Benjamin Black se muda a San Sebasti¨¢n
John Banville se despide de su alter ego ¡®noir¡¯ en todo el mundo menos en Espa?a, donde sit¨²a la octava entrega de su exquisito ¡®noir¡¯ dublin¨¦s
Solo quer¨ªa darle a Quirke un respiro, dice. Quer¨ªa apartarle del neblinoso y turbio Dubl¨ªn de los a?os cincuenta y permitirle ser, durante un tiempo, feliz. ¡°Pero Quirke est¨¢ maldito¡±, dice. Todo lo que toca se rompe. O, mejor, ¡°se convierte en tragedia¡±. Pero merec¨ªa unas vacaciones en San Sebasti¨¢n. O eso es lo que argumenta cuando habla de la octava entrega de su serie sobre el solitario y nost¨¢lgico forense, llamada simplemente Quirke en San Sebasti¨¢n (publicada por Alfaguara en castellano, y Bromera en catal¨¢n). ¡°Yo tambi¨¦n voy a exiliarme a Espa?a¡±, dice Benjamin Black. En realidad, el que lo dice es John Banville (Wexford, Irlanda, 75 a?os), hablando por su doble de papel. Un doble de papel que va a dejar de ser su doble en todas partes menos aqu¨ª.
?Por qu¨¦? A Andrew Wylie, su agente, le ha parecido que no tiene sentido que siga desdoblado. A ¨¦l, dice, tambi¨¦n. ¡°No suelo leer mis libros. Me pone enfermo hacerlo. Pero para refrescar ciertas cosas tuve que recuperar un libro de Benjamin Black. No lo le¨ª, lo escuch¨¦ le¨ªdo. Y, ?vaya!, mientras lo escuchaba me pareci¨® que no estaba tan mal, y me dije, ?por qu¨¦ seguir utilizando un seud¨®nimo? No ten¨ªa sentido. As¨ª que lo mat¨¦. En realidad, lo mand¨¦ a Espa?a¡±, cuenta. Dice que en Espa?a ¡°siempre luce el sol¡± y que cree que ¡°puede ser muy feliz aqu¨ª¡±. La raz¨®n de que el desdoblamiento siga siendo efectivo aqu¨ª tiene que ver con el ¨¦xito de sus libros. Es en Espa?a donde m¨¢s ha calado la ficci¨®n criminal del Premio Princesas de Asturias de 2014. Y nadie quiere que desaparezca.
Desde un peque?o cuarto atestado de libros, un cuarto que parece la habitaci¨®n de un adolescente ¨C justo detr¨¢s del escritor se ve una peque?a cama ¨C, Banville dispara sus l¨²cidas reflexiones sobre casi cualquier cosa mientras finge hablar de su literatura. Se quita importancia. ¡°Esto de escribir es horrible. Es muy dif¨ªcil. Cada ma?ana, cuando me pongo a escribir, creo que no voy a ser capaz de completar una frase. Pero luego la completo, y sigo escribiendo, y escribo todo el d¨ªa, y cuando cae la noche, salgo por ah¨ª a tomar una copa ¨C en realidad, dice, ¡°un zumo de manzana¡±, y se refiere a la copa de vino a la que vuelve una y otra vez durante la conexi¨®n ¨C, y al d¨ªa siguiente vuelvo a empezar como si el d¨ªa anterior no hubiera existido¡±, explica.
La pandemia, dice, ha sido, en cierto sentido, una bendici¨®n. ¡°Siempre he vivido aislado. Me encanta. Como dijo un amigo tambi¨¦n escritor, llevo esperando esto toda mi vida. Me gusta el silencio a mi alrededor. Me siento culpable porque el resto de la gente sufre. Es horrible lo que est¨¢ pasando¡±, dice el escritor que, pese a escribir sobre el Mal, eliminar¨ªa el concepto del diccionario. ¡°Cuando uno trata de definir el Mal lo aleja del ser humano, y se piensa en un ente demon¨ªaco, en algo que no tiene nada que ver con nosotros. Yo cambiar¨ªa la palabra Mal por circunstancias porque en funci¨®n de las circunstancias, el ser humano es capaz de cualquier cosa. Nos creemos civilizados, pero no lo estamos. Somos el virus m¨¢s listo del planeta¡±, dice.
