Luz (de gas) al final del t¨²nel
Los m¨¢s optimistas afirman que en junio ya estar¨¢ en marcha la recuperaci¨®n del coma inducido al que se ha sometido a la econom¨ªa y a la vida social y familiar
1. Irrealidad
Esto va para largo. Lo noto, entre otros s¨ªntomas m¨¢s luctuosos y tremendos, por la insistencia con la que en redes sociales y webs de instituciones y particulares recomiendan novelas m¨¢s bien gordas, de esas que (casi) nadie termina en menos de una semana de lectura intensiva. Cada vez que escucho a la se?ora Montero, la torrencial garladora y lenguaraz portavoz del Gobierno, aumenta la sensaci¨®n de irrealidad que produce la confusi¨®n temporal inducida por el confinamiento ¡ªcuando lean esto, si es que a¨²n hay alguien ah¨ª, llevaremos m¨¢s d¨ªas encerrados que Xavier de Maistre en su Viaje alrededor de mi habitaci¨®n (Funambulista)¡ª: a menudo tengo la sensaci¨®n de estar contemplando en la tele una terror¨ªfica pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n sobre la covid-19, un relato sobre un virus que, en un remoto futuro, golpea duramente a una humanidad desprevenida, mientras los sobrevivientes aplauden desde sus balcones a los esforzados soldados de vanguardia.
A esa cada vez m¨¢s compartida sensaci¨®n de irrealidad (a la que, sin duda, contribuye la muy buscada ausencia de escenas dram¨¢ticas en los reportajes televisivos: la muerte est¨¢ ah¨ª, pero es algo lejano, el luto concierne solo a los familiares, el presidente lleva corbatas de colores) contribuyen noticias como la de que la Haus der Geschichte ?sterreich (casa de la cultura austriaca) ya est¨¢ preparando ¡ª?desde el 17 de marzo!¡ª una futura exposici¨®n sobre el coronavirus, para la que lleva semanas recabando objetos y ?recuerdos! de la poblaci¨®n. La muestra tendr¨¢ lugar en su sede de la Heldenplatz, donde, por cierto, Hitler pronunci¨® el encendido discurso que fascin¨® a los (entonces) rendidos vieneses, y con cuyo nombre, Heldenplatz (Akal, 1988), Thomas Bernhard (que se estar¨¢ revolviendo en su tumba) titul¨® uno de sus mejores y m¨¢s escandalosos dramas.
2. Optimismos
Los m¨¢s optimistas ¡ªentre los que, ?ay!, nunca me he encontrado¡ª afirman que el primer lunes de junio, cuando los cristianos celebran el Pentecost¨¦s, que marca el fin de la Pascua, habr¨¢ pasado la primera fase de lo peor, y ya estar¨¢ en marcha la recuperaci¨®n del coma inducido (as¨ª lo llama Paul Krugman, tan le¨ªdo por los socialdem¨®cratas) al que se ha sometido a la econom¨ªa y, m¨¢s all¨¢, a la vida social y familiar. Es decir, que al final del t¨²nel lo que hay es m¨¢s bien una desasosegante luz de gas, como la que Charles Boyer empleaba para trastornar a Ingrid Bergman en Luz que agoniza (1944), la estupenda pel¨ªcula de George Cukor.
Me encantar¨ªa ser m¨¢s positivo, como tambi¨¦n me gustar¨ªa compartir el convencimiento un poco trist¨®n del ministro de Sanidad, Salvador Illa, encarnaci¨®n perfecta de aquella m¨¢xima aristot¨¦lica (en la ?tica nicom¨¢quea, 1103a, 32-34) seg¨²n la cual ¡°lo que debemos aprender antes de poder actuar, lo aprendemos actuando¡±: es decir, que ¡°nos hacemos citaristas tocando la c¨ªtara¡±, equivoc¨¢ndonos una y otra vez hasta que suene bien. Un ministro, por cierto, que cuando desgrana sus cifras y sus esperanzas siempre me trae a la memoria aquella an¨¦cdota de Mar¨ªa Antonieta en la que, cuando la reina estaba ya ante la guillotina justiciera (16 de octubre de 1793), pis¨® inadvertidamente al verdugo y se disculp¨® inmediatamente dici¨¦ndole ¡°perd¨®neme, se?or, lo he hecho sin querer¡±.
Por lo dem¨¢s, sigo lav¨¢ndome las manos varias veces al d¨ªa como un aut¨®mata con trastorno obsesivo compulsivo (TOC) o, por citar a uno de mis personajes literarios favoritos, como hac¨ªa la culpable lady Macbeth (¡°?Fuera, maldita mancha!¡±; Macbeth, acto V-I), y, aunque no llego a arrojar a la caja de desechables todos los libros que leo y manoseo, poco me falta: una de las (pocas) ventajas de los e-books, cuya venta ha crecido tanto estas ¨²ltimas semanas, es que no hay que desinfectarlos.
3. Consuelos
M¨¢s que verdaderos consuelos, sus ers?tze, sus sustitutos. Echo de menos mis viajes y me alivio leyendo los de otros. En el ¨ªncipit del absurdamente agotado Viaje por Espa?a en la ¨¦poca de Carlos III (Turner) encuentro una frase enternecedora: ¡°El que quiera viajar c¨®modamente por Espa?a debe poseer una buena constituci¨®n f¨ªsica y llevar consigo dos buenos criados, cartas de cr¨¦dito para las principales ciudades y una buena recomendaci¨®n para las mejores familias, tanto para aquellas cuyos miembros son espa?oles como las formadas por extranjeros establecidos en el pa¨ªs¡±. As¨ª lo haremos cuando podamos, queridos/as, nos van a sobrar tarjetas de cr¨¦dito y los dineros de la recesi¨®n nos saldr¨¢n por las orejas.
A¨²n m¨¢s aventura (y apasionante drama siniestro, con motines, naufragios, codicias, traiciones, asesinatos) encuentro en El Batavia (Antonio Machado), de Peter FitzSimons, que relata la odisea novelesca del buque insignia de la Compa?¨ªa Oriental de las Indias Holandesas en su azaroso viaje desde ?msterdam (1629) a Australia por la ruta de las especias. M¨¢s cercano culturalmente se encuentra S¨¢bado noche (Temas de Hoy), de Susan Orlean, una cr¨®nica por ciudades estadounidenses para averiguar c¨®mo experimentan algunos de sus habitantes (ricos, indigentes, y como usted y como yo) la ¡°fiebre¡± sabatina.
4. Coda-Covid
?El covid o la covid?: lo he escuchado y le¨ªdo de las dos maneras, con lo que, para colmo, en la denominaci¨®n de la pandemia asesina tambi¨¦n subyace una (posiblemente) ideol¨®gica cuesti¨®n de g¨¦nero. Se lo tengo que comentar a mi amigo el acad¨¦mico Pedro ?lvarez de Miranda, siempre atento a esas cuestiones, y que me corrigi¨® hace poco mi uso inadecuado del adjetivo ¡°epiceno¡±; como el ministro Illa, aprendo equivoc¨¢ndome. A cambio le contar¨¦, por si no lo sabe, una de las peque?eces l¨¦xicas que he aprendido en las horas m¨¢s perezosas del encierro: en 1940, cuando el Ej¨¦rcito de EE UU distribuy¨® entre las tropas el chaleco salvavidas inflable, los soldados lo bautizaron con un marbete de lo m¨¢s apropiado: maewest. Ser¨ªa por algo.
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