Siempre habr¨¢ sangre para Dr¨¢cula
Una exposici¨®n ahonda en el vampiro como figura art¨ªstica, influencia er¨®tica y espejo de la sociedad
En 2003, el fot¨®grafo dan¨¦s Joachim Koester fue invitado a visitar Rumania, y decidi¨® centrarse en Transilvania. All¨ª retrat¨® el camino que realiz¨® el abogado Jonathan Harker a trav¨¦s del paso de Borgo hasta el valle de Bargau, en los C¨¢rpatos, donde se sit¨²a el castillo del conde Dr¨¢cula. Aquel viaje fue inventado por Bram Stoker para su novela Dr¨¢cula (1897), que introdujo a los vampiros en la ¨¦poca moderna. Stoker nunca pis¨® el continente europeo, aunque acert¨® con su descripci¨®n de los bosques transilvanos. Sin embargo, lo que Koester encontr¨® fue los restos paisaj¨ªsticos de una dictadura comunista, y una terrible deforestaci¨®n. Donde en el libro se erig¨ªa el castillo del conde, se levant¨® en 1982 el hotel Conde Dr¨¢cula, otra lamentable muestra de gris urbanismo de los reg¨ªmenes comunistas, rodeada de ruinas de inversiones inmobiliarias capitalistas. Y Koesler as¨ª lo refleja en sus fotograf¨ªas, actas de aquella ficticia memoria hist¨®rica. Ni rastro de la magia, el misterio y el erotismo de los vampiros en la cuna de su leyenda.
En cambio, los fans de los chupasangres, ¨ªncubos, s¨²cubos, revenants, nosferatus y nachzehrers disfrutar¨¢n con la exposici¨®n Vampiros (la evoluci¨®n del mito), que hoy se inaugura en la sede madrile?a de CaixaForum. Coorganizada por La Cin¨¦math¨¨que Fran?aise, la muestra, procendente de Par¨ªs, viajar¨¢ en julio a Barcelona. Matthieu Orl¨¦an, comisario de la muestra a la que ha dedicado cuatro a?os de trabajo, explica que la primera pel¨ªcula sobre los vampiros, Nosferatu (1922), de Murnau, es la puerta perfecta a este universo: ¡°Cuando el protagonista cruza el puente hacia la fortaleza, los fantasmas vienen hacia ¨¦l, un perfecto paralelismo con el cine, donde los fantasmas, los vampiros, saltan de la pantalla hacia el espectador¡±.
La exposici¨®n re¨²ne 362 piezas de todo tipo, incluidas las fotos de Koester: el hipn¨®tico abrigo / capa roja usado por Gary Oldman en Dr¨¢cula de Bram Stoker (1992), de Francis Ford Coppola; la careta y los guantes-manos con los que Klaus Kinski se convert¨ªa en el protagonista del Nosferatu (1979), de Werner Herzog;?un dibujo de Tim Burton para Sombras tenebrosas (2012); las notas manuscritas de la adaptaci¨®n a obra de teatro que realiz¨® el mismo Stoker de su novela... ¡°Con este recorrido podemos ver c¨®mo evoluciona la iconograf¨ªa del vampiro, que pasa de ser un noble rumano anclado en las viejas tradiciones feudales a personajes m¨¢s emp¨¢ticos, modernos, casi pertenecientes a la generaci¨®n beat¡±, incide Orl¨¦an. ¡°Cada d¨¦cada tiene una pel¨ªcula grande de vampiros. Y en los ¨²ltimos a?os han estallado las series¡±. De paso, el comisario explica que la sociedad usa los vampiros para proyectar sus temores. ¡°En los ochenta el VIH, con directa relaci¨®n con la sangre, marc¨® el cine de este g¨¦nero. Hoy el audiovisual sobre los chupasangres se centra en la relaci¨®n con nuestros cuerpos y con la inclusi¨®n de las minor¨ªas en la sociedad¡±. De los m¨¢s de 400 productos audiovisuales que se adentran en este mundo, en la exposici¨®n hay fragmentos de unas sesenta agrupadas en 15 piezas. ¡°Las historias de vampiros han ido m¨¢s all¨¢ para integrarse en el contexto pol¨ªtico¡±, asegura el comisario. En la sala dedicada al Vampiro / Pol¨ªtico, carteles de Una chica vuelve a casa sola de noche (2014), de Ana Lily Amirpour, ¡°el primer spaghetti western del cine iran¨ª¡±, y de Solo los amantes sobreviven (2013), de Jim Jarmusch, envuelven obras sugerentes, como una portada de LA Weekly de 2004 dise?ada por Shepard Fairey (Obbey) con un George W. Bush como Dr¨¢cula (incluidos colmillos, sonrisa sard¨®nica y gotita de sangre) o un cuadro de Basquiat, Beast (1983). El material de Vampiros procede de una treintena de museos.
Conexiones entre obras
La exposici¨®n arranca con varios grabados de la serie Caprichos de Goya: Mucho hay que chupar o No te escapar¨¢s parecen inspiraciones directas de las novelas posteriores. ¡°Como comisario¡±, cuenta Orl¨¦an, ¡°me gusta jugar a encontrar posibles conexiones entre obras. Si el siglo XVIII es el triunfo de las narraciones orales vamp¨ªricas, en el XIX estas historias pasan a la literatura y en el XX Dr¨¢cula lidera el asalto al audiovisual¡±.
Otras de las salas ahonda en la cara po¨¦tica de esta raza nocturna. Una faceta alentada por int¨¦rpretes como Theda Bara, estrella del cine mudo que posaba con calaveras y serpientes, o el m¨ªtico Bela Lugosi, que sumaba a su presencia un duro acento en ingl¨¦s procedente de su Rumania natal. A su lado aparece uno de los autorretratos art¨ªsticos de Cindy Sherman, caracterizada como Judit sujetando la cabeza segada de Holofernes, y una portada de Harper's Bazaar de marzo de 1943 en la que la modelo Betty Perske, l¨¢nguida y p¨¢lida a sus 18 a?os, espera para donar sangre. Al a?o siguiente Perske debutar¨ªa en el cine con otro nombre: Lauren Bacall.
En otra estancia aparece el Vampiro / Er¨®tico. Aqu¨ª, en una salita escondida pueden verse im¨¢genes de pel¨ªculas de Vicente Aranda, Jess Franco ¡ªel cine espa?ol ha explorado fruct¨ªferamente este submundo¡ª, secuencias de El ansia, de Tony Scott... ¡°Si los fantasmas son et¨¦reos y los zombis, catal¨¦pticos, los vampiros en cambio son sexuales¡±, explica Orl¨¦an. Hay tambi¨¦n espacio para Carmilla, la vampira lesbiana protagonista de la novela corta de Sheridan Le Fanu de 1872, y pintada por la surrealista Leonor Fini.
Queda el Vampiro / Pop, con el conde Draco de Barrio S¨¦samo, las p¨¢ginas del c¨®mic Dr¨¢cula, pintadas al ¨®leo por Fernando Fern¨¢ndez en 1982... O las fotos de James Dean en un ata¨²d. Las realiz¨® en 1955 Dean Stock, siete meses antes de que muriera el actor y su leyenda le convirtiera en inmortal. Como los vampiros.
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