadores de la cooperativa Placido Rizzotto, que cultiva tierras incautadas a la Mafia y cuyo producto estrella son las pastas de agricultura ecol¨®gica Libera Terra, que, con la frase "De las tierras liberadas a la Mafia", se venden en los supermercados Coop de toda Italia y tambi¨¦n en Sicilia. "Corleone ha producido los jefes m¨¢s feroces de la Mafia siciliana desde los a?os cincuenta hasta los noventa; pero aqu¨ª tambi¨¦n se ha desarrollado un fuerte movimiento anti-Mafia desde principios de siglo", explica el historiador y l¨ªder anti-Mafia Dino Paternostro, de 53 a?os, antiguo corresponsal de L'Ora (el hist¨®rico diario siciliano, ahora desaparecido) y de La Repubblica en Corleone, director del diario digital www.cittanuove-corleone.it y autor de numerosos libros sobre su ciudad y la lucha contra la Cosa Nostra. Paternostro, que se mueve sin escolta, aunque le quemaron el coche en enero, es un tipo extraordinariamente simp¨¢tico, que engancha pitillo con pitillo mientras se detiene a conversar con gran parte de las personas con las que se cruza en la calle. Habla con pasi¨®n de las dos figuras que trataron de organizar a los campesinos contra los mafiosos, que eran el brazo armado de los propietarios de las tierras: Bernardino Verro, asesinado en 1915, y Placido Rizzotto, asesinado en 1948. Verro tiene una placa en el lugar donde fue asesinado de 14 disparos de lupara (la escopeta de dos ca?ones que ha sido el arma tradicional de los hombres de honor; de hecho, Provenzano ten¨ªa una en su escondrijo). Paternostro relata que el Ayuntamiento tard¨® seis a?os en autorizar la colocaci¨®n de la placa porque pon¨ªa "asesinado por la Mafia", algo que, en unos tiempos en que los mafiosos, los pol¨ªticos y los jueces estaban muchas veces compinchados, nunca se demostr¨® en los tribunales. Placido Rizzotto tiene un busto frente al Ayuntamiento, y su nombre est¨¢ en esos paquetes de pasta que simbolizan el terreno conquistado al chantaje y al miedo.

El peso del pasado sigue siendo grande. Los corleoneses no tienen ning¨²n problema en mostrar lugares de su ciudad relacionados con la Mafia: la vivienda familiar de Provenzano en la parte nueva, vac¨ªa desde la ma?ana de la captura; el chamizo en el que fue detenido el capo, en una calle campestre situada a unos tres kil¨®metros del centro llamada Montagna dei Cavalli; el extra?o edificio en el que tiene su sede la Guardia di Finanza, con un intento de jard¨ªn japon¨¦s a la siciliana y una fachada ostentosa; nada extra?o, ya que se trata de una vivienda incautada a Tot¨° Riina, el m¨¢s cruel de los jefes corleoneses, que cumple varias condenas a cadena perpetua desde 1993 por su implicaci¨®n en 150 asesinatos, 40 de ellos cometidos personalmente; o la casa donde se escondi¨® Luciano Leggio, el primer padrino corleon¨¦s, situada en la parte baja, junto al riachuelo. Pero evitan pasar y, desde luego, piden que no se fotograf¨ªe la casa en la que vive todav¨ªa la mujer de Riina, situada en la zona alta de la ciudad.

Este tipo de escenarios pueden encontrarse en numerosos lugares de la isla m¨¢s grande del Mediterr¨¢neo, pero ninguno ha quedado tan marcado por su pasado como Corleone. El fastuoso y decadente Grand Hotel et des Palmes de Palermo es recordado sobre todo porque es el lugar donde Wagner termin¨® de escribir su ¨²ltima ¨®pera, Parsifal, y mucho menos porque all¨ª, el 1 de octubre de 1955, se celebr¨® la reuni¨®n, convocada por Lucky Luciano, con la que las mafias de las dos orillas del Atl¨¢ntico sellaron su alianza.

