Gilberto Gil: ¡°Un acontecimiento dr¨¢stico como la pandemia ayuda a fortalecer el deseo de avanzar de la humanidad¡±
El compositor cuenta que reza para que el presidente de Brasil alcance a comprender y a acoger lo que es diferente a ¨¦l en un momento en el que se vive la cultura de la destrucci¨®n
Gilberto Gil est¨¢ viviendo varios sentimientos durante la pandemia. La indignaci¨®n con las personas que se saltan la fila de vacunaci¨®n y las fiestas clandestinas provocan un semblante serio en el compositor, como si la serenidad que le caracteriza desapareciera. Pero enseguida se recupera. ¡°Un acontecimiento dram¨¢tico y dr¨¢stico como este ayuda a la humanidad a fortalecer su deseo de avanzar¡±, afirm¨® en una entrevista por videollamada a EL PA?S. Esa dualidad entre el bien y el mal obrar es, para Gil, el principal componente de la humanidad. ¡°La raza humana es la herida prendida/Una belleza, una podredumbre¡±, dicen los versos de la canci¨®n Ra?a Humana, de mediados de los a?os 1980. ¡°Estamos siempre entre la virtud y el pecado, todo el rato¡±, comenta. Cuando toca analizar al presidente Jair Bolsonaro, Gil toma aire. ¡°Quiero que el perfeccionamiento humano se produzca en todos los individuos, incluso en los que no comulgan con una visi¨®n generosa de la sociedad¡±, explica. Pero no solo de compasi¨®n vive el hombre. ¡°Son personas que quieren destruirnos, que hacen de todo para hacer prevalecer una visi¨®n ruin de la bondad¡±, afirma.
El artista analiz¨® la crisis medioambiental ¡ªacaba de sacar una canci¨®n en colaboraci¨®n con el Instituto Terra, del fot¨®grafo Sebasti?o Salgado¡ª, la situaci¨®n de la cultura brasile?a, de la que fue ministro de Lula, y su propia existencia casi octogenaria, celebrada recientemente con el t¨ªtulo de Doctor Honoris Causa del campus de la Universidad de Berklee en Valencia, cuya sede est¨¢ en Boston, Estados Unidos.
Pregunta. ?C¨®mo ve la situaci¨®n de la cultura en el Gobierno actual? ?Qu¨¦ impresi¨®n le ha causado el secretario M¨¢rio Frias hasta el momento?
Respuesta. [La cultura] no es un asunto central en el Gobierno. Al menos no lo est¨¢ siendo hasta ahora. No veo ning¨²n aprecio en la mentalidad gubernamental por ese aspecto de la vida del pueblo. O por lo menos deben tener una visi¨®n sobre qu¨¦ es cultura o lo que debe ser cultura, pero esa visi¨®n no incluye a todos. En realidad, es una monocultura, con una total aversi¨®n a todo lo que no se encuadra en esa cajita que escogieron. Desprecian un modo diverso de ver la cultura, arremeten contra lo que se hizo antes y quieren un despu¨¦s que no sabemos qu¨¦ ser¨¢. Es dificil¨ªsimo hasta entenderlos y comprenderlos; incluso ayudarlos, si fuera el caso. Pero lo que vemos es destrucci¨®n e incapacidad de construir junto a la sociedad y de entender las varias partes de Brasil que necesitan ser convocadas para la realizaci¨®n de un proyecto. En realidad, es la falta de proyecto. Un proyecto cultural brasile?o tendr¨ªa que considerar la grandeza de nuestra variedad. Lo que est¨¢ pasando contra nosotros, los negros (el periodista es negro) en la Funda??o Palmares [ente p¨²blico de fomento a la afrobrasilidad, presidido por S¨¦rgio Camargo], es una visi¨®n discriminatoria, que quiere hacerse prevalecer y dificulta cualquier acuerdo. Nos quedamos sin formas de contribuir y ayudar. Y aparentemente no quieren. Quieren insistir en un modelo de rechazo constante.
P. Recientemente, cuando le preguntaron sobre el presidente Jair Bolsonaro, dijo que oraba por ¨¦l y que desear¨ªa que ¡°un ser pleno llegase a ¨¦l y rigiese sus energ¨ªas¡±. ?En qu¨¦ consiste la esperanza de que ¨¦l pueda asumir otra forma?
R. Quiero que el perfeccionamiento humano se produzca en todos los individuos, no solo en mis parientes o amigos. Quiero que esa posibilidad de existencia m¨¢s amorosa llegue tambi¨¦n a quienes no comulgan con una visi¨®n generosa y positiva de la sociedad.
Son personas que quiere destruirnos, que hacen de todo para hacer prevalecer una visi¨®n ruin de la bondad.
