La National Gallery concluye que ¡®El triunfo de Sileno¡¯ fue pintado por Nicolas Poussin
Los recientes an¨¢lisis y tratamientos de la obra llevan al museo a afirmar que no se trata de una copia, como se crey¨® en las ¨²ltimas siete d¨¦cadas
Dentro del cuadro, el caos continuar¨¢ para siempre. Al fin y al cabo, retrata una bacanal. Pero, fuera, la confusi¨®n que ha rodeado a El triunfo de Sileno acaba de encontrar una respuesta. Tras d¨¦cadas de autor¨ªa incierta, la National Gallery de Londres ha anunciado este jueves su renovada certeza: los ¨²ltimos trabajos de conservaci¨®n permiten afirmar que se trata de una obra original del maestro franc¨¦s Nicolas Poussin, realizada en torno a 1636, y no de una copia, como se crey¨® durante buena parte del siglo XX.
El triunfo de Sileno vuelve as¨ª, en realidad, a la casilla de salida. El cuadro fue uno de los primeros en entrar en la National Gallery, en 1824. Tanto que constituy¨® uno de los pilares de la ¡°fundaci¨®n del museo¡±, como recuerda Francesca Whitlum-Cooper, conservadora asociada para pintura entre 1600 y 1800, en un art¨ªculo en la revista de arte Burlington Magazine. Y, entonces, fue catalogado como un poussin. Las dudas, sin embargo, se acumularon hasta que en 1946 empez¨® a ser atribuido a Pierre Dulin, entre otras hip¨®tesis.
¡°Casi todos los especialistas en Poussin del siglo XX han rechazado su autor¨ªa por su [baja] calidad y la debilidad de la composici¨®n¡±, escribe Whitlum-Cooper. Los barnices descoloridos, personajes retratados ¡°de manera grosera¡± y la sensaci¨®n de imperfecci¨®n reforzaron las teor¨ªas de que esa obra no pod¨ªa pertenecer al mayor pintor franc¨¦s del siglo XVII. Sobre todo, en comparaci¨®n con la excelencia de otras dos bacanales que Poussin reprodujo esos a?os: El triunfo de Pan (tambi¨¦n en la National Gallery) y El triunfo de Baco (en el Museo de Arte Nelson-Atkins, de Kansas City, en EE UU). De ah¨ª que el original se diera por perdido y la obra expuesta en la sala 29 se terminara aceptando como una copia. Hasta ahora.
¡°Nunca se puede afirmar con total seguridad que se ha llegado a un punto final, pero encontramos pruebas muy convincentes a favor de la autor¨ªa de Poussin¡±, explica por correo electr¨®nico Letizia Treves, conservadora de la pintura de finales del siglo XVII en el museo. De ah¨ª que el cuadro ya aparezca catalogado como un poussin. Y as¨ª podr¨¢ verlo el p¨²blico si el centro reabre el 17 de mayo, como est¨¢ previsto. ¡°Los conservadores de la National Gallery trabajan junto con los miembros de sus departamentos de conservaci¨®n y cient¨ªfico en la atribuci¨®n de una obra, y en ello se pueden tener en cuenta elementos como su procedencia y encargo, su examen t¨¦cnico, el an¨¢lisis cient¨ªfico de los pigmentos, los rayos X o el estudio estil¨ªstico. Adem¨¢s, el museo, a trav¨¦s de sus contactos, tiene acceso a materiales comparativos de otras colecciones¡±, agrega Treves. Y se?ala que lo sucedido es ¡°raro, pero no un hecho aislado¡±. Hay varias piezas del centro no atribuidas a ning¨²n artista, pero consideradas ¡°de muy buena calidad¡±, que est¨¢n siendo objeto de investigaciones parecidas.
En el caso de El triunfo de Sileno, fue Whitlum-Cooper quien presion¨® a favor de que se iniciaran una serie de tatamientos. Treves deja entrever que la atribuci¨®n era uno de los objetivos: ¡°Se decidi¨® que el cuadro se beneficiar¨ªa. Y ciertamente hab¨ªa preguntas que necesitaban respuestas¡±. En la pintura, el viejo Sileno ha bebido tanto que no consigue ni aguantar en pie. Para evitar caerse, apoya una pierna en el lomo de un tigre mientras, a su alrededor, la org¨ªa de alcohol, placer y violencia no cesa. Y un flautista, en el centro del lienzo, mira al espectador como para animarle a sumarse a la fiesta. Los conservadores de la National Gallery aceptaron la invitaci¨®n. Y han buceado en el cuadro hasta descubrir m¨²ltiples indicios pict¨®ricos e hist¨®ricos.
Entre los primeros, Whitlum-Cooper cita varios pentimenti (cambios durante la realizaci¨®n de la pintura) que poco sentido tendr¨ªan en una copia de un trabajo ya terminado; adem¨¢s, los pigmentos resultan casi id¨¦nticos a los empleados en El triunfo de Pan, y el museo Nelson-Atkins descubri¨® recientemente que los tres lienzos fueron cortados del mismo rollo. La nueva luz que la obra ha adquirido debilita las insinuaciones sobre su baja calidad.
Pero la investigaci¨®n tambi¨¦n se apoya en el contexto. Las tres bacanales fueron encargadas a Poussin entre 1635 y 1636 por el todopoderoso cardenal Richelieu, que las colg¨® en el gabinete de su castillo en Poitou. En torno a 1741, fueron sustituidas por copias y llevadas a Inglaterra. El rastro de las otras dos se ha podido seguir hasta hoy, mientras que la pista de El triunfo de Sileno se fue perdiendo. Aun as¨ª, Whitlum-Cooper encuentra en la historia varios pilares para su tesis.
Era aquella una ¨¦poca de enorme ocupaci¨®n para Poussin. Tambi¨¦n trabajaba en los encargos de Felipe IV para su Palacio del Buen Retiro: obras como Paisaje con San Pablo Ermita?o o La caza de Meleagro, que cuelgan en el Museo del Prado. A Richelieu, sin embargo, no se le dec¨ªa que no. Y menos en un contexto de guerra franco-espa?ola (entre 1635 y 1639), donde tal vez el cardenal vio el fichaje del artista como otro frente de batalla, seg¨²n Whitlum-Cooper. Eso explicar¨ªa las prisas de Poussin, junto con otro elemento: apenas consta un dibujo preparatorio para El triunfo de Sileno, cuando el maestro habitualmente realizaba unos cuantos.
Suficiente, pues, para que la National Gallery decidiera su reatribuci¨®n. Ahora, el museo suma 14 obras de Poussin, uno de los principales tesoros mundiales del creador. Treves evita aclarar si hay planes para pedir prestado El triunfo de Baco y reunir as¨ª las tres bacanales de Richelieu. Lo cierto, eso s¨ª, es que entre el 9 de octubre de 2021 y el 2 de enero de 2022 El triunfo de Sileno participar¨¢ en Poussin and the Dance, la primera exposici¨®n dedicada a la presencia de la danza en la obra del franc¨¦s. El baile de esta autor¨ªa, en cambio, ha terminado.
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