La cuesti¨®n est¨¢ en saber por qu¨¦ Corleone, una villa de 11.400 habitantes, con un 15% de paro y cuya econom¨ªa depende en un 70% de la agricultura, una ciudad tan machacada por los invasores, la emigraci¨®n, la Mafia, las guerras, el silencio y la pobreza como cualquier otra del interior de Sicilia, se ha convertido en sin¨®nimo de Cosa Nostra; por qu¨¦ Mario Puzo eligi¨® este nombre para la familia protagonista de El Padrino, por qu¨¦ los turistas se fotograf¨ªan junto al cartel del pueblo, rodeado de chumberas; por qu¨¦ la familia que ha dominado la Mafia en los ¨²ltimos 30 a?os, con Luciano Leggio, Tot¨° Riina y Bernardo Provenzano, proviene de all¨ª. Como en la pel¨ªcula de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso, en la plaza del pueblo vive un loco, y mujeres de negro escrutan la calle desde los balcones mientras los jubilados, todos con coppola, la tradicional gorra siciliana, pasan las tardes en los bancos conversando, en el dialecto local, trufado de palabras espa?olas, de los temas que ocupan la vida p¨²blica: el esc¨¢ndalo del f¨²tbol italiano, la constante ca¨ªda de los precios del campo (sobre todo de la uva y el trigo) ahora que se acerca la cosecha, la falta de trabajo y la emigraci¨®n de los j¨®venes (antes a Alemania, ahora al norte de Italia), y si, tras las elecciones regionales, por fin se va a empezar a construir la autov¨ªa con Palermo (ahora, 60 kil¨®metros se recorren en una hora). Una de las cosas m¨¢s impresionantes de Corleone, una ciudad situada entre dos extra?as monta?as, como dos icebergs de roca, una de las cuales tiene un convento encima, es la cantidad de casas abandonadas que hay en el centro: en un siglo ha llegado a perder la mitad de sus habitantes, aunque nadie lo dir¨ªa por los horribles edificios de varios pisos que se levantan en la parte nueva, un mal com¨²n en Sicilia, empezando por Palermo: no se puede olvidar que la Mafia ha hecho gigantescos negocios con el ladrillo. De hecho, los problemas de infraestructuras que padece la isla tienen muchas veces su origen en el control que tiene la Mafia sobre el sector de la construcci¨®n y en que el dinero desaparece antes de acabar la obra.

Los corleoneses se toman a veces con resignaci¨®n, otras con buen humor y algunas con un mal disimulado malestar el inter¨¦s que despierta su ciudad, aunque cada vez tienen m¨¢s claro el beneficio tur¨ªstico que pueden sacar de su pasado y de su mito. El bar-pasteler¨ªa situado frente al Ayuntamiento, que fabrica unos estupendos dulces de almendra y un famoso licor de hierbas, Amaro -marca El Padrino-, est¨¢ decorado con fotos de la pel¨ªcula de Francis Ford Coppola, y cuando asoman turistas ponen, ante el hast¨ªo o las risas de los parroquianos, la famosa m¨²sica de Nino Rota (uno de los tres hermanos que lo regentan tambi¨¦n la tiene como sinton¨ªa del m¨®vil); pero a la vez despotrican cuando los periodistas se ponen a hacer preguntas. "La gente se cree que aqu¨ª todo el mundo anda con la lupara y la coppola", exclama el padre Calogero Giovinco, p¨¢rroco de San Leoluca y el sacerdote m¨¢s respetado de la villa, que lleg¨® a Corleone hace 31 a?os. "Es una ciudad con gran tradici¨®n hist¨®rica, pero s¨®lo es conocida por la Mafia. Hay muy pocos pueblos que tengan dos santos, san Leoluca y san Bernardo, y un beato", insiste el en¨¦rgico sacerdote, que ha creado un museo etnol¨®gico dedicado a las tradiciones locales. "El bien y el mal? ?ste es un pa¨ªs extra?o?".

