P¨¢nico a desaparecer de la historia
La periodista Ritama Mu?oz-Rojas recupera en un libro las cartas de sufrimiento y de temor al olvido en el exilio legadas por su abuela
Por el camino que siguieron Antonio Machado y otros nombres propios del exilio espa?ol, tras la derrota de la Rep¨²blica en la Guerra Civil, caminaron ni?os, j¨®venes, mayores que, al volver la vista atr¨¢s, hallar¨ªan un vac¨ªo que durar¨ªa d¨¦cadas. Eran pobres, acomodados, profesionales, trabajadores, obligados a rehacer su vida. Las fortunas o desgracias que debieron de sufrir estaban marcadas por el miedo al olvido. En una de las cartas que Ritama Mu?oz-Rojas, hija y nieta de republicanos, periodista, hall¨® en una colecci¨®n de correspondencia que le leg¨® su abuela, una exiliada explic¨® a quien la escuchara desde Espa?a: ¡°Lo peor es la soledad¡±. Y lo peor era tambi¨¦n el hambre.
Esas cartas piden asistencia, memoria, afecto, y dinero para vivir. Est¨¢n ahora recogidas en un libro, Los olvidados del exilio (Reino de Cordelia), que incluye tambi¨¦n fotograf¨ªas que son cr¨®nicas de ese temor, el olvido, y de esa mirada, la necesidad. Uno de los retratos es el de unos adolescentes que cargan maletas camino de la frontera¡ Son caras que a¨²n hoy reflejan el estupor ante el exilio, lo desconocido. La portada es la dram¨¢tica expresi¨®n de las consecuencias del desastre: un hombre le da la mano a una ni?a lisiada. Ella mira a la c¨¢mara, que no es el futuro, sino un espejo roto. Se sostiene en una muleta, el padre la lleva de la mano. Mantas grises enmarcan la cara desconfiada del hombre. Detr¨¢s otro hombre grueso sostiene la mano de un ni?o vivaracho.
Es la realidad de entonces y parece lo que es: el retrato de la desolaci¨®n. Para paliar las consecuencias del destierro que comenz¨® ah¨ª, un grupo de personas cre¨® la asociaci¨®n Amigos de los Antiguos Refugiados Espa?oles (AARE) ¡°para enviar alimentos, ropa o medicinas y ofrecerles un v¨ªnculo que les uniera a su patria¡±. El libro contiene ¡°las cartas con las que los ¨²ltimos exiliados espa?oles contestaron agradeciendo esa generosidad¡±.
La asociaci¨®n, dice Ritama, ¡°son tres personas, Juan Jos¨¦ Linz, Roc¨ªo de Ter¨¢n y Ritama Fern¨¢ndez, que es mi madre¡±. Pusieron en marcha esa v¨ªa de contacto con los refugiados en los a?os ochenta. La distancia (y el olvido) nunca les borr¨®, a?ade Ritama, ¡°la referencia agradecida a la Rep¨²blica, su amor a la patria, la tristeza por haber sido expulsados de ella¡ Era como si se hubieran quedado en el 39; hablan en las cartas de una Espa?a que no exist¨ªa, en la que, si hubieran vuelto, habr¨ªan sufrido otra clase de exilio¡±.
P¨¢nico a desaparecer
Para todos ellos ¡°la soledad es lo peor¡ Hay un cap¨ªtulo entero dedicado a recoger las cartas en las que hablan de su soledad. Todos est¨¢n solos y en muchos casos no pueden ni escribir, han de esperar a que llegue un amigo porque bastantes de aquellos refugiados eran analfabetos¡ No nos olvid¨¦is¡±, dicen algunos. ¡°Tienen p¨¢nico a desaparecer de la historia, de la vida, del pa¨ªs¡ Mi tatarabuela, la madre de Fernando de los R¨ªos, que viv¨ªa en Nueva York, le dec¨ªa a mi abuela, desde el exilio: ¡®Nombradme de vez en cuando, contadle a los ni?os qui¨¦n soy, no me olvid¨¦is¡±.
El editor, Jes¨²s Egido, busc¨® las fotograf¨ªas. ¡°Eran gente humilde aquellos exiliados¡ Iban en alpargatas¡ Mira esos ni?os, uniformados, parece que les han dado la maleta para que puedan irse, y parecen maletas vac¨ªas. ?Qu¨¦ podr¨ªan llevar? Gente olvidada, an¨®nima, que no tuvo quien hablara de ellos. Solos en Francia, en Argentina¡ Es una brutalidad y una injusticia hoy no reconocer la realidad y ser generosos con la gente que lo sufri¨®. ?Qu¨¦ peligro ideol¨®gico supon¨ªa esa pobre gente para merecer la mezquindad que se sigue practicando contra el exilio? ?Qu¨¦ hac¨ªan sino sobrevivir y trabajar para vivir? ?Qu¨¦ da?o le hac¨ªan al mundo? ?Por qu¨¦ los olvidamos? ?Por qu¨¦ ahora, con el olvido, cargamos contra ellos?¡± Ah¨ª est¨¢n, retratados o en sus cartas, luchando contra la soledad y el olvido, en el camino que no tuvo retorno.
Babelia
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