¡®African Mirror¡¯: los oscuros secretos de un cronista de las colonias
El viajero y cineasta Ren¨¦ Gardi molde¨® la idea que los suizos tuvieron de ?frica durante los a?os cincuenta. Un documental descubre sus diarios in¨¦ditos, plagados de confesiones
La niebla densa invad¨ªa el valle de Mandara. En la claridad del llano los esperaba una delegaci¨®n de funcionarios coloniales, blancos tocados con sombrero de safari. Corr¨ªa el a?o 1953 y el Camer¨²n franc¨¦s elaboraba un censo del pueblo mafa, natural del extremo norte del pa¨ªs. Monsieur Duc, m¨¢xima autoridad, los somet¨ªa a un implacable interrogatorio ayudado del int¨¦rprete: ¡°?Nombre?, ?estado civil, ?hijos o animales? D¨ªgale que tengo ¨®rdenes de quemar su casa si no colabora¡±. Algunos se arrodillaban en se?al de respeto y cubr¨ªan sus hombros con la tierra rojiza de ?frica. El cronista de viajes y cineasta suizo de 44 a?os Ren¨¦ Gardi, que tardar¨ªa solo unos meses en llevar la cultura mafa hasta las salas de estar de sus compatriotas, anot¨® en un cuaderno, tras ver la escena: ¡°Puede parecer cruel, s¨ª. ?Pero c¨®mo quieres si no obligar a que estos salvajes paguen impuestos?¡±.
Suiza nunca tuvo colonias. Para gran parte de su poblaci¨®n, los primeros contactos con el continente africano se dieron a trav¨¦s de Gardi. Fascinado por la ancestral miner¨ªa del hierro, plane¨® una expedici¨®n a la monta?a de Mandara, acompa?ado por el antrop¨®logo Paul Hinderling, investigador del Museo de las Culturas de Basilea. Establecieron su hogar en los campamentos de las misiones europeas y colaboraron con los empleados p¨²blicos franceses. Producto de este viaje, Gardi se llev¨® a casa m¨¢s de 2.300 fotograf¨ªas, siete rollos de pel¨ªcula, ocho horas de audio y un diario con 102 p¨¢ginas plagadas de secretos. Un material que aprovecha African Mirror, documental que ahora estrena la plataforma Filmin en Espa?a.
En medio siglo de sucesivas visitas a Camer¨²n, Nigeria, Chad o el S¨¢hara, Gardi lleg¨® a acumular 30.000 diapositivas. Utiliz¨® parte de aquel material en los libros, conferencias y programas de televisi¨®n con los que se dio a conocer entre el p¨²blico de habla alemana, pero la mayor parte nunca se public¨®. El Archivo Estatal del Cant¨®n de Berna ¡ªciudad natal del autor¡ª adquiri¨® tras su muerte en 2000 buena parte de los fondos. Rebuscando en estos, otro documentalista, Micha Hedinger, descubri¨® el reverso de los filmes de Gardi, que convert¨ªan la sierra camerunesa en un id¨ªlico ed¨¦n negro ajeno a la civilizaci¨®n. En aquellas pel¨ªculas ¡°se ocultaba a conciencia la hostilidad colonial¡± que s¨ª reflejan sus apuntes y fotograf¨ªas de viaje. Hedinger edit¨® una selecci¨®n de ellas en African Mirror. Creado ¨ªntegramente a partir de im¨¢genes de archivo, desmitifica las superventas cr¨®nicas del suizo.
