Octavia E. Butler: la resurrecci¨®n de la gran dama de la ciencia ficci¨®n
No reconocida en su tiempo, la primera escritora negra de g¨¦nero entrar¨¢ el a?o pr¨®ximo en el canon norteamericano con nuevas ediciones de sus novelas y relatos; una colecci¨®n de estos acaba de publicarse en Espa?a
Octavia E. Butler escribi¨® su primer relato a los 12 a?os. Hab¨ªa estado viendo una pel¨ªcula horrible, titulada La diab¨®lica chica de Marte y se hab¨ªa dicho a s¨ª misma mientras la ve¨ªa que ella pod¨ªa hacerlo mejor. Llevaba, la peque?a Octavia, a?os, devorando relatos de ciencia ficci¨®n. Compraba compulsivamente revistas. Los cl¨¢sicos de la ¨¦poca ¨C finales de los 50, principios de los 60 ¨C Amazing, y Fantasy and Science Fiction y tambi¨¦n Galaxy. Aunque ni uno solo de los protagonistas de las historias que le¨ªa ten¨ªan su color de piel, le tra¨ªa sin cuidad porque ella iba a cambiar las cosas. Primero se ocupar¨ªa de aquella chica de Marte diab¨®lica, y luego del resto.
N. K. Jemisin, su m¨¢s clara heredera, hoy en d¨ªa en la cima del g¨¦nero ¨C no hay escritora m¨¢s premiada en el momento, sin atender a razones de g¨¦nero, que ella ¨C era una adolescente la primera vez que se top¨® con una de las historias de Butler. ¡°Nada me hab¨ªa preparado para aquello¡±, ha dicho al respecto. Corr¨ªan los a?os 80, el libro se titulaba Dawn, y lo protagonizaba una mujer negra que despertaba 250 a?os despu¨¦s de un holocausto nuclear. ¡°Recuerdo que alucin¨¦ al pensar en una mujer negra habitando el futuro. Nadie hab¨ªa hecho algo as¨ª antes en ciencia ficci¨®n¡±, ha dicho la escritora, la ¨²nica persona que ha ganado el Hugo en tres ocasiones consecutivas.
Aunque sin duda revolucionaria, Butler no se hizo famosa en su momento sino mucho despu¨¦s. De hecho, la fama le lleg¨® despu¨¦s de su repentina muerte ¨C estaba paseando, se cay¨® y se golpe¨® la cabeza en la acera. Ten¨ªa 58 a?os, y no qued¨® claro si pudo ser un infarto el que le provoc¨® la ca¨ªda ¨C hace 14 a?os. Fue entonces cuando sus novelas, hasta el momento minoritarias, empezaron a vender alrededor de 100.000 ejemplares por a?o. Nacida en Pasadena, California, en 1947, hija de un limpiabotas y una criada, Butler creci¨® con su abuela ¨C su padre muri¨® joven, y su madre trabajaba todo el d¨ªa ¨C. Hija ¨²nica solitaria, desarroll¨®, para entretenerse, una enorme imaginaci¨®n.
Imaginaci¨®n que dio forma, en 1971, a su primer relato publicado, Crossover. Una historia de perdici¨®n protagonizada por una mujer que odia su trabajo en una f¨¢brica y no deja de pensar en suicidarse. ¡°A aquello siguieron otros cinco a?os de rechazos editoriales, y un mill¨®n de trabajos, hasta conseguir vender el siguiente¡±, explic¨® la propia Butler en una ocasi¨®n. Hace no demasiado, Jemisin y otros de sus hoy ilustres lectores, Marlon James y Nnedi Okorafor entre ellos, recordaron que la ciencia ficci¨®n nunca ha sido un lugar amable para la raza negra ¨C ni ninguna que no fuese la blanca ¨C. ¡°No es solo que la ciencia ficci¨®n fuese racista, es que tambi¨¦n lo eran los autores¡±, ha dicho Jemisin.
En cualquier caso, la ciencia ficci¨®n de Butler agit¨®, desde su siempre inconformista trinchera, las bases del g¨¦nero, con relaciones interespecies, hombres embarazados y civilizaciones hundidas, abordando, desde su singular punto de vista, asuntos como el de la raza ¨C inabordado en el g¨¦nero hasta entonces ¨C, la familia, el sexo ¨C todo lo que escribi¨® goz¨® siempre de una poderosa y tambi¨¦n in¨¦dita entonces ambig¨¹edad sexual ¨C, el determinismo biol¨®gico, la ciencia m¨¦dica y el clasismo. Derrib¨®, Butler, uno a uno, todos los muros que, en su ceguera existencial, el g¨¦nero hab¨ªa construido, y al hacerlo, abri¨® la veda para lo que estaba por venir: la retorcida y compleja new wave.