"Algunos se averg¨¹enzan de decir que son de Corleone", afirma Francesca Paola Miata, profesora jubilada y actualmente vicepresidenta del Centro de Investigaci¨®n de la Mafia y la anti-Mafia (CIDMA), que tiene su sede a unos pocos metros del Ayuntamiento. "Mis padres son de Corleone, yo se lo digo a todo el mundo y algunos me dicen: 'No lo parece'. '?C¨®mo que no lo parezco!', respondo. Hay gente que se cree que todos somos mafiosos. Somos personas normales y honradas. Estoy orgullosa de haber nacido aqu¨ª, un pueblo que tiene unos hijos estupendos", agrega entre carcajadas. "Existe un mito, pero si hay humo, es que ha habido fuego", se?ala Maria Concetta Pinzolo, de 53 a?os, due?a de la librer¨ªa situada frente al Ayuntamiento, que ofrece en su escaparate bastantes libros sobre la Cosa Nostra. "No es que seamos mafiosos y delincuentes. Hay de todo, como en todos los pueblos del mundo, pero nosotros hemos tenido la desgracia de que nazcan aqu¨ª esos se?ores. Como en tantas ciudades del sur, el principal problema es la falta de trabajo. Nadie se acuerda de los sicilianos", agrega. La renta de Sicilia es casi tres veces inferior a la de las regiones m¨¢s ricas de Italia, como Lombard¨ªa (60% de la media de la renta per c¨¢pita de la UE frente al 160%), mientras que el paro es cuatro veces superior (17,2% frente al 4%).

Algunos c¨¢lculos locales, imprecisos pero basados en la sabidur¨ªa popular, aseguran que actualmente puede haber unas 250 personas relacionadas con la Mafia en Corleone. En su libro Cad¨¢veres excelentes. La Mafia y la muerte de la primera rep¨²blica italiana, una estupenda investigaci¨®n sobre la Cosa Nostra en la segunda mitad del siglo XX, el historiador estadounidense Alexander Stille asegura que el consenso popular en Sicilia situaba en los noventa entre "5.000 y 6.000 el n¨²mero de mafiosos juramentados, mientras que entre 100.000 y 200.000 familias (en una isla de cinco millones de habitantes) depend¨ªan directamente de alguna forma de actividad ilegal de la Mafia". El juez Giovanni Falcone da una cifra similar, aunque con muchas cautelas: "Hay probablemente m¨¢s de 5.000 hombres de honor", escribe en su libro Cosas de la Cosa Nostra (Barataria). Pero, como explica en su despacho de Palermo el fiscal Michele Prestipino, la Mafia no es s¨®lo una cuesti¨®n de amenazas y violencia, sino que ha llegado a convertirse en una cultura muy arraigada en la sociedad. "El poder de la Cosa Nostra no deriva de su fuerza militar, sino del control social que ejerce sobre el territorio en el que se desarrolla. Su objetivo es sustituir las reglas del Estado por las suyas, y cuanto m¨¢s lo consiga, m¨¢s fuerza tendr¨¢", se?ala Prestipino, quien da ejemplos concretos: si hay que recurrir al mafioso para conseguir un puesto de trabajo o para recuperar un coche robado, entonces su poder es grande.

Y aqu¨ª lo fue durante mucho tiempo. "Corleone se convirti¨® en el s¨ªmbolo de la Cosa Nostra porque el fen¨®meno mafioso no se ha limitado a crear un grupo de criminales, sino que ha llegado a crear una mentalidad difusa y unas costumbres sociales utilizadas por parte de la clase dirigente y de la clase pol¨ªtica, que no es nada f¨¢cil erradicar", asegura en una conversaci¨®n telef¨®nica el profesor de la Universidad de Palermo Giuseppe Carlo Marino, autor de Historia de la Mafia. Un poder en las sombras (Ediciones B).