Cuando hablo del presidente de Brasil, hablo de una dificultad de asumir consideraciones sobre la variedad humana y la diversidad. Esa insistencia de que el mundo tiene que ser como ¨¦l y sus amigos quieren. Me parece que puede, o deber¨ªa haber, un medio para que ¨¦l llegase a compartir el ser humano en su universalidad. Tener capacidad del perd¨®n. Cuando me refiero a rezar lo hago en ese sentido: seguir creyendo que somos resultado de una gran maternidad universal que nos abarca a todos, y, con lo cual, todos deber¨ªan beneficiarse de esa condici¨®n de ser y comprendernos. Bolsonaro y cualquier otra persona es depositario de esa esperanza.
P. Se respira un autoritarismo muy fuerte en el ambiente, pero eso es algo de nuestra historia, con la esclavitud y la dictadura militar, por ejemplo. ?Podemos quit¨¢rnoslo de encima o estamos abocados a vivir ciclos m¨¢s o menos autoritarios?
R. Es algo que cargamos desde la colonia, pasando por el Imperio, por las rep¨²blicas que se sucedieron, todas precarias. Todo eso es una fuente de referencia en los modos de hacer pol¨ªtica y ejercer poder. Son herencias que nos gu¨ªan. Pero, al mismo tiempo, la palabra democracia ha entrado en una vigencia permanente, con sus sentidos y significados cada vez m¨¢s firmes en la sociedad. Cuando tenemos un gobierno como el de ahora, con una disminuci¨®n de la visi¨®n relativa de la importancia de la democracia, hay una cantidad enorme de gente que se queja. Son discusiones que est¨¢n en la agenda brasile?a y mundial, de los reg¨ªmenes que coquetean con el autoritarismo y con la intolerancia. La voluntad de la sociedad humana se ha encaminado hacia ese modo m¨¢s amplio de vida que ofrece la visi¨®n democr¨¢tica. Eso es irreversible.
P. Acaba de lanzar Refloresta, una canci¨®n sobre el medio ambiente, ¨¢rea en la que Brasil est¨¢ siendo presionado internacionalmente. ?C¨®mo analiza el panorama actual?
R. El movimiento ambientalista, la necesidad de que debemos preservar la naturaleza de nuestra propia capacidad predatoria, es algo que est¨¢ ah¨ª hace 40 a?os. Son temas que fueron cobrando fuerza despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial, con esa capacidad destructora de las armas nucleares, con la falta de cuidado que tuvimos con las formas de explotaci¨®n de la naturaleza, de la tierra, al nutrirnos y al devolverle a la naturaleza esa capacidad de nutrici¨®n, y la consolidaci¨®n de un circuito permanente de tomar e devolver. El actual gobierno tambi¨¦n est¨¢ despreciando todo eso que la ecolog¨ªa ha tra¨ªdo consigo. El respeto por el medio ambiente es algo que una parte significativa de la sociedad brasile?a lleva dentro, y que est¨¢ reaccionando no solo a la inercia, sino la ignorancia que est¨¢ predominando. El movimiento ambientalista mundial es una conquista importante en las ¨²ltimas d¨¦cadas en el mundo, y cuando Brasil reacciona de esa manera insensible a todas esas conquistas, los pa¨ªses exigen que vuelva esa sensibilidad.
P. El fot¨®grafo Sebasti?o Salgado dice que la b¨²squeda del progreso y la extracci¨®n de bienes naturales, con los males provenientes de ah¨ª, eran la contradicci¨®n de nuestra especie. ?C¨®mo se sale de ese dilema?
R. Asumiendo que es un dilema y que tenemos que disponernos a enfrentarlo y a entender las variables positivas y negativas. No hay un resolver permanente. ¡°?Ya est¨¢, se acab¨®!¡±. Bien, entonces tambi¨¦n se acaba el movimiento de las cosas, la humanidad, todo est¨¢ resuelto y llegaremos por fin a la vida plena en la que ya nada tiene sentido, porque no hay contraste con nada. Ese contraste entre la vida y la muerte es lo que va a seguir impuls¨¢ndonos a entender los avances en las formas de pensar y c¨®mo ajustamos la producci¨®n humana a una productividad m¨¢s saludable. C¨®mo librarnos un poco m¨¢s de las guerras entre nosotros, los hombres, y tambi¨¦n contra otras especies de la naturaleza. C¨®mo librarnos del mal causado por los sistemas econ¨®micos, con un capitalismo m¨¢s solidario y menos sumiso a la idea de acumulaci¨®n sin fin y sin distribuci¨®n de la riqueza que es producida por todos. Los intentos que hizo el socialismo se vieron parcialmente frustrados. El sistema econ¨®mico est¨¢ en jaque, as¨ª como el sistema tecnocient¨ªfico, el existencial, en las formas de las relaciones humanas. Eso significa que tenemos que programar el pr¨®ximo movimiento en el tablero de esta gran partida de ajedrez. La cuesti¨®n es: ?qu¨¦ pieza mover? ?Hacia d¨®nde?
