La ciudad como protagonista literaria
Los paisajes urbanos evocan los recuerdos y sostienen una trama. Cuatro escritores llevan de viaje al lector por los escenarios de N¨¢poles, Roma y Marsella
Manhattan Transfer es la sinfon¨ªa que John Dos Passos le compuso a Nueva York humanizando esos desolados espacios urbanos que retrat¨® Berenice Abbott. Tambi¨¦n el Ulises, de James Joyce, es una gu¨ªa ling¨¹¨ªstica de Dubl¨ªn, y Berl¨ªn Alexanderplatz, de Alfred D?blin, una gu¨ªa etol¨®gica de Berl¨ªn, y El zafarrancho aquel de Via Merulana, de Carlo Emilio Gadda, la gu¨ªa gui?olesca de Roma. Entre La hierba de las noches y En el caf¨¦ de la juventud perdida, con su topograf¨ªa urbana, sus plazas, bulevares, caf¨¦s de barrio y estaciones de metro, Patrick Modiano construye un plano de Par¨ªs por el que merodean sus personajes cuando salen de inc¨®gnito de inmuebles como el que Georges Perec revel¨® en La vida instrucciones de uso, convirtiendo por sin¨¦cdoque un edificio en un mundo.
Las ciudades que ordenan los recuerdos y las que los evocan; las ciudades que sostienen la trama novelesca y las que la hacen innecesaria; la megal¨®polis que crece sin mesura y cubre el mundo mientras devasta la naturaleza, tambi¨¦n la humana cuando enferma el hombre del s¨ªndrome de Hopper, la soledad colectiva; y la ciudad como ecosistema, como telara?a, microcosmos, civilizaci¨®n y gentrificaci¨®n, jaula y refugio; la ciudad colmena y la ciudad de los prodigios y la ciudad y los perros y la ciudad de cristal; El Cairo de Mahfouz y La Habana de Cabrera; Nueva York en Taxi Driver, en Metropolis de Lang y en un neoplasticismo de Mondrian convertido en plano de Manhattan; y el Berl¨ªn de George Grosz, la Venecia de Mann y la Viena de Musil, el Par¨ªs de Hemingway, Chagall y Cort¨¢zar; Lisboa es de Tabucchi, Estambul es de Pamuk y Roma de Fellini; y las ciudades inventadas de Kafka, de J¨¹nger, de Lovecraft, de Julien Gracq, y las ciudades imposibles que conforman Las ciudades invisibles que concibi¨® Italo Calvino persuadido de que las ciudades, como las novelas, ¡°son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, signos de un lenguaje; lugares de trueque¡±. A la tradici¨®n universal de lo que el cr¨ªtico Jean-Yves Tadi¨¦ denomin¨® roman de la ville, ville du roman, y en cuya n¨®mina italiana figuran Gadda, Calvino, Bassani, Elena Ferrante o Erri De Luca, se incorporan las cuatro novelas que reunimos aqu¨ª y que contribuyen a enriquecer la buena literatura tanto como a completar el gran atlas de geograf¨ªa humana en el que se ha ido deviniendo la novela contempor¨¢nea.
El ¨²ltimo verano en Roma enamor¨® a Natalia Ginzburg cuando Garzanti la public¨® en 1973 agot¨¢ndose de inmediato su tirada antes de caer en el olvido. Lejos de la obsolescencia, esta poderosa cr¨®nica en forma de soliloquio es un feliz rescate editorial que le devuelve al lector esa Roma festiva y decadente a un tiempo de La dolce vita, y Mastroianni bien podr¨ªa interpretar el papel de Leo Gazzarra, el aprendiz de periodista y de casi todo, empedernido lector de Bajo el volc¨¢n, de Malcolm Lowry, de Bob Dylan Thomas y Henry James Joyce y consumidor insaciable de las magdalenas de Proust, que llega a la ciudad eterna dej¨¢ndose seducir por el misterio de Arianna y por el placer de recorrerla con un Alfa Romeo entre atardeceres rojos con cientos de golondrinas que tal vez vuelan presagiando la ruina del h¨¦roe. La Roma de Calligarich es una met¨¢fora del amor a la que se asoma Moravia, y a la vez un c¨®ctel de marginaci¨®n, fruici¨®n y diletantismo, y el atestado de un fracaso, un ejercicio de introspecci¨®n cuyo narrador culto e ir¨®nico trae a la memoria la voz de aquel bohemio