Laboriosas hormigas
El experto en biolog¨ªa evolutiva Edward O. Wilson aborda en ¡®G¨¦nesis¡¯, a trav¨¦s del conocimiento de los insectos, el origen de las sociedades como el resultado de la determinaci¨®n gen¨¦tica y de la selecci¨®n natural
![Vista cenital de un paso de peatones abarrotado de gente.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/CBN7KUFRN5FA2QCCFWYKRVVFM4.jpg?auth=2405f23c3a2f2f2254021ea16466c2d50a234bc5aec3e374f2d0ef800c7c7efa&width=414)
Desde que Darwin publicara El origen de las especies, no han cesado las discusiones cient¨ªficas sobre la evoluci¨®n de la vida en nuestro planeta, y aun en el universo. La selecci¨®n natural que preconiz¨® choc¨® en su tiempo con las convicciones e ideas creacionistas. Superado el conflicto religioso que supon¨ªa reconocer que la humanidad procede del mono y no de un soplo divino, hoy las investigaciones se centran en saber hasta qu¨¦ punto nuestro comportamiento social se inscribe tambi¨¦n en esa selecci¨®n natural de cambios aleatorios, que nos lleva a construir comunidades seg¨²n patrones de comportamiento y organizaci¨®n parecidos al de otras especies como, por ejemplo, las hormigas. Desde un punto de vista filos¨®fico la pregunta es en qu¨¦ medida el factor gen¨¦tico y la influencia ambiental condicionan nuestra conducta social en cuestiones tan delicadas y cruciales como la divisi¨®n del trabajo o la violencia grupal, o si es fruto del ejercicio del libre albedr¨ªo.
La contemplaci¨®n emp¨ªrica del mundo animal, para aprender o inspirarse en relaci¨®n con el comportamiento humano, tiene larga tradici¨®n entre intelectuales e investigadores. Entom¨®logos y bi¨®logos han prestado siempre gran atenci¨®n a los insectos, habitualmente menospreciados por el ciudadano com¨²n. Hay miles de p¨¢ginas escritas sobre la vida de las hormigas, a las que ya el padre Feijoo dedicara hace siglos singulares meditaciones. Pero si hay un experto mundial en ellas es el catedr¨¢tico em¨¦rito de Harvard Edward O. Wilson, a quien se atribuye, entre otras cosas, la invenci¨®n del t¨¦rmino ¡°biodiversidad¡± y el desarrollo de la sociobiolog¨ªa como disciplina cient¨ªfica. La versi¨®n espa?ola de su m¨¢s reciente libro, G¨¦nesis, llegar¨¢ a las librer¨ªas la pr¨®xima semana. Se trata de un op¨²sculo de poco m¨¢s de un centenar de p¨¢ginas que merece el subt¨ªtulo de El origen de las sociedades, en clara alusi¨®n al fundador de la escuela evolucionista. En realidad estamos casi ante un resumen o una conclusi¨®n de otras obras anteriores del autor, inventor de una gran cantidad de neologismos para definir sus teor¨ªas. Entre ellos resalta la ¡°eusocialidad¡±, nombre adjudicado a la conveniente estructura de organizaci¨®n social de las especies m¨¢s relevantes, como termitas y humanos, que tienen ¡°una dominancia ecol¨®gica sobre la tierra¡±.
La visi¨®n de Wilson es compartida por el famoso profesor israel¨ª Yuval Noah Harari, que en su bestseller mundial Sapiens reconoce que la conducta de los animales sociales est¨¢ determinada en gran parte por los genes y se ve influida por factores ambientales y peculiaridades de cada individuo. Pero matiza que el Homo sapiens, tras la revoluci¨®n cognitiva, mud¨® r¨¢pidamente de comportamientos y los transmiti¨® a ulteriores generaciones sin necesidad de cambios gen¨¦ticos o ambientales. Esta matizaci¨®n tan trascendente respecto a la importancia de la selecci¨®n natural es tambi¨¦n asumida, aunque con menor entusiasmo, por Wilson, que considera que la ¨²ltima de las grandes transiciones de la evoluci¨®n es el origen del lenguaje. De modo que el ser humano ¡°es alguien programado para formar sociedades organizadas mediante una mezcla compleja de lenguaje, instinto y experiencia social¡±. En definitiva, como ya sentenci¨® Arist¨®teles, el hombre es un animal que habla, y que adem¨¢s lo hace articuladamente.
Siendo una obra de divulgaci¨®n, la prosa de G¨¦nesis hubiera merecido una traducci¨®n m¨¢s afinada y de m¨¢s f¨¢cil comprensi¨®n para el com¨²n de los lectores. He conocido tambi¨¦n quejas de quienes encuentran el original ingl¨¦s demasiado prolijo en t¨¦rminos cient¨ªficos muy poco conocidos para el vulgo. Los profanos en la materia, como yo mismo, nos vemos por eso obligados a una lectura pausada y en ocasiones convenientemente reiterada para mejor comprensi¨®n de la misma. Pero su argumento es tan fascinante como debatido. Sobresale en ¨¦l la descripci¨®n del gen del altruismo, responsable de la generosidad y la cooperaci¨®n social. Y lo que finalmente pretende Wilson es nada menos que contestar una interrogante que divide a los m¨¢s sabios desde el comienzo de la humanidad: ?qu¨¦ fue exactamente lo que reemplaz¨® a los dioses? La soluci¨®n, en el pr¨®ximo cap¨ªtulo.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EOG63FYWLBKY5VEEKIPQ7LUI3I.jpg?auth=f1c20f2d1c7c60220509b6b41e8003087ed077f75c4bf2b339dfd3231f05177b&width=414&height=414&smart=true)
BUSCA ONLINE ¡®G?NESIS¡¯
Autor: Edward O. Wilson.
Traducci¨®n: Pedro Pacheco Gonz¨¢lez.
Editorial: Cr¨ªtica, 2020.
Formato: tapa dura (160 p¨¢ginas, 20,90 euros) y e-book (9,99 euros). A la venta el 14 de julio.
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