Este poder ha dominado Corleone durante m¨¢s de medio siglo y ha dejado una profunda huella en la memoria colectiva: como Transilvania, es un lugar que se identifica con el miedo. Y en el pasado, a diferencia de lo que ocurre con la bella regi¨®n rumana crisol de culturas europeas, no sin raz¨®n. Dos de los mejores libros de viajes sobre Sicilia ofrecen descripciones muy poco reconfortantes de la ciudad. "En este mundo, uno se topa ocasionalmente con un lugar cuya presencia f¨ªsica y la atm¨®sfera que destila encaja de alguna forma con su reputaci¨®n por acontecimientos siniestros. Corleone es una ciudad as¨ª", escribe el gran viajero brit¨¢nico Norman Lewis, fallecido en 2003, a los 95 a?os, en La Honorable Sociedad. Publicado por primera vez en 1951, este libro ofrece una profunda descripci¨®n de la Mafia y del tejido social en el que nace. "Un total de 153 asesinatos tuvieron lugar en Corleone entre 1944 y 1948, el ¨ªndice de asesinatos de esta ciudad de 18.000 habitantes es seguramente el m¨¢s alto del mundo. Hombres y mujeres visten perpetuamente con ropas negras, gastadas por viejas tragedias; por un padre, cinco a?os; por un hermano, tres; por un hijo, tres? una acumulaci¨®n de duelos que nunca puede terminar. Sus calles transpiran el dolor de esta gente", prosigue Lewis. Cuarenta a?os despu¨¦s, el australiano Peter Robb regresa a Corleone en su monumental Medianoche en Sicilia (Alba Editorial), un relato de viajes que mezcla la historia, la observaci¨®n, la gastronom¨ªa, los personajes, la pol¨ªtica, la literatura y la sombra de la Mafia para componer un fresco impresionante de la isla. Robb lleg¨® en los tiempos de m¨¢ximo terror mafioso. "Quiz¨¢ Corleone no me hubiera dejado tan helado si el autob¨²s no hubiera llegado a la hora de comer", escribe. "El pueblo parec¨ªa muerto, pero hab¨ªa gente detr¨¢s de las persianas. Corleone se volv¨ªa m¨¢s pobre y decr¨¦pito cuanto m¨¢s se acercaba uno al r¨ªo", prosigue Robb, quien relata c¨®mo, al entrar en un bar y pedir una cerveza, 12 cabezas se volvieron a mirarle y todas las conversaciones se callaron. Poco despu¨¦s, el escritor tiene un encuentro de esos que producen escalofr¨ªos, incluso cuando se recuerdan a?os despu¨¦s: se cruza con Giovanni, el hijo de Tot¨° Riina, una especie de Nicu Ceausescu versi¨®n Cosa Nostra, que acab¨® detenido por el secuestro y asesinato de un ni?o de 13 a?os, raptado a los 11 y estrangulado tras dos a?os de sufrimientos (su crimen eran las cuentas pendientes de su padre).

Aquellos que vayan en busca del Corleone de Lewis y Robb encontrar¨¢n vestigios, relatos si tienen suerte, tiempo y paciencia, pero esa ciudad del silencio ya no existe. En una definici¨®n que sigue siendo ampliamente citada, Norman Lewis propone un origen de la palabra Mafia proveniente del t¨¦rmino ¨¢rabe id¨¦ntico que significa lugar de refugio. Sicilia ha sido una isla barrida y maltratada por los invasores extranjeros, que, salvo ¨¢rabes y normandos, fueron nefastos. El origen de la Mafia estar¨ªa en una forma de autodefensa frente a los extranjeros, sobre todo espa?oles y franceses: el principio era que si la ley es injusta, mejor solucionamos los problemas entre nosotros. El mito estaba tan arraigado que el mayor novelista siciliano, Fernando Sciascia, escribi¨®: "Luchar contra la Mafia era en cierta medida luchar contra nosotros mismos". Pero, como explica el historiador Giusseppe Carlo Marino, "la Mafia nace en la organizaci¨®n social derivada de la econom¨ªa del latifundio". Los mafiosos eran los gabellotti, los burgueses que ayudaban a los grandes propietarios a gestionar los campos que trabajaban los campesinos sin tierra por una miseria. No eran Robin Hood: los mafiosos siempre han robado a los pobres para d¨¢rselo a los ricos. "Una de las descripciones m¨¢s impresionantes de Corleone la hizo el periodista Adolfo Rossi cuando visit¨® la ciudad en 1893. Rossi relata el momento del reparto del trigo. El patr¨®n se queda con la mitad y da al campesino la otra mitad. Pero luego le va quitando trigo por diferentes razones, como el pago del aceite para las l¨¢mparas. Al final se queda con un pu?ado, con el que debe hacer la pasta para su familia. Apoyado en el mango de madera de guada?a, una l¨¢grima recorre el rostro del campesino", relata, emocionando como si hubiese visto la escena, Dino Paternostro.

