¡®Godzilla vs. Kong¡¯: duelo de machos alfa

Godzilla vs. Kong es como ir al parque de atracciones y subirse en una monta?a rusa conducida por dos machos alfa encolerizados. Un chute de testosterona en el cuadril¨¢tero de boxeo de la gran pantalla. Los dos titanes, enfrentados aqu¨ª por oscuras maquinaciones corporativas orquestadas por el villano Demi¨¢n Bichir, no escatiman en da?os colaterales: portaaviones y rascacielos arrasados como moscas. La pel¨ªcula de Adam Wingard devuelve a Kong a su trono en el centro de la tierra para lanzarlo despu¨¦s directo a la ciudad de Hong Kong en un duelo garra a garra contra Godzilla entre los neones de la ciudad asi¨¢tica. La pelea resulta tan pl¨¢stica y bien orquestada, tan bonita incluso, que justifica su lugar de honor en la traca final de un largometraje de casi dos horas.

La pel¨ªcula es muy entretenida, incluso para los que no son demasiado amantes de estas batallas entre las dos criaturas ancestrales creadas por MonsterVerse o que tampoco pillan todos los gui?os al universo de la productora japonesa Toho. Un Kong cada vez m¨¢s gigante, humano y bonach¨®n se comunica con una ni?a sordomuda mientras Godzilla, una inmensidad que sube y baja por el oc¨¦ano a una velocidad de v¨¦rtigo, encuentra a sus m¨¢s fieles defensores en una pandilla comandada por la aguerrida Millie Bobby Brown. Los humanos, ya se sabe, son comparsas en este asunto, pero se agradece el humor y el ritmo al despachar una trama que en el fondo solo es relleno para asistir a un combate en asaltos. Porque el protagonismo no es para unos personajes reducidos a la m¨ªnima, aunque algo sujeten el tinglado, sino para unos efectos digitales cada vez m¨¢s sofisticados y logrados y, sobre todo, para dos fieras respetuosas con su origen y su legado, que aunque se machaquen a pu?etazos entienden de esos c¨®digos de conducta tan propios de los buenos machos alfa.