Jep Gambardella de La gran belleza, de Sorrentino. Otra Roma muy distinta le espera al lector de la nueva conquista de Melania Mazzucco, uno de los grandes nombres de la narrativa italiana contempor¨¢nea, una Roma de acogida de refugiados que, como Brigitte, escapan de un Congo atroz con cierta posici¨®n y llegan a la estaci¨®n Termini habiendo atravesado alambres de espino y con muros de papel por atravesar. La autora de Ella, tan amada o Limbo practica la novela de no ficci¨®n de Capote (o el nuevo periodismo, decida el sabio lector). Nuevo relato de un n¨¢ufrago, Mazzucco ha escrito una novela documental de la solidaridad en la que Roma ejerce el papel de urbe entendida como laberinto f¨ªsico y mental por el que extraviarse quienes se preguntan, como Maiakovski en uno de los esmerados ep¨ªgrafes que abren cap¨ªtulo: ¡°Camino y recorro calles y avenidas. ?Qu¨¦ hacer con este infierno que en mi interior habita?¡±. Burocracia, xenofobia y metaficci¨®n en una novela comprometida hasta la m¨¦dula y cercana a Mailer, Oz, Atwood o Coet?zee, paladines del activismo social. De Trinit¨¤ dei Monti y el scotch de Calligarich a la Piazza Venezia y C¨¢ritas en el desgarrador alegato de Mazzucco. Melania, dile a Brigitte que todos estamos con ella.
Mazzucco ha escrito una novela documental de la solidaridad en la que Roma ejerce el papel de urbe entendida como laberinto f¨ªsico y mental
Y s¨ª, cuatro paredes y un balc¨®n son el escenario del delicioso di¨¢logo literario entre el abuelo septuagenario y dibujante y el travieso nieto de cuatro a?itos en la novela de Domenico Starnone, el autor de Ataduras, su aplaudida novela sobre matrimonio e infidelidad y, seg¨²n los enterados de turno y por decirlo de alg¨²n modo, otro heter¨®nimo de Elena Ferrante: si existe la presunci¨®n de inocencia autorial, y salvo acreditados ap¨®crifos, quien firma es quien es. Starnone sostiene sobre la ferrantiana ciudad de N¨¢poles la cuerda en la que el peque?o Mario y su abuelo dibujante mantienen su relaci¨®n de funambulistas de la vida. Lavinaio, Carmine y las callejuelas hasta el mar de la juventud de un abuelo que intenta que la genealog¨ªa familiar no acabe siendo un ¨¢rbol sin ramas.
Carofiglio juega a la novela de aprendizaje de la mano de los recuerdos contrariados de un hijo desvalido explorando la vida en Marsella con 18 a?os y un padre divorciado, con insomnio por prescripci¨®n facultativa, con la duda de si es suave la noche y la certeza de que la noche del alma es para siempre oscura. Iluminaciones en la ci¨¦naga urbana, un flashback de 30 a?os que un hombre de 50 lleva a cabo para recordar que alcanz¨® la madurez en una ciudad francesa en la que se perdi¨® entre sus tentadoras calles para encontrarse a s¨ª mismo.
Paisajes metropolitanos, personajes que los habitan y narradores que nos lo cuentan. Tambi¨¦n el urbanismo ordena la vida (y estructura la novela).
BUSCA ONLINE ¡®LAS TRES DE LA MA?ANA¡¯
Autor: Gianrico Carofiglio. Traducci¨®n de Carmen Garc¨ªa-Beamud.
Editorial: Anagrama, 2020.
Formato: tapa blanda 167 p¨¢ginas, 18,90 euros).
BUSCA ONLINE ¡®EL ?LTIMO VERANO EN ROMA¡¯
Autor: Gianfranco Calligarich. Traducci¨®n de Carlos Gumpert.
Editorial: Tusquets, 2020.
Formato: tapa blanda (243 p¨¢ginas, 19 euros) y e-book (8,99 euros).
BUSCA ONLINE ¡®ESTOY CONTIGO. HISTORIA DE BRIGITTE¡¯
Autora: Melania G. Mazzucco. Traducci¨®n de Xavier Gonz¨¢lez Rovira.
Editorial: Anagrama, 2019.
Formato: tapa blanda (279 p¨¢ginas, 19,90 euros).
BUSCA ONLINE ¡®EL JUEGO¡¯
Autor: Domenico Starnone. Traducci¨®n de Celia Filipetto.
Editorial: Lumen, 2020.
Formato: tapa blanda (192 p¨¢ginas) y e-book (8,99 euros).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.