Algo le pasa a los Oscar

Por primera vez en multitud de a?os no vi la ceremonia de los Oscar y tampoco me enter¨¦ de la identidad de los bienaventurados hasta varios d¨ªas despu¨¦s. Ninguna a?oranza por mi parte. Durante mucho tiempo los ve¨ªa acompa?ado de amigos, en noches desaforadamente et¨ªlicas y en las que pod¨ªa ocurrir cualquier cosa en la cercan¨ªa del amanecer, cuando entregaban los premios gordos. Y ocurr¨ªa algo curioso, en mi caso vergonzante. Mis colegas se dedicaban al periodismo deportivo. O sea, al f¨²tbol. Se supon¨ªa que el especialista en cine era yo. Y hac¨ªamos siempre una porra. Jugosa, creo recordar. No la gan¨¦ nunca. A¨²n peor, creo que no acert¨¦ jam¨¢s ni un solo premio. Hay que ser zoquete. Sin embargo, algunos de los futboleros hab¨ªan estudiado seriamente a lo largo del a?o el c¨¢lculo de posibilidades. Aquellas gozosas reuniones consegu¨ªan que se esfumara el tedio que suele acompa?ar a la suprema fiesta del cine. En los ¨²ltimos a?os me la trago en soledad, dando frecuentes cabezadas. Ya no hay presentadores, algo que supon¨ªa un aliciente cuando ejerc¨ªa esa funci¨®n alguien tan divertido como Billy Cristal. Tambi¨¦n me apuntar¨ªa a cualquier gala que estuviera conducida por ese se?or tan insolente como ¨¢cido llamado Ricky Gervais.

Y me entero posteriormente este a?o de que la tarta completa se la ha llevado el director coreano Bong Joon-ho. ?Un milagro? No. Al parecer, los miembros de la Academia han crecido espectacularmente, la media de edad ha descendido bastante, hay gente de m¨²ltiples nacionalidades. Y han decidido que la ¨²nica reina de la fiesta, la m¨¢s bella e inteligente, la que re¨²ne todos los dones y atributos es la pel¨ªcula coreana Par¨¢sitos. Y vale, est¨¢ muy bien, es imprevisible y original, mezcla con soltura e inteligencia varios g¨¦neros, funcionan la mordacidad y el sarcasmo. Pero no me parece la bomba, no formar¨ªa parte de esa filmoteca que, con permiso de Cabrera Infante, es mi Arcadia todas las noches. Y me parece una injusticia y un disparate que la acumulaci¨®n de galardones que ha conseguido Par¨¢sitos implique que hayan sido despreciadas dos pel¨ªculas tan poderosas y memorables como El irland¨¦s y 1917.

Y bendito sea el director coreano. Ha conseguido lo que lamentablemente no lograron el a?o anterior dos directores excepcionales como el polaco Pawel Pawlikowski y el mexicano Alfonso Cuar¨®n con dos obras maestras tituladas Cold War y Roma. Ambas habitan en mi filmoteca y no se agotan en cada nueva visi¨®n. Ya volver¨¦ a ver Par¨¢sitos cuando aparezca en las plataformas digitales, pero no tengo excesiva prisa. Y hago memoria de unos cuantos creadores (s¨¦ que el t¨¦rmino puede resultar enf¨¢tico, pero resulta que se dedicaban a crear) que nunca recibieron el Oscar por su direcci¨®n. Le ocurri¨® a dos de los narradores visuales m¨¢s fascinantes que ha dado la historia del cine, gente cuyas c¨¢maras hablaban con un lenguaje superdotado, capaces de describir las sensaciones y emociones m¨¢s fuertes. O sea, Alfred Hitchcock y Orson Welles. Tampoco el Oscar al mejor director le fue concedido a Fritz Lang, a Jean Renoir, a Howard Hawks, a Roberto Rossellini, a Charles Chaplin, a Stanley Kubrick, a Luis Garc¨ªa Berlanga, a Luis Bu?uel, a Akira Kurosawa, a Sidney Lumet. Qu¨¦ paradoja. Lo cual es una verg¨¹enza para el Oscar. El arte de esta gente tampoco necesitaba reconocimientos acad¨¦micos, pero si existen los premios lo racional y lo evidente es que se los hubieran concedido.