El vestido asesino

La irrupci¨®n internacional del brit¨¢nico Peter Strickland con la fascinante Berberian Sound Studio, del a?o 2012, devolvi¨® al cine los encendidos colores, los laberintos de la memoria, la ausencia de l¨®gica y los sonidos estridentes, incluidas sus m¨²sicas, del giallo italiano, estilo terror¨ªfico en principio coyuntural que, sin embargo, ha ofrecido puntuales y desiguales s¨ªntomas no tanto de renacimiento como de apasionante nostalgia formal.

Desde entonces, Strickland ha seguido ahondando en su particular reinvenci¨®n del giallo, con apuntes de la mirada hacia la mujer y hacia los espacios claustrof¨®bicos del Rainer Werner Fassbinder de Las amargas l¨¢grimas de Petra Von Kant, e incluso del grand guignol de su compatriota Ken Russell. Primero, con The Duke of Burgundy (2014), y despu¨¦s con la delirante In Fabric, que se estrena el pr¨®ximo martes en Movistar sin pasar por los cines. Obras todas ellas m¨¢s asentadas en la experiencia visual que en la narrativa convencional.

El deseo, el fetichismo, el exceso formal, el dise?o irreal de interiores, la perversidad, la excentricidad en las situaciones, la mezcla de ¨¦pocas y un estramb¨®tico sentido del humor, al que no es f¨¢cil agarrarse, se unen en este (no) relato alrededor de un vestido asesino que se regenera, casi a la manera del coche Christine de John Carpenter, tambi¨¦n rojo sangre. Una prenda que hipnotiza y que cae como una maldici¨®n sobre quien osa pon¨¦rselo.

Repleta de im¨¢genes poderosas, con un dise?o de sonido espectacular y una banda sonora de Cavern of Anti-matter con ecos del rock progresivo de los a?os setenta y de los sintetizadores del giallo, In Fabric, esta vez, se hace m¨¢s cuesta arriba que sus predecesoras y da la impresi¨®n de que el fuelle se le acaba a Strickland poco despu¨¦s de la hora de metraje, lo que le lleva a una nueva enmienda que solo redunda. Su turbiedad seduce, pero, m¨¢s ardua de lo habitual, quiz¨¢ se configure como una obra m¨¢s bella vista por partes que disfrutada en su totalidad.