Las cosas tardaron mucho en cambiar. Los campesinos jubilados que pasan las tardes en los bancos de la plaza de Falcone Borsellino, en el parque o en el club de pensionistas se niegan a hablar de la Cosa Nostra -"con nosotros nunca se met¨ªan, resolv¨ªan los asuntos entre ellos"-; pero, sin dar nombre ni apellidos (la desconfianza ante el extra?o sigue estando arraigada), cuentan historias del campo: "No ten¨ªamos ni cuarto de ba?o". "Nos levant¨¢bamos a las cuatro, trabaj¨¢bamos toda la jornada y a veces ten¨ªamos que dormir en las tierras porque no nos daba tiempo a volver a casa".

En sus momentos de m¨¢ximo apogeo, la Mafia aglutinaba todos los poderes y encontr¨® su m¨¢ximo exponente tras la II Guerra Mundial en el doctor Michele Navarra (era hasta el m¨¦dico). Su mausoleo, uno de los m¨¢s impresionantes del cementerio de Corleone, demuestra el poder que lleg¨® a alcanzar, tanto que, seg¨²n cuenta una leyenda que John Dickie, entre otros autores, califica de falsa, los estadounidenses recurrieron a ¨¦l, entre otros jefes de la Cosa Nostra, para que les ayudase en la invasi¨®n de la isla en 1943. Navarra era una Mafia rural, ligada a la tierra, pero las cosas cambiaron mucho con su lugarteniente, Luciano Leggio, que acab¨® ordenando su asesinato en lo que se convertir¨ªa en una marca de los Corleoneses: liquidar a todos los que pudiesen convertirse en una oposici¨®n. "Fue uno de los m¨¢s brutales jefes que haya conocido la Cosa Nostra", explica, ante una foto de Leggio en el tribunal, esposado y con gafas, vestido con un traje impecable, Gino Felicetti, de 40 a?os, un corleon¨¦s que creci¨® en el Reino Unido y que regres¨® hace 15 a?os.

En tours organizados por el Centro Anti-Mafia, Felicetti ense?a los lugares emblem¨¢ticos de la Cosa Nostra a turistas, en su mayor¨ªa estadounidenses, y muestra una y otra vez el lado m¨¢s brutal de la organizaci¨®n. Frente a una foto de Letizia Battaglia (la editorial Cahoba acaba de publicar un libro con sus im¨¢genes, Cr¨®nicas mafiosas, con textos de Joan Queralt) que muestra a un joven ante el ata¨²d abierto de su padre, al que le han disparado en la boca, Felicetti explica a tres visitantes: "La poblaci¨®n viv¨ªa aterrorizada".

La Mafia de Leggio se dedicaba a la construcci¨®n, al tr¨¢fico de drogas y de seres humanos, a los secuestros, a la extorsi¨®n (el famoso Pizzo) y, por encima de todo, al terror. Los beneficios eran tan incre¨ªbles e imposibles de blanquear que la polic¨ªa descubri¨® pisos con todas las habitaciones llenas de billetes. Tot¨° Riina, el sucesor de Leggio, y su entonces lugarteniente, Bernardo Provenzano, alcanzaron un nivel de brutalidad en su guerra contra el Estado italiano hasta entonces desconocido; pero acabaron siendo v¨ªctimas de sus excesos. Tras los asesinatos en 1992 de Falcone y Borsellino, los dos jueces que investigaron a fondo la Cosa Nostra aprovech¨¢ndose de los arrepentidos que decidieron romper la omert¨¢ ante la muerte que les rodeaba (familias enteras eran exterminadas), se hizo m¨¢s fuerte que nunca el movimiento popular anti-Mafia.