P. Ha dicho que la pandemia le ha generado un sentimiento de angustia no solo por el impacto a sus familiares, sino tambi¨¦n a la humanidad, como algo com¨²n a todos. A la vez, vemos casos de gente que se salta la fila para vacunarse y fiestas clandestinas. ?Estamos siendo tan solidarios como demanda el momento?
R. La humanidad sigue pareci¨¦ndose a lo que siempre ha sido. Un conjunto de seres con personalidades, individualidades, reacciones variadas a los est¨ªmulos de la vida y del mundo. Cultivos variados de valores, niveles diferentes de consideraci¨®n a dichos valores, atravesados por religiones y filosof¨ªas. Nosotros, los hombres, somos pecadores y estamos siempre entre la virtud y el pecado. En esta situaci¨®n de presi¨®n m¨¢s aguda, acerca de lo que somos y lo que debemos ser, esa dimensi¨®n de la realidad se hace m¨¢s evidente. En algunos aspectos hay progresos en las relaciones sociales; pero en otros, no. Seguimos conservadores, reaccionarios a veces. En el aspecto de la solidaridad, que en este momento ser¨ªa m¨¢s exigida, hay quienes reaccionan mejor y peor. La esperanza general es que tengamos condiciones de avanzar en relaci¨®n con un est¨¢ndar gen¨¦ricamente aceptado de relacionarnos. Cuando vemos esas fiestas clandestinas o personas col¨¢ndose para vacunarse, son los viejos modos humanos de ser, sin la empat¨ªa que la situaci¨®n merece. Que podamos mejorar.
P. La pandemia ha acentuado algo que ya vivimos durante otros periodos, como el conflicto entre el conocimiento cient¨ªfico y las creencias de la fe, de las religiones. ?Estamos lidiando correctamente con el dilema?
R. ?Qu¨¦ es correctamente? El justo medio est¨¢ en la igual posibilidad de los extremos. Los extremos del bien y del mal, del buen obrar y el mal obrar, siguen ah¨ª, est¨¢n en di¨¢logo permanente. La expectativa general es que la humanidad avance. Pero, cuidado, ?avanzar hacia d¨®nde? Avanzar significa librarse de ciertas maneras de ser y adoptar otras. Al mismo tiempo, todas esas cosas dependen de valores que vienen de la ¨¦tica, de la moral, de la dimensi¨®n religiosa. No hay un resultado universalmente perceptible en el sentido de decir que estamos manifestando una cualidad nueva en las relaciones humanas o, al rev¨¦s, que podemos estar presentando una descualificaci¨®n m¨¢s antigua de la humanidad. Las desigualdades se han hecho m¨¢s patentes en un momento como este. Hay un desequilibrio muy grande entre las posibilidades de unos y las de otros.
La forma en la que los m¨¢s pobres se ven m¨¢s afectados. La pandemia no hace m¨¢s que acentuar una serie de cuestiones muy amplias. Al mismo tiempo, el esfuerzo de avanzar contin¨²a. Un acontecimiento dram¨¢tico y dr¨¢stico como este ayuda a la humanidad a fortalecer su deseo de querer ir m¨¢s hacia adelante y encontrar formas de amparar a los m¨¢s necesitados.
P. Vivimos un periodo muy duro desde el punto de vista del luto y de la soledad en algunos casos. Hay un verso que dice: ¡°Basta con que el coraz¨®n diga no/ cuando la mente intenta llevarnos a la casa del sufrir¡±. ?Tiene alg¨²n refugio espiritual que le aleje de la casa del sufrir?
R. S¨ª. Es algo que vamos construyendo a lo largo de nuestra existencia, es una b¨²squeda de por vida, en el sentido de apaciguamiento, pacificaci¨®n, resignaci¨®n, capacidad de aceptaci¨®n y tambi¨¦n de superaci¨®n. Es un sitio en el que me siento a gusto para declarar lo que pienso, en mis posicionamientos ante las injusticias de la vida y del mundo, en relaci¨®n con las m¨¢s variadas formas de dolor. Al principio, con las primeras noticias de muertes en masa de personas mayores en Espa?a o Italia, en esos momentos en los que hab¨ªa una incertidumbre al respecto de lo que era la enfermedad, estaba muy angustiado. Y ahora estamos viviendo algo muy dif¨ªcil en Brasil, que es el epicentro de la pandemia, con tantas noticias horribles por todas partes. Esa victimizaci¨®n sobre la humanidad nos reporta mucho sufrimiento. El intento de enfrentarse a ese sufrir es algo constituido a lo largo de una vida, una b¨²squeda que viene de los sufrimientos que nos afectan en nuestro d¨ªa a d¨ªa, los peque?os disgustos o enfados. Es una casa que se va reformando con el paso de los a?os. Estamos siempre buscando un tejado m¨¢s firme que pueda resistir a las tempestades m¨¢s duras.
