St¨¦phane Lissner: ¡°La ¨®pera debe abandonar su torre de marfil¡±
El director y gestor franc¨¦s reflexiona, desde su puesto al frente del Teatro San Carlo de N¨¢poles, sobre los cambios en el mundo l¨ªrico una vez se deje atr¨¢s la pandemia
![Daniel Verd¨²](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2Fe754d022-18a1-44ce-a528-105a01f36f2f.jpg?auth=dcb863cacfc0bb32942db2b658618b2a27252ccfa1bd13aa2a00df339401e234&width=100&height=100&smart=true)
![Stephane Lissner](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/XEWMYKWTKBA35CJDT4LLYMRW3M.jpg?auth=366512723a300e927b15efeba046f73709a921198ee6ca103905e7432720b288&width=414)
La terraza del despacho del superintendente del Teatro San Carlo de N¨¢poles, la instituci¨®n oper¨ªstica en activo m¨¢s antigua del mundo, se asoma al centro de la ¨²nica ciudad europea impermeable a la globalizaci¨®n y empe?ada en mantener esa identidad mestiza forjada en la desigualdad social y cultural. En esta silla se sentaron Donizetti o Rossini para poner orden al ruido que llegaba desde la calle. Tuvieron una tarea parecida a la que le ha tocado en plena pandemia al hombre que puede atisbarse desde lo alto cruzando el paso de peatones de la plaza del Plebiscito envuelto en sus tribulaciones. Tres minutos despu¨¦s, St¨¦phane Lissner (Par¨ªs, 1953) aparece en su oficina y pide un t¨¦. Acostumbrado a la rutina del negocio, se encuentra algo descolocado estos d¨ªas ante el que asegura ser¨¢ el ¨²ltimo encargo de su vida: despu¨¦s de N¨¢poles se retira. ¡°?La pandemia? Hay un agujero negro que empieza a las siete de la tarde donde en lugar de ensayos, recitales¡ no hay nada¡±.
El director y gestor franc¨¦s, h¨¢bil comunicador tambi¨¦n en los salones pol¨ªticos, aparece en casi todas las fotos de la historia oper¨ªstica de las ¨²ltimas d¨¦cadas. En 49 a?os de carrera ha pasado por algunos de los mejores teatros de Europa, como La Scala o la ?pera de Par¨ªs, y ha dirigido cert¨¢menes como el festival de Aix-en-Provence. Supo siempre cuando pisar el acelerador de la innovaci¨®n. Pero tambi¨¦n cuando levantar el pie en los pasajes donde el p¨²blico no era el adecuado para determinadas rupturas. Otras veces, como en el Teatro Real, donde dio un portazo por las intromisiones pol¨ªticas, la aventura descarril¨® incluso antes de empezar.
Pregunta. Mantener el equilibrio en el Teatro Real siempre ha sido complicado. Gerard Mortier no termin¨® demasiado bien. Con Esperanza Aguirre tuvo tambi¨¦n sus m¨¢s y sus menos¡
Respuesta. [Se r¨ªe]. Lo puedo imaginar. Fue mi ministra de Cultura. Hay un principio sagrado y es que la pol¨ªtica no debe intervenir jam¨¢s en la programaci¨®n. Es algo que no he aceptado nunca. El director art¨ªstico tiene un contrato y hace su trabajo. Si no lo quieren renovar, pueden hacerlo. Yo en La Scala tuve tres prolongaciones. Tambi¨¦n algunos problemas, pero jam¨¢s pol¨ªticos.
¡°La arrogancia de algunos [en la ¨®pera], la de un mundo supuestamente superior, ya no ser¨¢ aceptable y se terminar¨¢. Y eso me gusta¡±
P. Gran parte de la ¨®pera, desde Monteverdi y La Coronaci¨®n de Popea, ha sido tambi¨¦n una forma de pol¨ªtica. Y la tentaci¨®n de la administraci¨®n en intervenirla es alta. Especialmente cuando est¨¢ m¨¢s d¨¦bil, como ahora.
R. El problema es que hacer l¨ªrica hoy carece de sentido. Sin tener en cuenta el mundo en el que vivimos y lo que sucede en la sociedad. Nuestro mundo es el que es, y nosotros proponemos una transmisi¨®n cultural a trav¨¦s de un repertorio o una pieza. Las bodas de F¨ªgaro contaba una cosa en una ¨¦poca. Pero hoy, al menos desde el punto de vista social, debe contar otra. Hacer la ¨®pera como divertimento no tiene ning¨²n sentido. Las propuestas que a veces molestan no son provocaciones, pero generan desencuentros con un p¨²blico conservador.
P. ?El problema durante estos a?os, entonces, ha sido el p¨²blico?
R. Hay pa¨ªses donde se puede hacer m¨¢s. En algunos la religi¨®n influye. Hay pa¨ªses donde el conflicto social var¨ªa. Es distinto Italia que Francia. Hay que adaptarse al teatro, a tu ciudad y al mundo. Tambi¨¦n tener en cuenta la historia de la instituci¨®n.
P. ?Hay un punto de autocensura?
R. El problema de la censura o reacci¨®n del p¨²blico est¨¢ m¨¢s ligado a la historia teatral del pa¨ªs que a la pol¨ªtica. Los pol¨ªticos siguen la historia de su pa¨ªs y de su identidad teatral. Est¨¢n atentos a c¨®mo el p¨²blico reacciona. Y tambi¨¦n a la prensa.
P. El contexto hist¨®rico ahora es la pandemia. ?C¨®mo lo est¨¢ viviendo?
R. Muy mal. Es duro psicol¨®gicamente, y para muchos tambi¨¦n econ¨®micamente. Para la cultura es un desastre, es uno de los sectores que est¨¢ sufriendo m¨¢s.