Uno de sus s¨ªmbolos fue el rostro de Rosaria Schifani, la viuda de uno de los cinco escoltas asesinados junto a Falcone y su esposa por una bomba en la autopista de Palermo al aeropuerto. "Hombres de la Mafia, os perdono, pero tendr¨¦is que arrodillaros", exclam¨® Schifani en unas palabras que se convirtieron en un s¨ªmbolo. La sociedad italiana respondi¨®. Riina acab¨® en la c¨¢rcel, y la primera Rep¨²blica italiana se hundi¨® en el fango de su corrupci¨®n y de sus lazos con la criminalidad organizada (el partido que hab¨ªa dominado el pa¨ªs desde la II Guerra Mundial, la Democracia Cristiana, desapareci¨®). Provenzano, como nuevo boss desde 1993, puso en marcha la "estrategia de la invisibilidad o de la inmersi¨®n". Se acabaron los cad¨¢veres excelentes, las matanzas; la Cosa Nostra ten¨ªa que hacerse invisible para sobrevivir, volver a dar garant¨ªas a los encarcelados (ayudas a las familias, nada de exterminios) para que respetasen la omert¨¢, comunicarse con los pizzini (papeles que pasaban de mano con mensajes), los hombres de honor deb¨ªan vivir con austeridad?

El jefe de polic¨ªa de Corleone, Gianfranco Minissale, de 34 a?os, no recuerda cu¨¢ndo fue el ¨²ltimo asesinato mafioso; sin duda, hace m¨¢s de una d¨¦cada. "Eso no significa que la Mafia no siga ah¨ª, pero la ciudad est¨¢ mucho m¨¢s tranquila y habitable", explica. Ahora, con Provenzano, el ¨²ltimo de los jefes Corleoneses, cumpliendo varias condenas perpetuas, nadie sabe lo que va a pasar, qu¨¦ har¨¢ la Cosa Nostra para sobrevivir. "Es una p¨¦rdida de la que la Mafia no se recuperar¨¢, el pr¨®ximo capo ya no tendr¨¢ la experiencia de alguien que controla los canales pol¨ªticos, sociales y econ¨®micos, pero tambi¨¦n a los pastores", explica el ex alcalde de la ciudad, Pippo Cipriani, que impuls¨® las expropiaciones de los bienes mafiosos y todav¨ªa tiene escolta.

"Tenemos indicios, pero es muy dif¨ªcil saber cu¨¢l ser¨¢ el futuro equilibrio en la Cosa Nostra. Tenemos datos que indican que la captura de Provenzano ha creado grandes problemas. No ser¨¢ f¨¢cil reemplazarlo", explica el fiscal Prestipino. "Es el ¨²ltimo representante de los capos que organizaron y ganaron la guerra contra la Mafia de Palermo. Ten¨ªan un sentido muy territorial de la Cosa Nostra. Eran personas muy particulares: un confidente nos dijo que si Riina y Provenzano ten¨ªan una diferencia, se sentaban en una mesa y no se levantaban hasta que no la solucionaban", prosigue el fiscal en su despacho, lleno de expedientes. "La Cosa Nostra se encuentra tocada por los arrestos, debilitada; el problema est¨¢ en saber cu¨¢nto. Hay que atacar las ra¨ªces del problema, y combinar las acciones policiales con las medidas sociales, con la inversi¨®n en recursos".

El silencio que se rompi¨® primero en Palermo y luego en Corleone no regresar¨¢. El fantasma de Corleone, como se conoc¨ªa a Provenzano durante su fuga, est¨¢ encarcelado en una prisi¨®n de alta seguridad, y las passeggiate nocturnas se han convertido en algo habitual. Quiz¨¢ Corleone, y la isla, llegue alg¨²n d¨ªa a ser m¨¢s fuerte que su leyenda; quiz¨¢ el movimiento antiextorsi¨®n que se est¨¢ organizando en el centro de Palermo (www.addiopizzo.org) consiga ganar m¨¢s espacios para la sociedad. Pero, mientras tanto, el fiscal Prestipino vive en un b¨²nker, siempre escoltado y con su familia en un lugar seguro lejos de Sicilia. Los fantasmas siguen ah¨ª, ajenos al bullicio tur¨ªstico.