Seguimos igual: ?qui¨¦n era Salinger?
La pel¨ªcula recoge el testimonio de Joanna Rakoff, una chica con ambiciones literarias cuyo primer trabajo en Nueva York, en la agencia que representaba al m¨ªtico escritor, consisti¨® en responder a las cartas que enviaban sus admiradores
La reducida obra de J. D. Salinger es una leyenda con causa. Y su retiro de la vida p¨²blica, por misantrop¨ªa o por no esperar nada bueno de ella, aliment¨® hasta extremos delirantes el af¨¢n de los editores por encontrar algo nuevo que llevara su firma y la perpetua y frustrada expectaci¨®n de los sucesivos ej¨¦rcitos de admiradores por saber algo de su eremita existencia. No public¨® m¨¢s libros (a lo peor no los escribi¨®, o los quem¨®, o permanecen escondidos bajo siete llaves) y jam¨¢s volvi¨® a aparecer en los medios. No hay noticias de sus relaciones privadas. Decidi¨® que se lo tragara la tierra.
Guardo escasa memoria del argumento de sus relatos, condensados en Franny y Zooey, Nueve cuentos y Levantad, carpinteros, la viga maestra, pero s¨¦ que me resultaron inquietantes y tristes. Y como millones en cualquier ¨¦poca y lugar me enamor¨¦ de su ¨²nica novela, El guardi¨¢n entre el centeno, de aquel chaval lleno de incertidumbre, curiosidad y deseo, tan enemistado con el mundo adulto, tan entendible y conmovedor. No volv¨ª a leerla. Por si acaso. El espacio que guarda en mi recuerdo es precioso. Te dan escalofr¨ªos al pensar que al tarado que frio a balazos a John Lennon le ocurr¨ªa lo mismo, que se identificaba hasta el delirio con aquel Holden Caulfield que solo anhelaba ser algo tan l¨ªrico como el guardi¨¢n entre el centeno.
Sue?os de una escritora en Nueva York recoge el testimonio de Joanna Rakoff, una chica con ambiciones literarias cuyo primer trabajo en Nueva York, en la agencia que representaba a Salinger, consisti¨® en responder durante un a?o a las cartas que le enviaban sus admiradores y se relacion¨® con estos a trav¨¦s del tel¨¦fono. Todo ello bajo la tutela de la sabia, elegante y muy vivida agente literaria de Salinger. A ¨¦l solo le vemos de espaldas, en la lejan¨ªa, en penumbra. Tambi¨¦n o¨ªmos su voz. O sea, seguimos sin tener la m¨¢s remota idea de lo que fue su vida cuando se retir¨® del mundo. Su personalidad flota e impregna la historia, pero nuestros datos se quedan como al principio.
El director canadiense Philippe Falardeau no aventura tesis sobre personaje tan enigm¨¢tico y fascinante. A cambio, recrea los amores, desamores, reencuentros, dudas y descubrimientos de esa mujer joven con tantas ganas de aprender. Y la verdad es que no me interesan demasiado. El tono es amable y urbanita, aunque lo que me narran no me deja huella. Todo el rato estoy esperando a Salinger, pero su presencia solo es fantasmal.
Margaret Qualley, la protagonista, me result¨® una actriz m¨¢s que curiosa en su breve, aunque memorable aparici¨®n en ?rase una vez en... Hollywood, interpretando a la perturbadora y sonriente adolescente de la banda de Charles Manson que pretende ejercer de cebo sexual con el desconfiado Brad Pitt. Esa chica es hija de la tan hermosa como distinguida Andie McDowell. Y se nota la casta y el estilo que ha heredado la ni?a. Y por supuesto, siempre es un placer ver y escuchar a esa gran se?ora y actriz eminente que es Sigourney Weaver. Aunque la trama y las situaciones de esta pel¨ªcula se me olvidan pronto. Me ocurri¨® todo lo contrario con El editor de libros, cine con aroma afortunadamente de otra ¨¦poca, que contaba la relaci¨®n profesional y personal del m¨ªtico editor Max Perkins con el volc¨¢nico escritor y personaje Thomas Wolfe. Tambi¨¦n aparec¨ªan por all¨ª Francis Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway. Y es muy probable que la inteligencia, la comprensi¨®n, las discusiones y los consejos de aquel editor ayudaran a la magn¨ªfica literatura de estos.
Sue?os de una escritora en Nueva York
Direcci¨®n: Philippe Falardeau.
Int¨¦rpretes: Margaret Qualley, Sigourney Weaver, Douglas Booth, Colm Feore.
G¨¦nero: drama. Canad¨¢, 2020.
Duraci¨®n: 101 minutos.
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