Pablo Servigne: ¡°La ¨²nica manera de sobrevivir a este siglo ser¨¢ la ayuda mutua¡±
El cient¨ªfico franc¨¦s, coautor del ensayo ¡®Colapsolog¨ªa¡¯, presume que antes de 2030 se producir¨¢ ¡°un hundimiento social¡± que obligar¨¢ a despedirse de la confianza en el progreso
Pablo Servigne (Versalles, 43 a?os) se ha convertido en uno de los te¨®ricos del hundimiento m¨¢s escuchados gracias a la repercusi¨®n de sus ¨²ltimos libros, en los que el cient¨ªfico franc¨¦s ¡ªde madre colombiana, lo que explica su nombre, su tez y su espa?ol casi perfecto, que perfeccion¨® ¡°de tapeo por Oviedo¡±¡ª pronostica la convergencia de distintas crisis que podr¨ªan conducirnos hacia una vor¨¢gine irreversible. No lo dice, pese a todo, con especial dramatismo. ¡°Cuando sea el caso, bastar¨¢ con estar preparado¡±, se?ala Servigne, coautor junto a Rapha?l Stevens del reciente ensayo Colapsolog¨ªa (Arpa), que este lunes ha pasado por Barcelona para pronunciar una conferencia en la Escola Europea d¡¯Humanitats, que dirige Josep Ramoneda.
Hace a?os que Servigne abandon¨® su trabajo como investigador, harto de estar encerrado en la torre de marfil de su laboratorio. Este ingeniero agr¨®nomo y doctor en Biolog¨ªa hizo las maletas y se march¨® de la ciudad con su pareja y sus dos hijos. ¡°Quer¨ªamos que crecieran cerca de los bosques, las ardillas y los jabal¨ªs, y no entre ambulancias y camiones de la basura. En este siglo va a ser imprescindible conectar otra vez con lo salvaje y tambi¨¦n con lo colectivo, saliendo del anonimato de las ciudades. Cuanto m¨¢s subes la monta?a, m¨¢s ayuda mutua ves¡±, relata. Cuanto m¨¢s g¨¦lido se vuelve el invierno, m¨¢s personas salen a ayudar a sus vecinos a cortar la le?a. Esto le record¨® algo que ya sab¨ªa, habi¨¦ndose especializado durante siete a?os en la sociabilidad de las hormigas. ¡°Estudiar a los insectos me permiti¨® romper con esa ideolog¨ªa absurda de la competici¨®n generalizada, con toda esa ret¨®rica neoliberal¡±, dice.
¡°Estudiar a los insectos me permiti¨® romper con esa ideolog¨ªa absurda de la competici¨®n generalizada¡±
La lectura de autores como Rob Hopkins hizo que quisiera participar en el debate p¨²blico. Dej¨® su trabajo en 2008 y se puso a escribir lo que intu¨ªa: que, sin una movilizaci¨®n urgente y masiva, el planeta iba camino de la perdici¨®n. Un informe para el Parlamento Europeo encargado en 2013 por el exministro ecologista Yves Cochet, convertido desde entonces en uno de los principales difusores de sus tesis, le hizo llegar a esta conclusi¨®n: el derrumbe ecol¨®gico, energ¨¦tico y clim¨¢tico se producir¨¢ antes de que fenezca su generaci¨®n. ¡°Nadie era consciente de ello, salvo los cient¨ªficos. Para alterar esa situaci¨®n, creamos la colapsolog¨ªa¡±, afirma sobre esta nueva disciplina, forjada junto a Stevens, especialista en la transici¨®n ecol¨®gica y coautor de su ensayo, y Gauthier Chapelle, te¨®rico de la biom¨ªmesis, la ciencia que se inspira en la naturaleza para resolver los problemas de los humanos. ¡°El objetivo es informar lo m¨¢s claramente posible al mayor n¨²mero de personas para prepararse de la mejor manera contra los grandes choques que se avecinan. Cuanto m¨¢s nos preparemos, menos catastr¨®ficos ser¨¢n¡±, resume.
Su misi¨®n es reformular postulados que, hasta no hace tanto, eran considerados extremistas, utopistas o dignos de exc¨¦ntricos y chiflados. ¡°Los hemos convertido en cosas audibles para las clases intelectuales y urbanas. Los hemos acercado a todos los grupos sociales y todos los sectores econ¨®micos, a los partidos pol¨ªticos, a los grupos religiosos y hasta al ej¨¦rcito¡±, expone Servigne. Pese a las cr¨ªticas que le siguen lloviendo por su aparente profetismo, la gravedad creciente de la crisis clim¨¢tica ha hecho que estas tesis ultraminoritarias se infiltren en la agenda global.
