El regreso de Fogwill, el verdugo del pensamiento bondadoso
La editorial Blatt & R¨ªos publica ¡®Estados alterados¡¯, un ensayo in¨¦dito del m¨¢s irreverente escritor del canon argentino
La leyenda que le acompa?a a¨²n una d¨¦cada despu¨¦s de su muerte dice que, en un par de noches en vela y dosificando 12 gramos de coca¨ªna, Rodolfo Enrique Fogwill vislumbr¨® el resultado de la guerra de Las Malvinas con una historia que escribi¨® en trance mientras se desenredaba la rendici¨®n argentina. Pero Los pichiciegos, la novela que lo encumbr¨® en 1983 imaginando la miserable supervivencia de un batall¨®n que se escond¨ªa, no surgi¨® de una desaz¨®n pol¨ªtica. El escritor la imagin¨® como una respuesta voraz al discurso patri¨®tico con el que la dictadura militar buscaba justificar el conflicto con Reino Unido. ¡°?Hundimos otro barco!¡±, le escuch¨® gritar a su madre, tal como cont¨® a este diario en una de sus ¨²ltimas entrevistas, y el resto es la novela que empez¨® esa tarde. Sin orgullo nacional, con la derrota hecha hambre, no le obsesion¨® la pelea, sino c¨®mo un grupo de adolescentes podr¨ªa negociar comida a cambio de informaci¨®n para las filas enemigas.
La escritura de Fogwill (Buenos Aires, 1941-2010), fue una trinchera que dispar¨® fuego amigo contra la hegemon¨ªa cultural argentina. Si en la agon¨ªa del proceso militar su narrativa se enfoc¨® en la iron¨ªa del relato nacionalista, la democracia encontr¨® en su obra ensay¨ªstica una voz cr¨ªtica contra las fuerzas que cantaron victoria tras la ca¨ªda del r¨¦gimen militar. Estados alterados, un ensayo in¨¦dito publicado este mes por la editorial Blatt & R¨ªos, da cuenta de sus ¨²ltimas reflexiones en torno al Proceso de Reorganizaci¨®n Nacional, como se autodenomin¨® la junta militar que tom¨® el poder en su pa¨ªs tras el golpe de Estado de 1976, y el tr¨¢gico viraje econ¨®mico que, en visi¨®n del escritor, comenz¨® con la dictadura y se perpetu¨® en los tres gobiernos democr¨¢ticos que le sucedieron hasta el estallido de la crisis en 2001.
Escrito en el a?o 2000, el libro se forma a partir de una serie de columnas encargadas para el regreso de la revista El Porte?o, nacida en 1982 como uno de los bastiones de la cultura contra el r¨¦gimen y disuelta en 1993. Una d¨¦cada antes, una bomba explot¨® en su redacci¨®n tras la publicaci¨®n de un reportaje sobre el robo de beb¨¦s durante la dictadura. En su regreso como columnista para la edici¨®n de 2000, Fogwill advierte sobre escribir en un ¡°contexto¡± donde lo publicado se adscribe al pensamiento imperante, ¡°en el turno de polic¨ªas buenos y criminales malos, en cuyo transcurso nadie se va a tomar el trabajo de hacerle algo¡±.
Soci¨®logo y experto en mercadotecnia antes que narrador laureado y poeta maldito, Fogwill, que firmaba sus libros con el apellido a secas consciente de la creaci¨®n de su personaje, hizo fortuna como publicista hasta que lo perdi¨® todo en 1981. Fue apresado durante seis meses por ¡°subversi¨®n ideol¨®gica¡± y sali¨® de la c¨¢rcel arruinado, como le cont¨® a la cronista Leila Guerriero. Despu¨¦s acept¨® la direcci¨®n de la agencia del hijo del general Roberto Viola, presidente de facto en ese momento.
