Cuatro autoras cl¨¢sicas de novela negra que no deber¨ªan perderse
Traemos cuatro libros que est¨¢n en las librer¨ªas, de cuatro buenas escritoras, dos novelas y dos conjuntos de relatos, una manera ideal de zambullirse en sus cr¨ªmenes y misterios
El mercado editorial vive una continua reedici¨®n de cl¨¢sicos que en el g¨¦nero que nos concierne incluye tambi¨¦n recopilaciones, alg¨²n in¨¦dito, versiones m¨¢s elegantes (la de Navona de La piedra lunar el cl¨¢sico de Willkie Collins, sin ir m¨¢s lejos)y una apuesta por autores que han pasado desapercibidos de manera injusta. Hoy traemos cuatro mujeres que han vivido una suerte dispar entre los lectores espa?oles, pero que nunca han disfrutado del ¨¦xito que merecen. Dos novelas inmensas y dos recopilaciones de relatos forman la selecci¨®n. Todas se pueden encontrar en las librer¨ªas, as¨ª que elijan la que les pille m¨¢s cerca y si pueden, vayan. Mientras, pasen y lean.
Laura, Vera Caspray (Alianza, traducci¨®n de Pilar de Vicente). Laura, Laura, Laura. La fascinaci¨®n que genera un personaje creado a principios de la d¨¦cada de los cuarenta del siglo pasado y que da veinte vueltas a muchos de las figuras femeninas de la ficci¨®n de hoy es inagotable. El argumento es de sobra conocido (qui¨¦n y por qu¨¦ han matado a Laura), as¨ª que centr¨¦monos en las virtudes. Laura est¨¢ muerta, cero destripes aqu¨ª, por lo que la vemos en los ojos de quienes la conocieron: esencialmente el insoportable Waldo Lydecker (su padrino en su camino de ascenso profesional y social) y Mark McPherson, el polic¨ªa escoc¨¦s rudo y letraherido, hecho a s¨ª mismo, enganchado sin remedio a la figura de Laura. La conversaci¨®n entre los dos al inicio del libro es magn¨ªfica, preludio de lo que nos espera en un libro que mezcla con habilidad distintos g¨¦neros y voces. Cuando el que habla es Shelby, el hombre amado por Laura, uno no entiende qu¨¦ ha visto en ese pijo venido a menos, ese vago pretencioso, y eso no hace sino engrandecer el personaje. Hay un par de cosas que no se pueden contar y que si acceden por primera vez a esta ficci¨®n, si todav¨ªa no la han le¨ªdo o no han visto el extraordinario filme de Otto Preminger, van a disfrutar a tope. Quienes s¨ª lo hayan hecho, estar¨¢n esbozando ahora una sonrisa. Saben de qu¨¦ hablo. Literatura de la buena.
En un lugar solitario, Dorothy B. Hughes (Gatopardo, traducci¨®n de Ram¨®n de Espa?a). Es elogiable el gusto con el que esta editorial selecciona las peque?as joyas que va recuperando para el lector en espa?ol. En este caso, un cl¨¢sico may¨²sculo. Los ?ngeles, finales de los a?os cuarenta. Dos j¨®venes con distintas aspiraciones en la vida se reencuentran tras haber combatido juntos en la II Guerra Mundial. Brub es polic¨ªa, un tipo ordenado con una vida ordenada entregada a su mujer, Sylvia, y a perseguir al mal. Dix es un joven disoluto y es el mal. Un tipo aburrido que mata mujeres y decide acercarse a su amigo para recrearse. Escrita en 1947, en una ¨¦poca gloriosa de la novela negra, En un lugar solitario es una aproximaci¨®n a la mente criminal poco vista hasta entonces, mucho m¨¢s moderna y compleja que el 90% de los psic¨®patas que pueblan el g¨¦nero hoy. Pero el libro tiene, adem¨¢s, dos personajes femeninos excelsos y un final que proyecta la novela 80 a?os hacia delante. La autora se cas¨® en 1932 y estuvo ocho a?os sin publicar nada. M¨¢s tarde asegur¨® que las obligaciones familiares le robaron la tranquilidad que necesitaba para escribir. Igual nos hemos perdido alg¨²n cl¨¢sico m¨¢s por el camino. Luego, si quieren, se pueden ver la pel¨ªcula, dirigida por Nicolas Ray e interpretada por Humphrey Bogart y Gloria Grahame, ah¨ª es nada, pero antes l¨¦anse este cl¨¢sico. Imprescindible.
Una, o dos, de relatos
No duermas m¨¢s, P.D. James (Siruela, traducci¨®n de Raquel Garc¨ªa). Seis historias recogidas bajo el lema, la frase m¨¢s bien, que aterroriz¨® a Macbeth, seis maldades la mayor¨ªa contadas en primera persona y con un esquema que funciona siempre: el narrador echa la vista atr¨¢s para recordar la historia y, sin nada escabroso o necesariamente violento pero con giros siempre acertados y divertidos para el lector, ofrecer una soluci¨®n. El cumplea?os del se?or Millcroft, por ejemplo, es una excelente muestra de la capacidad de James para crear personajes que son muy parecidos a nosotros, es decir, preparados para el rencor y las peque?as maldades. La ni?a que adoraba los cementerios es de los pocos no escritos en primera persona y tiene algo inquietante, casi sucio, y uno de los mejores finales. En Una residencia muy deseable juega con eso de ¡°cuidado con lo que deseas no vaya a hacerse realidad¡±. Pero el que mejor resume toda la capacidad de James para rematar un cuento con todas las piezas en su sitio es El asesinato de Papa Noel, en el que tambi¨¦n utiliza esas referencias al g¨¦nero y a los escritores que tanto le gustan. Muy acertada selecci¨®n, muy divertidos textos y, si no han le¨ªdo a P.D. James, quiz¨¢s la mejor manera de acercarse a la autora brit¨¢nica.
Una pizca de locura, Ruth Rendell (Menoscuarto ediciones, traducci¨®n de Susana Carral). Dice Sophie Hannah en el pr¨®logo de esta edici¨®n: ¡°En el universo de Rendell lo raro es absolutamente habitual. No existe un Nosotros(buenos) y un Ellos (malos). En su ficci¨®n no adecenta a la gente. Comprende que la mayor¨ªa de la gente real es m¨¢s rara de lo que la mayor parte de las novelas permite que sean sus protagonistas¡±. Adem¨¢s de las novelas que le llevaron a vender m¨¢s de 20 millones de ejemplares en todo el mundo, Rendell escribi¨® siete libros de relatos. Los que aparecen en esta edici¨®n no fueron publicados nunca de esta manera. En ellos se ve el control que esta se?ora ten¨ªa sobre el g¨¦nero. Buena prueba de ello es el cuento que da t¨ªtulo al libro, un relato en primera persona que va por un camino claro, en apariencia. Pero la autora se ha guardado una sorpresa ?para la ¨²ltima l¨ªnea! ?y funciona! Eso es manejar los resortes. Hay mucho hombre matando, o intent¨¢ndolo, o directamente fracasando, y mucha iron¨ªa sobre el oficio de escritor y el g¨¦nero que la convirti¨® en una escritora tan popular. Y, de regalo, un ¨²ltimo relato sobre una familia que sabe que el mundo se ha acabado y se limitan a esperar que les llegue la hora. No es negro, pero en ¨¦l Rendell vuelve a mostrar su capacidad para generar intranquilidad.
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