¡°Cuando tengo que enfrentarme a algo que me perturba, escribo sobre ello¡± confes¨® Butler en el ep¨ªlogo que sigue al famos¨ªsimo relato Hija de sangre que da nombre a la colecci¨®n de cuentos y ensayos que acaba de publicar Consonni y que, de alguna forma, la resucita en espa?ol, justo antes de que se produzca el reconocimiento definitivo de su importancia en Estados Unidos: el a?o pr¨®ximo Grand Central Publishing reeditar¨¢ buena parte de sus novelas y la Library of America la incluir¨¢ en el canon publicando lo mejor de lo que escribi¨® en un volumen. Quer¨ªa, la escritora, que se supiera exactamente por qu¨¦ hab¨ªa hecho lo que hab¨ªa hecho porque a veces ten¨ªa la sensaci¨®n de leer interpretaciones completamente err¨®neas de sus cuentos. ¡°Me asombra que algunas personas hayan interpretado Hija de sangre como una historia de esclavitud¡±, escribi¨®, por ejemplo.
Derrib¨®, Butler, uno a uno, todos los muros que, en su ceguera existencial, el g¨¦nero hab¨ªa construido, y al hacerlo, abri¨® la veda para lo que estaba por venir: la retorcida y compleja 'new wave'
No, Hija de sangre no es una historia de esclavitud. ¡°Es una historia de amor entre dos seres muy diferentes, y es mi cuento sobre hombres embarazados¡±, explica. ¡°?Pod¨ªa escribir una historia en la que un hombre eligiera quedarse embarazado, no por alguna especie de competitividad mal entendida para demostrar que todo lo que haga una mujer puede hacerlo un hombre, ni porque lo obligaran, ni tampoco siquiera por curiosidad, sino como acto de amor?¡±, se preguntaba. Lo hizo. Pero la explicaci¨®n sigue. ¡°Tambi¨¦n es un intento por paliar mi miedo a los reznos, un insecto que pone sus huevos en heridas causadas por otros insectos, y crece aliment¨¢ndose de tu carne, como un gusano¡±, dijo.
La escritora iba a viajar a la Amazonia peruana para investigar para los libros de su serie Xenog¨¦nesis y sab¨ªa que en esa zona pod¨ªa encontrarse con reznos. ¡°Escribir sobre mis problemas es mi manera de ponerlos en orden¡±, revela, en ese mismo ep¨ªlogo. ¡°Recuerdo que en una clase instituto, el 22 de noviembre de 1963, cog¨ª un cuaderno y empec¨¦ a escribir mi respuesta a la noticia del asesinato de John Kennedy¡±, dice tambi¨¦n. Y a?ade a¨²n algo m¨¢s sobre Hija de sangre, en una muestra de lo caleidosc¨®pico de todo lo que escrib¨ªa. ¡°Hay otra cosa m¨¢s que intent¨¦ hacer en Hija de sangre. Intent¨¦ escribir una historia sobre pagar el alquiler¡±, dice. Nada de esclavitud. Sobre la esclavitud escribi¨® en Kindred, una novela de viajes en el tiempo que viaja precisamente a ese momento.
Escribi¨® tambi¨¦n, esta pionera del afrofuturismo, sobre religiones ficticias ¨C en la serie Parable, que finalmente se llev¨® un N¨¦bula en 1999 ¨C y sobre humanos a los que salvan, una y otra vez, razas extraterrestres ¨C esto ya ocurre en Hija de sangre, que data de 1984, y le supuso su entrada en el entonces ya algo m¨¢s abierto universo de la ciencia ficci¨®n, pues consigui¨® con ¨¦l el Hugo y el N¨¦bula a mejor relato ¨C, como pasa en la serie Liliths' Brood. Escribi¨® incluso sobre vampiros. Fledgling fue su ¨²ltima novela publicada ¨C 2005 ¨C, una historia de chupasangres en un contexto de ciencia ficci¨®n ¨C vinculada de alguna manera al universo Parable ¨C. Tambi¨¦n, por supuesto, escribi¨® la historia de La diab¨®lica chica de Marte.
Hizo, con aquella historia, su primera novela, que termin¨® en 1976 ¨C y se llam¨® Patternmaster ¨C, pero que no public¨® hasta m¨¢s adelante, porque la convirti¨® en la quinta de su serie Patternist, publicada por Capit¨¢n Swing. Tuvo de su parte, desde casi el principio, a Harlan Ellison y Samuel R. Delany. Poco antes de morir, se describi¨® a s¨ª misma como ¡°una ermita?a asocial en medio del pesimismo de Seattle, y si me descuido, una feminista, negra, baptista, con una combinaci¨®n imposible de ambici¨®n, pereza, inseguridad, certidumbre e impulsividad¡±. Olvid¨® decir que tambi¨¦n fue una vez una ni?a a la que su madre llamaba Junie que un buen d¨ªa decidi¨® apag¨® el televisor y ponerse a escribir mejor aquello que estaba viendo, porque aquello que estaba viendo no ten¨ªa nada que ver con ella.
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