P. Usted ha dicho que al estar concentrado en la pandemia no sent¨ªa impulsos para componer. Me acord¨¦ de su periodo en la c¨¢rcel, cuando compuso C¨¦rebro Eletr?nico, Futur¨ªvel y Vitrines. ?Cu¨¢l fue el impulso creativo que le proporcion¨® la prisi¨®n y que la pandemia se lo est¨¢ bloqueando?
R. Hay que tener en cuenta los dos momentos existenciales. Por aquel entonces yo era un chaval de veintipocos a?os, con energ¨ªas nuevas y en b¨²squeda de condiciones de manifestar esas energ¨ªas. Ahora soy un se?or mayor de casi 80 a?os, con otras energ¨ªas. Aquellas energ¨ªas de anta?o est¨¢n atenuadas, ya desaguaron naturalmente en los afluentes de la fuerza juvenil y desembocaron en este gran estuario que es la condici¨®n vieja de existir. Las del momento actual son exigencias muy diferentes a las de cuando estuve en una celda. Por ejemplo: durante aquellos dos meses de prisi¨®n acab¨¦ siendo pose¨ªdo por un deleite m¨ªnimo de pensar, escribir y ejercer mi condici¨®n humana, y eso se tradujo en algunas canciones. Ahora es otra historia. Estoy aqu¨ª tocando mi guitarra, tranquilo. Algo puede resultar de esos periodos vividos un poco en Bahia, aqu¨ª en Itaipava (regi¨®n serrana de R¨ªo de Janeiro) o en Copacabana, fruto de esa constricci¨®n de la posibilidad de vivir. Pero el deleite, la b¨²squeda de ese resultado, no son los mismos de aquella ¨¦poca. Es otra forma de quietud.
P. O¨ª decir que los discos que se hicieron en la d¨¦cada de 1970, a partir de Expresso 2222 (1972), son m¨¢s tropicalistas que los que se hicieron en la d¨¦cada anterior, y que sirvieron de influencia para nombres como Ney Matogrosso y Novos Baianos, entre otros. ?Aquella est¨¦tica musical y de actitud se ha incorporado totalmente a la canci¨®n brasile?a?
R. El mundo explota y todas las trizas caen sobre Copabacana, como dir¨ªa Caetano en Superbacana. Est¨¢ todo ah¨ª. Se produjo una lluvia de part¨ªculas tropicalistas provocadas por esa nube que pas¨® o por aquella bomba que explot¨®. Todos esos muchachos que hacen canciones dentro de la cultura popular en Brasil, que eventualmente est¨¢n en el teatro o en el cine, tienen una herencia tropicalista muy n¨ªtida. Lo que pasa es que as¨ª, manifestada en fragmentos, a veces di¨¢fanamente esparcidas por ah¨ª, esa captaci¨®n de la dimensi¨®n tropicalista se ve dificultada, a veces anulada. Pero aquello que dese¨¢bamos y pusimos en pr¨¢ctica est¨¢ ah¨ª: diversidad, libertad, pluralismo, todo un repertorio e ideario que era la base del tropicalismo. Est¨¢ todo suelto en la plataforma del aire, que dir¨ªa Luiz Melodia.
P. Usted ya ha hecho algunos directos en internet durante la pandemia utilizando el repertorio de toda su carrera, defini¨¦ndose como un ¡°visitante de su territorio creativo¡±. ?El trayecto por el propio camino de uno es placentero o hay baches?
R. Hay baches, por supuesto, porque son naturales de la vida. Son momentos de mi existencia, cuando quise traducir sentimientos, algunas formas de experiencia. Los caminos son tortuosos, porque son resultado de la transformaci¨®n de mi intensidad interna en lenguaje, en expresi¨®n, en mi caso como cantante y compositor. Ese deseo de expresarme, que es un s¨ªntoma natural de estar vivo, se manifiesta lleno de contradicciones. Y en medio del camino hay una expectativa de que eso desemboque en nuevas formas de comunicarme, que se transforme en canciones, m¨²sica, encuentros. Durante la pandemia estamos intentando hacerlo con directos, y m¨¢s adelante, conforme vaya evolucionando la pandemia, esto tambi¨¦n influir¨¢ en nuestra po¨¦tica y quehacer art¨ªstico.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.