Gardi se granje¨® la simpat¨ªa de los cr¨ªticos y el ¡°premio al documental m¨¢s apropiado para j¨®venes¡± del Festival de Berl¨ªn de 1959 por su pel¨ªcula Mandara. Reconoce en su correspondencia privada que durante la grabaci¨®n utiliz¨® como actores a vecinos que contrataba en Souled¨¦, el pueblo m¨¢s cercano. Despojados de sus pantalones cortos y zapatillas de deporte, estos se convert¨ªan frente a la c¨¢mara en aut¨¦nticos makatam, ind¨ªgenas desnudos seg¨²n la jerga de los colonos. Hedinger reutiliz¨® el material de Gardi a fin de deconstruir su obra: ¡°Trat¨¦ de demostrar que la creaci¨®n de esas im¨¢genes es una forma de colonialismo, lo cual no estuvo claro en aquella ¨¦poca¡±, pese a que el propio Gardi ya expres¨® su anhelo de que Suiza poseyera territorios en ultramar. ¡°Ojal¨¢ tuvi¨¦semos colonias y nuestros j¨®venes pudieran salir a descubrir mundo¡±, dej¨® escrito.
El proyecto cont¨® al principio con el apoyo del hijo de Ren¨¦ Gardi, Bernhard Gardi, que como antrop¨®logo hab¨ªa heredado la fascinaci¨®n de su progenitor por ?frica. La relaci¨®n con Hedinger se rompi¨® cuando encontraron en los diarios del padre una confesi¨®n que este hizo en sus tiempos de profesor: hab¨ªa abusado de varios alumnos entre 1940 y 1943. Lo revelaba desde la cama del hospital de Bienne, a donde le condujo un intento fallido de suicidio. Desquiciado, Gardi se entreg¨® a la polic¨ªa. En 1944 el Tribunal Superior de Berna lo conden¨® a cumplir una pena de prisi¨®n condicional por ¡°relaciones sexuales ilegales con ni?os¡±. Se le prohibi¨® volver a impartir clase durante una d¨¦cada. Hedinger cuenta que fue entonces cuando Gardi ¡°hizo de su pasi¨®n una profesi¨®n, trabajando como escritor y fot¨®grafo de viajes¡±. La Biblioteca Nacional Alemana conserva un centenar de estas publicaciones, traducidas a 15 idiomas, entre ellos el castellano.
Condena desconocida
Bernhard Gardi ha declinado responder a las preguntas de este diario. ¡°Tiene una relaci¨®n dif¨ªcil con el recuerdo de su padre¡±, abunda Hedinger, quien encontr¨® la sentencia en los registros judiciales. Resulta dif¨ªcil saber si la familia Gardi conoc¨ªa el pasado del pr¨®cer, si bien parece obvio que la sociedad suiza preinternet nunca estuvo al tanto. Hedinger decidi¨® no esquivar el hallazgo y lo introdujo en el metraje de su documental. La noticia se extendi¨® r¨¢pidamente por una ciudad de 135.000 habitantes, puesto que a lo largo de su vida Gardi fue galardonado con n¨²meros reconocimientos ¡ªcomo el doctorado honoris causa de la Universidad de Berna¡ª y su recuerdo permanec¨ªa intacto. Sin embargo, la comisi¨®n para la denominaci¨®n de las calles de Berna manifest¨® en enero que la reci¨¦n conocida sentencia ¡°socava el honor¡± del escritor y recomend¨® al Ayuntamiento retirar la placa de Gardistrasse.
El cambio en la denominaci¨®n de la calle, ubicada desde 2004 en el barrio de Wankdorf, obedece solo a sus delitos sexuales. Ninguna consideraci¨®n sobre posibles opresiones coloniales, como explica la concejala de Ingenier¨ªa Civil de la ciudad, Marieke Kruit, miembro del Partido Socialista suizo: ¡°Para tomar la decisi¨®n no se tuvo en cuenta aquella visi¨®n, hoy en d¨ªa bastante criticada, que Gardi transmit¨ªa de ?frica¡±. La v¨ªa llevar¨¢ el nombre de una mujer, puesto que la Corporaci¨®n se ha propuesto alcanzar la paridad en el nomencl¨¢tor local antes de un lustro. Aunque la decisi¨®n final se tomar¨¢ este verano, fuentes municipales informan de que ya hay candidatas: Bertha Tr¨¹ssel, editora feminista, y Marie Adam-Doerrer, militante del movimiento obrero de principios del siglo XX. Dos lideresas para enmendar en el espacio urbano los errores del pasado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.