¡®Cuesti¨®n de sangre¡¯: Matt Damon, padre coraje

El caso de la estadounidense Amanda Knox ya sobrevolaba la pel¨ªcula francesa La chica del brazalete, estrenada hace unos meses y en la que el director St¨¦phane Demoustier propon¨ªa un ajuste de cuentas generacional a trav¨¦s de un juicio en el que, b¨¢sicamente, unos padres descubren lo poco que sab¨ªan de su hija. Cuesti¨®n de sangre (Stillwater) tambi¨¦n parece inspirada por el mismo caso, aunque esta vez Knox s¨ª ha arremetido contra una pel¨ªcula que seg¨²n ella perjudica su nombre. Las coincidencias se limitan a que en el filme se trata de una estudiante estadounidense condenada en una c¨¢rcel europea, concretamente en Marsella, despu¨¦s de ser declarada culpable del asesinato de su amante y compa?era de piso. El resto es ficci¨®n en esta larga, demasiado larga, pel¨ªcula.

Para el director de la magn¨ªfica Spotlight, Tom McCarthy, el terrible suceso de fondo solo es una excusa para reflexionar sobre la violencia end¨¦mica de su pa¨ªs y la toma de conciencia de un padre coraje enfrentado a su propia relaci¨®n con esa violencia. Para ello, McCarthy se centra en el choque cultural de un hombre de la Am¨¦rica profunda perdido en una ciudad europea, donde conoce a una actriz bohemia y exc¨¦ntrica dispuesta a ayudarle en sus pesquisas. La relaci¨®n que establecer¨¢ con ella y con su hija peque?a ser¨¢ el cuerpo de un filme cuyo peso recae en un Matt Damon transfigurado. El actor logra un trabajo sorprendente en el que su f¨ªsico r¨ªgido e inerte, de una gestualidad tan reprimida y rob¨®tica como sus emociones, refleja la impotencia de un hombre obsesionado con redimirse ante su hija encarcelada. Una interpretaci¨®n que esconde la tara de todo un pa¨ªs demasiado acostumbrado a las armas y a mirarse el ombligo. McCarthy dibuja a su personaje principal como uno de esos tipos que cuando viaja al extranjero duerme en cadenas de hoteles estadounidenses y come en un McDonald¡¯s.

Cuesti¨®n de sangre se excede en su metraje, resultando redundante en muchas ocasiones. Esa falta de concisi¨®n afecta a una pel¨ªcula que por momentos es muy buena, incluso para hacer veros¨ªmil la improbable relaci¨®n que retrata entre el paleto de Oklahoma y la mujer francesa que lo acoge, interpretada por la estupenda actriz francesa Camille Cottin. Todo acaba resultando un tanto rocambolesco en esta toma de conciencia que en demasiadas ocasiones pide a gritos a un Costa-Gavras.