Bertrand Tavernier, la vida y alguna cosa m¨¢s

Bertrand Tavernier era un torrente de vitalidad y un pozo de sapiencia cinematogr¨¢fica. No por casualidad, el diario de rodaje de uno de sus films m¨¢s en¨¦rgicos, Ley 627, se titula ?Qu¨¦ estamos esperando? El director de La vida y nada m¨¢s no esperaba, hac¨ªa y, adem¨¢s, incansablemente: dirig¨ªa pel¨ªculas, excelentes pel¨ªculas, pero tambi¨¦n escrib¨ªa libros de cine, presid¨ªa el Instituto Lumi¨¨re de Lyon y hab¨ªa sido un implacable luchador por la excepci¨®n cultural del cine europeo. Cuando, en 1991, con Mirito Torreiro lo conocimos en su apartamento parisiense para escribir un libro sobre ¨¦l, estaba rodeado de las cintas de v¨ªdeo que Martin Scorsese le enviaba para documentar su monumental 50 a?os de cine norteamericano. Y desde entonces, si ten¨ªa, dudas, me llamaba a casa ¡ªentonces no hab¨ªa m¨®viles¡ª para preguntarme datos sobre oscuras coproducciones espa?olas.

De nuestro libro le encant¨® particularmente un cap¨ªtulo escrito por Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n sobre sus filmes polic¨ªacos. Lo comentamos conjuntamente con el novelista en un restaurante barcelon¨¦s especializado en bacalao y Tavernier hizo que la revista Positif lo publicara en franc¨¦s. ?l, a su vez, defin¨ªa a Pepe Carvalho como un ¡°amante de las crepes, los pies de cerdo con alioli, las perdices en escabeche o los caracoles y que se calienta quemando libros cl¨¢sicos¡±. Unos a?os m¨¢s tarde, encontr¨® en San Sebasti¨¢n el tri¨¢ngulo perfecto entre cine, gastronom¨ªa y jazz. Siendo presidente del jurado del festival, entre proyecci¨®n oficial y men¨² de degustaci¨®n no se perd¨ªa las proyecciones de la retrospectiva aquel a?o dedicada al cl¨¢sico norteamericano John M. Stahl. Su propia filmograf¨ªa es variada y est¨¢ plagada de grandes nombres del cine franc¨¦s, pero siempre se identifica a Tavernier detr¨¢s de muchos de sus personajes, desde los militares perplejos de La vida y nada m¨¢s o Capit¨¢n Conan a los polic¨ªas de Ley 627, el cineasta afiliado a la Resistencia de Salvoconducto, los padres adoptivos de La peque?a Lola o el maestro de Hoy empieza todo. Luchadores libres y testarudos contra sistemas burocratizados y cargados de contradicciones.

Cada encuentro con Tavernier, ya fuese por el estreno de sus pel¨ªculas o por coloquios que compartimos en diversas ciudades europeas, era una lecci¨®n de cine. Pensaba en im¨¢genes, en las que hab¨ªa visto y en las que hab¨ªa rodado. Pero tambi¨¦n una reafirmaci¨®n de compromiso social, de humanidad y de conocimiento de la Historia. Repuesto de una grave enfermedad, en 2016 le ofrecimos una Carta Blanca en la Filmoteca de Catalunya y respondi¨® con una selecci¨®n de pel¨ªculas francesas de los a?os 40, aquellas que Fran?ois Truffaut y sus colegas de la nouvelle vague hab¨ªan denostado, y que ¨¦l reivindicaba con vehemencia. Maurice Tourneur, Decoin, Becker o Autant Lara, directores de ese elenco, formaban tambi¨¦n parte de Las pel¨ªculas de mi vida, su ¨²ltimo largometraje. Volvi¨® a presentarlo en Barcelona un a?o m¨¢s tarde, justamente el d¨ªa de su cumplea?os, que celebramos en un restaurante situado en la plaza de V¨¢zquez Montalb¨¢n, cercana a la Filmoteca. All¨ª recordamos al escritor, a su detective y a sus caracoles, pero ¨¦l prefiri¨® degustar un buen rabo de toro. Amaba la vida y nada m¨¢s, siempre que la vida incluya el cine, la historia, el compromiso pol¨ªtico, el jazz y la gastronom¨ªa.

Esteve Riambau es director de la Filmoteca de Catalunya y coautor de La vida, la muerte: el cine de Bertrand Tavernier (1992).