¡°Cuando lleg¨® la pandemia, no sent¨ª miedo. Llevaba 15 a?os prepar¨¢ndome para ella¡±
La toma de conciencia se ha producido, seg¨²n Servigne, en tres etapas. La primera fue la alarma generada por el invierno nuclear, al mismo tiempo que se creaba el Club de Roma en 1968, que ya alert¨® sobre los peligros del desarrollismo y su crecimiento sin l¨ªmites. Se tradujo en la emergencia de corrientes como el catastrofismo y el survivalismo, que ¡°primero fue de extrema izquierda y luego de extrema derecha¡±. La segunda tuvo lugar durante la ¨²ltima d¨¦cada, con las olas caniculares en Europa, el muy pesimista informe sobre el calentamiento global del IPCC ¡ªel grupo de cient¨ªficos que asesoran a la ONU sobre el cambio clim¨¢tico¡ª, la aparici¨®n de grupos como Extinction Rebellion o los chalecos amarillos en Francia y el ¡°monstruo medi¨¢tico¡± que devino Greta Thunberg. ¡°Entonces fue cuando lleg¨® el tercer episodio: la pandemia¡±, enuncia Servigne. Confirm¨® sus peores pron¨®sticos. ¡°Pero, cuando sucedi¨®, no sent¨ª miedo, porque llevo 15 a?os prepar¨¢ndome para ello. Es como un duelo: debes desgastar tus emociones para no dejarte llevar por ellas¡±.
A su entender, es en ese luto compartido nos encontramos hoy: en el traum¨¢tico proceso de despedirnos de una idea del futuro, de una fe ciega en el progreso. ¡°Desprenderse de ese imaginario es muy doloroso, pero yo ya he llegado a ese punto. No creo que mi generaci¨®n llegue a cobrar una pensi¨®n ni que mis hijos conozcan las jirafas¡±, afirma. No es que tenga el d¨ªa cenizo; lo dice con total desapego. ¡°Es demasiado tarde para hablar de optimismo o pesimismo. Cuando hay un incendio, uno se limita a pasar a la acci¨®n¡±, dice Servigne, que anticipa un futuro marcado por la desintoxicaci¨®n respecto a sustancias que considera nocivas. ¡°Como los toxic¨®manos, deberemos aprender a dejar drogas como el petr¨®leo, la riqueza o el PIB¡±.
Otro de sus referentes, el ge¨®grafo y antrop¨®logo Jared Diamond, ha escrito que todas las civilizaciones que sucumbieron en el pasado, ya fuera por guerras cruentas, cat¨¢strofes clim¨¢ticas o descalabros comerciales, compart¨ªan un denominador com¨²n: las p¨¦simas decisiones que tomaron sus gobernantes para salir de cada una de esas crisis. ¡°Viven en una burbuja de confort que les hace estar convencidos de que el camino seguir¨¢ en l¨ªnea recta. Hasta que se ven cayendo por el precipicio, igual que el Coyote al perseguir al Correcaminos¡±, sonr¨ªe Servigne.
La fecha del fin del mundo
La soluci¨®n pasar¨ªa, para el cient¨ªfico, por la experimentaci¨®n con ¡°peque?os sistemas de resiliencia¡± como las cooperativas y las ecoaldeas, por una doctrina del shock invertida en la que se aprovechen las brechas abiertas por cada crisis para formular soluciones alternativas al capitalismo. El Estado le parece una instituci¨®n destinada a desaparecer. ¡°Es demasiado costosa. Puede hundirse por una crisis energ¨¦tica, cuando empiece a escasear el petr¨®leo, y tambi¨¦n por la falta de confianza que inspira su relato com¨²n. Si dejamos de creer en Francia o en Europa, desaparecer¨¢n¡±. No le parece un ocaso deseable, pese a su cultura anarquista. ¡°Es una aspiraci¨®n a largo plazo, porque el Estado es el producto de 500 a?os de historia violenta, capitalista y colonial. Pero, a corto plazo, no me parece deseable. El Estado tiene el monopolio de la cohesi¨®n social. Las sociedades no est¨¢n listas para vivir sin ¨¦l¡±, admite.
¡°No creo que mi generaci¨®n llegue a cobrar una pensi¨®n ni que mis hijos conozcan las jirafas¡±
Servigne se resiste a dar una fecha para el fin del mundo. ¡°No soy astr¨®logo. No se puede pronosticar el futuro de manera cient¨ªfica¡±, protesta con amabilidad. Lo que s¨ª acepta compartir es una de sus intuiciones. ¡°En 2030, el mundo habr¨¢ cambiado totalmente. Mi sensaci¨®n es que antes de ese a?o se producir¨¢ un hundimiento social¡±, dice Servigne, que incluye en ¨¦l el preocupante rebrote del fascismo en varios puntos del planeta. Con todo, no es tan apocal¨ªptico como sus palabras parecen indicar. No cree, por ejemplo, en esa guerra civil inevitable que describen ciertas series de televisi¨®n. ¡°En las peores crisis siempre ha vuelto a surgir una solidaridad. La naturaleza humana no es la maldad. El problema es que nos rigen instituciones antisociales que pregonan la agresi¨®n y desmantelan los cuidados¡±, opina. ¡°La ¨²nica manera de sobrevivir a este siglo ser¨¢ la ayuda mutua. Es m¨¢s, los que no ayuden a los dem¨¢s ser¨¢n los primeros en morir¡±.
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