Almudenas por doquier
No hay en este momento un libro mejor ¡°colocado¡± en la mayor¨ªa de los puntos de venta que ¡®La madre de Frankenstein¡¯
1. Premio
Lo mejor de acudir a la proclamaci¨®n del Premio Biblioteca Breve es encontrarte con gente a la que no ves a menudo. A m¨ª me suelen invitar a los premios como espectador, nunca como jurado: supongo que me lo he ganado a pulso, porque me he pasado la vida hablando de las marruller¨ªas de la mayor¨ªa de los que convocan las editoriales privadas. Claro que, como tambi¨¦n he explicado a menudo, no todas las martingalas son del mismo calibre, y la gama de las triqui?uelas se extiende desde el ofrecimiento claro y sin ambages del premio a un autor/a al que, en todo caso, se invita al parip¨¦ de presentarse (en alg¨²n caso, mediante negociaci¨®n con su agente), o a la apertura clandestina del sobre que esconde la plica (padec¨ª a un consejero delegado que suger¨ªa a sus editores que las abrieran al vapor) para saber si el autor/a es o no ¡°premiable¡±, hasta la m¨¢s o menos inocente elecci¨®n del jurado (autores cercanos a la casa, etc¨¦tera), que siempre suele ser impar para evitar problemas de empate o que alguien se empecine demasiado en llevar la contraria al candidato/a de quien lo convoca.
Sin embargo, debo reconocer que, en el ¨²ltimo lustro, se ha producido una clara mejor¨ªa: a pesar de que un premio a una obra in¨¦dita supone siempre un riesgo econ¨®mico, a estas alturas casi ninguna editorial se atreve a los frangollos de anta?o, cuando el nombre del ganador/a de alguno de los premios mejor dotados era conocido urbi et orbi semanas antes de que se proclamara oficialmente. La consigna de los departamentos de mercadotecnia ¡ªque mandan en los grandes grupos m¨¢s que Jennifer Lopez en la Super Bowl¡ª fue que hab¨ªa que represtigiar al premio para evitar la befa y desafecci¨®n del lectorado, y que, una vez recuperado el lustre de la honradez, ellos ya se ocupar¨ªan del resto; como dec¨ªa mi admirado Juan Jos¨¦ Saer, ¡°la comunicaci¨®n empresarial dirigida a los medios, donde ya se est¨¢ sugiriendo lo que hay que decir del producto, vuelve superflua la cr¨ªtica¡±.
En todo caso, el Biblioteca Breve se apunt¨® muy pronto a la tendencia regeneradora. Este a?o ¡ªy tras la relativa decepci¨®n de libreros, cr¨ªtica y lectores ante el intento de Elena Ram¨ªrez, una de las editoras m¨¢s inteligentes que conozco, de conectar con la juventud tuitera y megustona que supuso el pasado galard¨®n a la semidesconocida (excepto para los seguidores de su blog Relocos y recuerdos) y jovenc¨ªsima Elvira Sastre¡ª, el premio ha reca¨ªdo en otra semidesconocida, aunque con m¨¢s preparaci¨®n y fuste: en cuanto se hizo p¨²blico el nombre de Raquel Taranilla y su t¨ªtulo, Noche y oc¨¦ano, los pocos que ya lo hab¨ªan le¨ªdo se apresuraron a aclararnos a los que no lo hab¨ªamos hecho que se trataba de un texto mucho m¨¢s elaborado, que est¨¢bamos ante el mejor ¡°Biblioteca Breve¡± desde la ¨¦poca del cazador prehist¨®rico del logo de Seix Barral (a quien, por cierto, se le restituy¨® el peque?o pene en los ochenta), y blablabl¨¢.
Todo ello reforzado con la impresi¨®n de solidez y atrevimiento que dej¨® su autora en su primera comparecencia ante los medios. Desde el equ¨ªvoco titular de La Vanguardia en su rese?a del d¨ªa siguiente, que entrecomillaba sin matizarla una de sus frases m¨¢s citadas (¡°mi novela nace de la rabia contra Vila-Matas¡±), hasta sus declaraciones sobre la situaci¨®n de los profesores y del mundo acad¨¦mico espa?ol (¡°una mierda¡±), todo indica que, desde el punto de vista de la imagen, esta se?ora profesora sabe perfectamente el suelo que pisa y c¨®mo dirigirse a los medios. Ahora solo falta leer la novela (que, por cierto, se inicia cuando la protagonista lee la noticia del robo del cr¨¢neo de Murnau, el genio de Nosferatu; 1922).
Para que se hagan una idea ¡ªaunque sea tenue e imperfecta¡ª de qu¨¦ tem¨¢ticas interesan hoy a los novelistas ¡ªtanto a los ya publicados como a los que se mueren por serlo¡ª, pueden servir algunos datos proporcionados por Seix Barral: de los 936 manuscritos (mayoritariamente virtuales) presentados, la mayor¨ªa (175) fueron policiacos, negros o ¡°de misterio¡±, seguidos de biogr¨¢ficos, memorialistas y autoficci¨®n (104), fantas¨ªa y ciencia-ficci¨®n (92) y romances, sentimentales o er¨®ticos (82). De la novela hist¨®rica, el furor editorial de hace una d¨¦cada, queda poco rastro.
2. Datos
El t¨ªtulo de este sill¨®n carece de secreto: ya se habr¨¢n dado cuenta de que La madre de Frankenstein (Tusquets), quinta entrega de los Episodios de una Guerra Interminable, de Almudena Grandes, est¨¢ por todas partes. En las teles ¡ªy no solo en las de Planeta¡ª, en las radios, en los anuncios y, sobre todo, en las librer¨ªas, incluso en las m¨¢s insignificantes. Mi vecina de asiento en el Ave a Barcelona le¨ªa con fruici¨®n su ejemplar reci¨¦n adquirido, y las pilas de copias en las librer¨ªas ferrocarrileras de Puerta de Atocha y Sants ¡ªun baremo incontrovertible para conocer las perspectivas comerciales de los superventas¡ª desafiaban audazmente las m¨¢s elementales leyes del equilibrio.
Almudena Grandes, probablemente la novelista espa?ola m¨¢s premiada, ha conseguido, como le ocurri¨® ¡ªmutatis mutandis¡ª a su maestro Gald¨®s, un lectorado casi cautivo y c¨®mplice que se apunta con pasi¨®n a todo lo que publica y ¡ªlo que es importante desde el punto de vista sociol¨®gico¡ª que recibe sus columnas semanales con asentimiento, digamos, preventivo. Sus editores conocen su predicamento y saben estar a la altura, por la cuenta que les trae: no hay en este momento un libro mejor ¡°colocado¡± en la mayor¨ªa de los puntos de venta. No me extra?ar¨ªa que, del mismo modo que Sidi (Alfaguara, Random House), de P¨¦rez Reverte, se convirti¨® en el m¨¢s vendido de 2019, La madre de Frankenstein, ¡°su novela m¨¢s intensa y emotiva¡± (paratextos editoriales), est¨¦ entre los grandes superventas de 2020.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.