Asumiendo la iron¨ªa de saberse ¡°colaboracionista¡±, de haber jugado con el poder econ¨®mico y conocerlo por dentro, Fogwill critica un contexto cultural que impone un relato, pero pierde en el fondo. ¡°La victoria pol¨ªtico-cultural de este Proceso es la coronaci¨®n, a la vez que el disfraz, de la victoria econ¨®mica de los poderosos, de los que, para seguir haciendo negocios, permanecen callados¡±, escribe en Estados alterados.
La transici¨®n a la democracia llev¨® las violaciones de los derechos humanos a un primer plano, pero debajo se escondi¨® lo que el autor define como un ¡°proceso de redistribuci¨®n regresiva de la riqueza¡±, en el que la dictadura tom¨® una Argentina con un 4,6% de pobres que estall¨® con los gobiernos democr¨¢ticos que mantuvieron sus f¨®rmulas econ¨®micas y dejaron la cifra en el 40%. ¡°Esas tesis, que entre 1980 y el 2000 eran disruptivas, ahora son tomadas por los intelectuales y por cierta izquierda¡±, explica Dami¨¢n R¨ªos, uno de los directores de la editorial que recuper¨® el texto. ¡°Fogwill no hablaba desde la izquierda, pero sus tesis sobre la historia econ¨®mica reciente de la Argentina son r¨¢pidamente robadas por la izquierda e incluso por el kirchnerismo¡±, resume.
¡°Por no estar nunca, ni en la dictadura ni en la democracia, del lado de la opini¨®n mayoritaria, Fogwill usa, contra la izquierda intelectual mayoritaria, todo lo que ella, en su devenir culturalista en democracia, considera impresentable del materialismo hist¨®rico, empezando por el economicismo¡±, escribe en el pr¨®logo la doctora en Filosof¨ªa Silvia Schwarzb?ck, que desde el an¨¢lisis de sus intervenciones en la prensa, identifica al escritor como un pensador esencial de la modernidad del pa¨ªs. ¡°Ante una industria de la cultura convertida, entre 1984 y 2000, en la industria de la interpretaci¨®n, Fogwill quiere seguir siendo el verdugueador del pensamiento bondadoso, el marxista de la derecha liberal, el liberal despiadado¡±.
El libro cierra una l¨ªnea de pensamiento pol¨ªtica desarrollada por Fogwill entre 1982 y 1984, cuando comenz¨® a colaborar en la primera etapa de El Porte?o, pero como el autor recuerda constantemente, estas ¡°son notas sobre literatura¡±. En 20 columnas que se leen como un ensayo el escritor identifica a poetas ¡°menores de veinte y algo a?os¡± que estaban por marcar una nueva ¨¦poca, como Mart¨ªn Gambarotta o Santiago Llach, elogia a cuentistas como Hebe Uhart, que casi 20 a?os despu¨¦s vivir¨ªa un bum tard¨ªo, y ensalza por igual a la compositora infantil Mar¨ªa Elena Walsh y al escritor Juan Jos¨¦ Saer como pilares a¨²n por comprender del siglo XX argentino.
¡°El libro completa las intervenciones period¨ªsticas de un Fogwill m¨¢s maduro. No es el petardista, sino uno m¨¢s agudo, m¨¢s consciente del lugar que ocupa¡±, resume Dami¨¢n R¨ªos, que con la publicaci¨®n de Estados alterados contin¨²a el rescate de parte de la ¡°obra hu¨¦rfana¡± del escritor que comenz¨® en 2018 con los relatos in¨¦ditos de Memoria romana y continuar¨¢ el pr¨®ximo a?o con la novela Urbana, in¨¦dita en Argentina.
¡°No hay mejor mito que la desmitificaci¨®n¡±, escribe Fogwill mientras se reprocha no comprender los talleres literarios o defiende el prejuicio y la enemistad: ¡°La literatura, como todo ¨¢mbito comercial, necesitar¨ªa una inyecci¨®n de prejuicios, supersticiones, preferencias caprichosas, hostilidades arbitrarias. Porque sin prejuicios, casi no se puede pensar. Y sin enemigos, no se puede pensar¡±.
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