Wagner, una proeza con sonido ¡®surround¡¯
El Teatro Real extiende la orquesta hacia el patio de butacas para estrenar ¡®Siegfried¡¯ con los protocolos de la pandemia
Poner en escena Siegfried es siempre un desaf¨ªo solo al alcance de los grandes teatros de ¨®pera del mundo, pero hacerlo en el contexto de la pandemia es adem¨¢s una proeza. Esta obra de Wagner, tercera parte de la tetralog¨ªa El anillo del nibelungo, tiene dimensiones colosales no solo por su argumento ¨¦pico y porque dura cinco horas, sino tambi¨¦n porque exige una orquesta de cerca de cien personas, una cifra dif¨ªcil de encajar en un foso manteniendo la distancia entre m¨²sicos que requieren los protocolos sanitarios actuales. Pese a ello, el Teatro Real de Madrid estrenar¨¢ el s¨¢bado 13 de febrero esta producci¨®n tras encontrar una soluci¨®n que no solo sortea esa dificultad, sino que adem¨¢s permitir¨¢ al p¨²blico sumergirse en la m¨²sica de Wagner: parte de la orquesta tocar¨¢ desde los palcos laterales, de forma que la m¨²sica se escuchar¨¢ de manera envolvente. ¡°Como el surround de los reproductores electr¨®nicos, pero en directo¡±, ha explicado este martes Joan Matabosch, director art¨ªstico del Real.
Pablo Heras Casado, director musical de la producci¨®n, ha afrontado este trabajo como un ¡°reto heroico¡± a la altura de los que afronta el personaje de Siegfried, pero tambi¨¦n como una oportunidad de redescubrir la pieza que, adem¨¢s, le ha tra¨ªdo algunos hallazgos. ¡°En el cl¨ªmax de la ¨®pera, cuando el h¨¦roe llega a la monta?a donde duerme Br¨¹nnhilde y la despierta, suena un mi menor m¨ªstico desde el foso que se transforma en un do mayor que viene desde el palco donde est¨¢n los trombones y remonta como un destello que llega a las arpas del otro lado. Es un momento m¨¢gico¡±, relata Heras Casado.
En total son 87 los m¨²sicos que forman la orquesta en esta producci¨®n. Se ha reducido solo m¨ªnimamente el n¨²mero de instrumentos de cuerda. En cuatro palcos laterales se han dispuesto las seis arpas que establece la partitura junto a un peque?o grupo de percusi¨®n aguda. En los palcos de enfrente, el metal grave: trombones, tuba y trompetas. ¡°Esto nos permite alcanzar la densidad de sonido que requiere la obra de Wagner. No hemos hecho concesiones art¨ªsticas. Si hubi¨¦ramos tenido que hacerlas, no habr¨ªamos seguido adelante¡±, asegura el director musical.
El estreno de Siegfried forma parte del proyecto de representar las cuatro obras que forman El anillo del nibelungo en cuatro a?os consecutivos reconstruyendo la puesta en escena concebida por el director Robert Carsen y el escen¨®grafo Patrick Kinmonth para la ?pera de Colonia (Alemania) hace dos d¨¦cadas. Un montaje que con el paso del tiempo se ha convertido en ¡°m¨ªtico¡±, seg¨²n Matabosch, repuesto varias veces en distintos escenarios del mundo, entre ellos el Liceu de Barcelona entre 2013 y 2016. En las dos temporadas anteriores se vieron en el Real las dos primeras partes, El oro del Rin y La valquiria, tambi¨¦n con direcci¨®n musical de Heras Casado. La pandemia no ha impedido levantar Siegfried este a?o y el que viene est¨¢ previsto El ocaso de los dioses.
La propuesta de Carsen es unitaria para la tetralog¨ªa. ¡°El ciclo entero est¨¢ presidido por la cat¨¢strofe. Es la historia de c¨®mo los dioses, reflejo de la condici¨®n humana, rompen las reglas por su ambici¨®n de poder y avanzan hacia su autodestrucci¨®n. La met¨¢fora de este proceso en el mundo contempor¨¢neo es la destrucci¨®n de la naturaleza y sobre esa idea se basa este montaje¡±, explica Carsen sobre su interpretaci¨®n ecologista de la obra de Wagner, que plasma en su puesta en escena con la recreaci¨®n de un mundo decadente, inh¨®spito, contaminado y arrasado. ¡°Esta pieza es un aviso. Invita a dar marcha atr¨¢s con la inocencia y heroicidad con la que lo intenta Siegfried. Si ya era importante lanzar este mensaje cuando estrenamos este montaje hace veinte a?os, mucho m¨¢s ahora con la pandemia¡±, contin¨²a el director.
En todo caso, Carsen recuerda que la magnitud de la obra da pie a muchas otras interpretaciones que pueden cambiar en funci¨®n del contexto. ¡°Otro tema que contiene y que resuena bastante en esta ¨¦poca es el peligro que conlleva la ambici¨®n de poder. En este momento, el presidente saliente de Estados Unidos est¨¢ acusado delitos muy graves por sus actos desmedidos¡±, dice.
Pieza fundamental en este montaje es tambi¨¦n Andreas Schager, el tenor que interpreta a Siegfried. Cinco horas seguidas sobre el escenario no las aguanta cualquier cantante. ¡°?Es tan terrible como parece?¡±, le pregunta Matabosch. ¡°S¨ª ¡ªresponde Schager sin dudar¡ª. Para m¨ª es uno de los papeles m¨¢s dif¨ªciles del repertorio. Tienes que encontrar la manera de salvar tu voz y ahorrar fuerzas para poder llegar al final. Al mismo tiempo, debes conseguir que la voz suene por encima de esa enorme orquesta, lo que exige mucha energ¨ªa¡±.
Schager, pese a todo, se muestra tranquilo: ¡°Los austriacos somos muy aficionados al esqu¨ª. Me lo tomo como un eslalon. Hay que estar concentrado, pero dar la impresi¨®n al p¨²blico de que es f¨¢cil. No se puede tener miedo sino fluir, como al andar por el filo de una navaja¡±. El resto de los papeles principales ser¨¢n interpretados tambi¨¦n por grandes voces wagnerianas: Tomasz Konieczny, Martin Winkler, Jongmin Park, Okka von der Damerau, Ricarda Merbeth y Leonor Bonilla¡±.
El Teatro Real ofrecer¨¢ ocho funciones de esta producci¨®n hasta el 14 de marzo a una hora poco habitual en Espa?a, las cuatro y media de la tarde, para poder terminar poco antes del toque de queda, establecido en la Comunidad de Madrid a las 22 horas. Es solo una de las muchas medidas que ha tenido que disponer la instituci¨®n para sacar adelante este proyecto. Seg¨²n su director general, Ignacio Garc¨ªa-Belenguer, la larga duraci¨®n de la funci¨®n obliga a redoblar las medidas higi¨¦nicas y sanitarias, por encima incluso de lo que marca la ley.
Garc¨ªa-Belenguer ha recordado que el Real es de los pocos teatros de ¨®pera del mundo abierto al p¨²blico ahora y que eso es posible gracias a un f¨¦rreo cumplimiento de los protocolos. ¡°Hace un mes una persona del p¨²blico nos avis¨® de que asisti¨® a una funci¨®n estando contagiada, aunque en ese momento no lo sab¨ªa. Como anotamos los datos de todos los espectadores, enseguida pudimos avisar a los que estaban a su alrededor. No se hab¨ªa contagiado nadie¡±, resume el director general.
Babelia
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