Joan Mir¨®, el abuelo transgresor
La Fundaci¨®n Barri¨¦ desgrana en A Coru?a las dos ¨²ltimas d¨¦cadas del artista y se sumerge en su peculiar proceso creativo
En unas navidades de principios de los setenta, mientras montaba el Bel¨¦n en su casa familiar de Mallorca, el abuelo Joan Mir¨® se llev¨® al bolsillo una de las piezas. La elegida por la mano del artista fue un pavo de cer¨¢mica coloreada que se usa tradicionalmente como pesebre en los nacimientos mallorquines. Pasado el tiempo, aquella ave de corral de 10 cent¨ªmetros se convirti¨® en una cabeza de mujer de bronce y dos metros de altura. ¡°Mi abuelo sab¨ªa transformar los objetos con alma magn¨¦tica¡±, rememora medio siglo despu¨¦s Joan Punyet Mir¨® (Palma de Mallorca, 1968), que siendo ni?o presenci¨® aquella escena navide?a de la que naci¨® en 1974 la escultura T¨ºte de femme / Cabeza de mujer.
Este recuerdo infantil de Punyet ha inspirado un espacio in¨¦dito que se puede visitar desde el pasado s¨¢bado en A Coru?a. La Fundaci¨®n Barri¨¦ ha abierto en su sede coru?esa la exposici¨®n Mir¨®. Una colecci¨®n, que incluye una sala en la que se desvelan todos los pasos que dio el genio de Mir¨® para alumbrar Cabeza de mujer, desde el pavo de cer¨¢mica, pasando por los dibujos preparatorios y los bocetos en yeso y llegando a la escultura final. Alrededor de este espacio que desgrana su proceso creativo cuelgan 47 cuadros que el pintor, escultor, grabador y ceramista fallecido en 1983 a los 90 a?os cre¨® en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas de su vida, la inmensa mayor¨ªa procedentes del Espacio Mir¨® de la Fundaci¨®n Mapfre en Madrid.
Punyet Mir¨®, responsable de la entidad Sucessi¨® Mir¨® que administra las creaciones del artista catal¨¢n, cree que esa figura del Bel¨¦n familiar que acab¨® convertida en arte de proyecci¨®n universal refleja bien el don de su abuelo para ¡°crear v¨ªnculos de acci¨®n po¨¦tica¡± con los objetos que le atra¨ªan. Pod¨ªan ser piedras y conchas que recog¨ªa durante sus paseos por Mallorca, un hueso o una simple almendra. Los depositaba en su taller y, en cierto momento y de alguna forma, terminaban incrustados en una de sus obras.
A trav¨¦s de los cuadros expuestos en la Barri¨¦ los visitantes podr¨¢n descubrir a un Mir¨® ¡°maduro, que experiment¨® con much¨ªsimos materiales y que consigui¨® un gran momento de libertad cuando ten¨ªa entre 60 y 70 a?os¡±, afirma el nieto del artista. Aquella etapa fue para Mir¨® especialmente ¡°transgresora y revolucionaria gracias a la poes¨ªa¡±.
Su ¨²ltimo periodo es el menos conocido y solo recientemente ha empezado a atraer la atenci¨®n de la cr¨ªtica, apuntan los responsables de la Fundaci¨®n Barri¨¦. A quien ha sido uno de los artistas m¨¢s influyentes del siglo XX la edad no le impidi¨® renovarse, todo lo contrario. A partir de 1960, con casi 70 a?os, el genio consagrado se lanz¨® a investigar nuevos materiales y se dej¨® llevar por la intuici¨®n ¡°sin ning¨²n temor a las cr¨ªticas negativas¡±, explica su nieto. Las obras que se exponen en la Barri¨¦ brotan sobre un lienzo rasgado, una arpillera, un cart¨®n o una tablilla. Son fruto de una ¨¦poca m¨¢s introspectiva, de una especie de reflexi¨®n sobre toda su trayectoria.
La muestra est¨¢ dividida en varios apartados que recorren las tem¨¢ticas que m¨¢s interesaron a Mir¨® desde sus inicios y que en sus ¨²ltimas d¨¦cadas tambi¨¦n estuvieron presentes, aunque con variaciones. En Mujeres, P¨¢jaros, Estrellas, por ejemplo, estos motivos son un pretexto para explorar la gestualidad en la pintura, alternando los trazos gruesos con los arabescos, las curvas y el chorreo de gotas que deja el acr¨ªlico sobre la tela. Y las criaturas extra?as que pueblan el apartado Las Cabezas ilustran la depuraci¨®n emprendida por el artista a partir de los a?os sesenta.
La exposici¨®n reserva hueco asimismo para sus cr¨ªmenes pict¨®ricos, esos que Mir¨® perpetr¨® despu¨¦s de proclamar p¨²blicamente su deseo de ¡°asesinar la pintura¡±. La exposici¨®n de la Barri¨¦ incluye cuatro de las diez obras con las que el artista persigui¨® su propia met¨¢fora. Se trata de cuadros de mercadillo de autores desconocidos sobre los que ¨¦l intervino con su estilo pict¨®rico inconfundible.
Algunas de las obras que se expondr¨¢n en A Coru?a con entrada gratuita hasta el 16 de mayo cuentan con un c¨®digo QR a trav¨¦s del cual se conecta virtualmente con el nieto del artista. Punyet Mir¨® ejerce de gu¨ªa de excepci¨®n en unos v¨ªdeos de corta duraci¨®n en los que explica al visitante el significado e importancia del cuadro que tiene ante sus ojos.
Mir¨® fue ¡°un provocador nato¡±, recuerda su nieto. Despu¨¦s de su muerte en 1983, Punyet Mir¨® recopil¨® an¨¦cdotas sobre la intensa vida de su abuelo recorriendo las fundiciones con las que hab¨ªa trabajado para dar forma a sus obras. En una de ellas, los operarios le contaron que hubo un d¨ªa de 1974 en el que el artista apareci¨® en Rolls Royce y vestido con un traje a medida. Ven¨ªa a desvelarles los pormenores de su pr¨®xima escultura. Para su desconcierto, sac¨® de su bolsillo un pavo de cer¨¢mica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.