![El Teatro San Carlo de N¨¢poles, visto desde un palco.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RXKGPIYULZFUNMDVV3UUNHVJOM.png?auth=95661a319f3c3ec2b83a2fc4969b97c3f7b8d6d0cbdc100f0399b848934e153e&width=414)
P. ?Qu¨¦ impacto tendr¨¢ sobre la ¨®pera?
R. Yo trabajo pensando en que la normalidad que conocimos no volver¨¢ m¨¢s. Ser¨¢ otra. Y me preocupa que se hable siempre del despu¨¦s, de la vacuna¡ Me gustar¨ªa que se debatiese el hoy. Es como si no quisi¨¦ramos ver la realidad de un presente horrible. El desaf¨ªo es dar una respuesta a c¨®mo se puede reabrir ahora.
P. Riccardo Muti se quej¨® p¨²blicamente de que hubiesen cancelado sus conciertos. ?Lo entendi¨®?
R. Nos encontramos en un momento dificil¨ªsimo, con la gente en la calle y una situaci¨®n en el pa¨ªs cr¨ªtica. Expliqu¨¦ al maestro que traer una orquesta como la Filarm¨®nica de Viena, que cuesta m¨¢s de 300.000 euros, no tiene ning¨²n sentido. Pero est¨¢ claro que no estamos de acuerdo: ¨¦l cree que s¨ª y yo creo que no. Le tengo un gran respeto, pero hay que recordar que vivimos una pandemia. Si Muti quiere venir a N¨¢poles, debe dirigir nuestra orquesta. He cancelado todo hasta al final de 2021, no es solo su actuaci¨®n.
P. ?Cree que la pandemia terminar¨¢ con la burbuja de los cach¨¦s y con un cierto star system de la ¨®pera?
R. Siempre tendr¨¢s un Jonas Kaufmann, una Anna Netrebko, una Sondra Radvanovsky¡ Un grupo de unos diez estrellas en cada ¨¦poca. La l¨ªrica les necesita, porque el p¨²blico quiere escuchar a esos grandes cantantes que sobresalen. Pero estoy convencido de que la econom¨ªa del mundo de la ¨®pera deber¨¢ cambiar. Y no solo a trav¨¦s de los precios de las entradas, los cach¨¦s¡ Habr¨¢ de forma natural una regulaci¨®n del modelo econ¨®mico de la l¨ªrica. A partir de 2022 los Gobiernos no podr¨¢n pagar tanto dinero a la ¨®pera. Las cuestiones fundamentales ser¨¢n la investigaci¨®n, el paro, la sanidad¡ La cultura tambi¨¦n, claro. Pero habr¨¢ muchas variables. Y el futuro, claro, pasa tambi¨¦n por entradas menos caras.
¡°A partir de 2022 los gobiernos no podr¨¢n pagar tanto dinero a la ¨®pera. Las cuestiones fundamentales ser¨¢n la investigaci¨®n, el paro, la sanidad¡¡±
P. ?Y c¨®mo lo har¨¢n?
R. El futuro no es solo el streaming, que aqu¨ª ha funcionado bien [para la Cavalleria Rusticana de Juraj Val?uha y Jonas Kaufmann, retransmitida en Facebook, se vendieron 40.000 entradas], sino otros proyectos que atraigan al p¨²blico al teatro. Estamos preparando una plataforma para hacerlo. La gente tiene el deseo de vivir un curso de danza, entender la m¨²sica. El futuro ser¨¢ m¨¢s digital y m¨¢s social. La ¨®pera no puede seguir viviendo en su torre de marfil. Hay que ir hacia los dem¨¢s, hacia la ciudad que te acoge. La arrogancia de algunos, la de un mundo supuestamente superior, ya no ser¨¢ aceptable y se terminar¨¢. Y eso me gusta.
P. ?No estar¨¢ diciendo despu¨¦s de 49 a?os dedicado a este negocio que la ¨®pera es elitista?
R. S¨ª y no. Es elitista por el precio de la entrada, no por el proyecto. A finales del siglo XIX ibas a Mil¨¢n y todos cantaban Rigoletto o La Traviata en el coche o en el taxi: era algo popular. Lo que lo ha hecho elitista es el coste del cantante, del vestuario¡ la ¨®pera cuesta demasiado. Y como cuesta tanto, las entradas son caras. Y ah¨ª se establece la selecci¨®n elitista.
P. ?La pandemia modificar¨¢ el gusto del p¨²blico o la manera de programar?
R. Lo importante, en realidad, es buscar una teatralidad y un nivel musical de la misma calidad. Porque si no, hay una parte del p¨²blico que se pierde. Si usted mira la prensa francesa, ya no se habla del Don Giovanni de Mozart, sino del de Michael Haneke. No se habla del compositor o del director de orquesta, se habla casi siempre del director de escena. Y eso quiere decir que el inter¨¦s teatral es mucho m¨¢s fuerte de lo que la gente cree. Sin embargo, se dedica cada vez mucho menos tiempo a los ensayos dramat¨²rgicos. Y eso tambi¨¦n es hacerla m¨¢s elitista.
P. El miedo ser¨¢ uno de los grandes temas del mundo pospandemia. ?C¨®mo se puede ocupar la ¨®pera de este asunto?
R. El miedo configurar¨¢ aspectos de la manera de programar. Y justamente por eso hay que huir de la ¨®pera como mero divertimento. Hay que ser capaces de mirar de frente lo que sucede con realidad y valent¨ªa. Con resistencia. Su vida dejar¨¢ de tener sentido si solo se queja de que el mundo es una mierda.
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