Siempre he vivido aislado. Me encanta. Como dijo un amigo tambi¨¦n escritor, llevo esperando esto toda mi vida. Me gusta el silencio a mi alrededor
Y el planeta, contin¨²a, ¡°est¨¢ harto de nosotros y parece que por fin est¨¢ buscando una cura para sacarnos de aqu¨ª¡±. ¡°Sin nosotros, el mundo ser¨ªa perfecto¡±, a?ade. Cita a Nietzsche y recuerda que fue ¡°¨¦l quien dijo que alg¨²n d¨ªa se hablar¨ªa de que hubo una especie muy inteligente, capaz de hacer muchas cosas, que habit¨® el cosmos un tiempo, y luego desapareci¨®, y fue olvidada, y todo sigui¨® exactamente igual¡±. Nihilismo aparte, en Quirke en San Sebasti¨¢n, Banville/Black decide tambi¨¦n unir ¨C en una pirueta narrativa que imita el fin de su desdoblamiento ¨C a Quirke ¨C que, por cierto, sigue felizmente casado con Evelyn, la psic¨®loga austr¨ªaca ¨C con el exc¨¦ntrico inspector Strafford, creado para la serie con la que gan¨® el RBA de Novela Negra. ?Que c¨®mo arranca la historia? Cuando Quirke cree reconocer en un hospital a la supuestamente muerta April Latimer.
Quirke y Strafford se aborrecen m¨²tuamente. ¡°?Que por qu¨¦ los junt¨¦? Por diversi¨®n. Me encanta Strafford. Es una especie de Sherlock Holmes. Me encanta su incompetencia. Las fuerzas de seguridad no podr¨ªan permitirse tener en su filas a un protestante arist¨®crata irland¨¦s¡±, dice. La Iglesia, y el da?o que puede provocar en el individuo, sigue de fondo. ¡°Yo crec¨ª en los cincuenta, y cuando la Iglesia en Irlanda ten¨ªa mucho poder. Lo tuvo hasta la d¨¦cada de los noventa. Los pol¨ªticos la tem¨ªan. No puedo evitar que el horrible pasado de Irlanda se haya convertido en material para mis novelas¡±, asegura. No habla mucho de San Sebasti¨¢n. Solo dice que la ciudad le encanta. ¡°Estuve ah¨ª en un festival, cuando el mundo a¨²n era libre, y me enamor¨¦ de ella. Apuesto a que todos los detalles que doy, sin embargo, son err¨®neos¡±, a?ade.
¡°El secreto es la esencia del ser humano¡±
Lleva trabajando en una novela de Banville, dice, cuatro a?os y medio. ¡°Me est¨¢ costando mucho¡±, apunta. Las novelas de Black ¨C ahora tambi¨¦n Banville ¨C las escribe en verano. Porque odia los veranos y escribir las novelas de Black le permite escapar a ellos. ¡°Creo, como dice un amigo, que hay verso y prosa, y la poes¨ªa puede estar tanto en uno como en el otro. Las novelas de Banville son alg¨²n tipo de poes¨ªa. Empec¨¦ a escribir las novelas de Black porque quer¨ªa disfrutar creando personajes y di¨¢logos, escenas. Pod¨ªa inventarme para ellas esos mu?equitos y simplemente disfrutar. Porque escribir es dif¨ªcil. Como dec¨ªa Robert Coover en Azotando a la doncella nunca lo har¨¢s del todo bien. Esa es una novela sobre lo imposible de la escritura perfecta¡±, expone.
Lee, estos d¨ªas, sobre todo, ensayos de divulgaci¨®n cient¨ªfica, y biograf¨ªas, y dice que le gustar¨ªa acabar como Henry James, que ¡°hizo el gesto de escribir antes de morir¡± y que entonces, imaginar¨ªa, ¡°estar¨ªa desvelando la verdad sobre el mundo pero en un idioma que nadie podr¨ªa leer¡±. Le gustan los secretos. Todos sus personajes los tienen. ¡°Vivimos vidas secretas¡±, dice. ¡°Nos despertamos cada ma?ana, nos vestimos y pretendemos que no estamos desnudos. Interpretamos un papel. Como seres autoconscientes, no podemos ser aut¨¦nticos. Siempre estamos interpretando. Es una maldici¨®n, pero a la vez tambi¨¦n lo que hace gloriosa a nuestra especie. El secreto es la esencia del ser humano¡±, considera. Cree que el mundo ¡°es cada vez un lugar m¨¢s brutal¡± y que la ficci¨®n criminal que se pretende hiperrealista e hiperviolenta puede acabar siendo ¡°peligrosa¡±.
Babelia
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