La Flaviaugusta romana vuelve a la luz con un misterio
Los arque¨®logos excavan por primera vez una enorme ciudad en Poza de la Sal (Burgos) y hallan la casa de un hombre rico decorada con pinturas pero sin rastros de vida cotidiana
A las afueras del municipio burgal¨¦s de Poza de la Sal (290 habitantes), se alza un otero conocido como cerro del Milagro. Se tiene constancia all¨ª de tumbas de la era del Neol¨ªtico y que los autrigones, una poblaci¨®n celtib¨¦rica, lo convirti¨® en el oppidum (asentamiento amurallado) de Salionka. En el siglo I fue tomado por Roma y a sus pies se construy¨® una enorme ciudad llamada Flaviaugusta. En septiembre de 1928 llegaron obreros y m¨¢quinas para trazar una l¨ªnea f¨¦rrea, pero se toparon con enormes sillares que correspond¨ªan a las edificaciones de la ciudad. En los a?os ochenta del siglo pasado, la l¨ªnea fue cerrada y convertida en una v¨ªa verde. Casi un siglo despu¨¦s de las obras que arrasaron importantes vestigios, los arque¨®logos del proyecto En busca de Flaviaugusta. Campa?a 2021 han reabierto el lugar exacto donde se alzaba la urbe. A medio metro de profundidad, han hallado la casa de un hombre muy rico, con atrio, p¨®rtico y habitaciones. Las paredes est¨¢n recubiertas de pinturas florales y geom¨¦tricas de hasta diez colores diferentes. Pero algo no cuadra: no se han encontrado en su interior apenas objetos de la vida diaria.
La sal, el aut¨¦ntico oro de la Antig¨¹edad, es lo que atrajo desde el Calcol¨ªtico (3000 a.C.) a los pobladores a lo que hoy es el t¨¦rmino municipal de Poza. Gracias a ella, por ejemplo, los romanos pudieron financiar la enorme Flaviaugusta. Se estima en m¨¢s de 10 hect¨¢reas su extensi¨®n, pero puede ser superior. La campa?a pasada el georradar y la prospecci¨®n l¨¢ser LiDAR sobre solo 1,1 hect¨¢reas detectaron todo un entramado urbano bajo la superficie. Las im¨¢genes hablan de instalaciones industriales, edificios p¨²blicos y privados, calles, viviendas y una necr¨®polis. Pero resultaba necesario comprobarlo con una excavaci¨®n.
El equipo multidisciplinar que encabeza la arque¨®loga Esperanza Mart¨ªn (Orlando Mor¨¢n, Zoilo Perrino, Luc¨ªa Anta, Iv¨¢n Aguilera, David Exp¨®sito, Manuel Gil y Aurora Barb¨¦s lo completan) decidi¨® abrir hace escasamente tres semanas unos 150 metros cuadrados de la urbe. Eligieron un lugar donde las pantallas de los ordenadores se?alaban la posible existencia de una zona porticada. A menos de un metro de profundidad, expertos y voluntarios de la asociaci¨®n local Cerro Milagro hallaron los cimientos y los restos de una gran casa que perteneci¨® a un hombre rico. ¡°Esta vivienda¡±, se?ala Mart¨ªn, ¡°correspond¨ªa a alguien con importantes recursos econ¨®micos, como demuestra que las paredes estaban pintadas y que las decor¨® un artista contratado que emple¨® m¨¢s de diez colores diferentes para hacerlo. Parece pertenecer a una familia con un alto nivel adquisitivo dada la riqueza de la policrom¨ªa de las paredes y el exquisito acabado de las mismas¡±.
La zona excavada es una ¨ªnfima parte del yacimiento real, cruzado actualmente por una peque?a carretera asfaltada de un solo carril, superpuesta sobre el trazado de la v¨ªa romana que llevaba directamente a la ciudad y que la conectaba con otras grandes poblaciones de la zona. Es imposible saber exactamente la extensi¨®n de la urbe, ya que el paisaje ha sido modificado durante siglos por las labores agr¨ªcolas y urbanas ¨Dmuchas edificaciones medievales de Poza de la Sal fueron levantadas con piedras de Flaviagusta¨D, y las parcelas est¨¢n cubiertas por metros de tierras o casas. Los arados, adem¨¢s, han da?ado los restos desenterrados este a?o porque esta parte de la ciudad est¨¢ muy cerca de la superficie.
Al no haber encontrado objetos de la vida diaria, m¨¢s all¨¢ de una figurita femenina votiva de cer¨¢mica con coleta y los brazos cruzados y fragmentos de vajilla, los arque¨®logos se preguntan el porqu¨¦. Solo existen dos opciones posibles: los pobladores abandonaron la ciudad de una manera ordenada y se llevaron todo con ellos o los expoliadores han estado saqueando Flaviaugusta durante d¨¦cadas. ¡°Esperemos que sea lo primero, pero no hay buenas se?ales. No hay objetos dentro de la vivienda del hombre rico. El material que hemos hallado [desde percutores del Neol¨ªtico hasta la mu?eca votiva] estaba muy cerca de la superficie y hab¨ªa sido removido por los tractores, pero dentro de la casa no hab¨ªa nada¡±.
El expolio de Flaviaugusta no es algo nuevo. Buena parte de las antiguas construcciones de la amurallada Poza de la Sal y de localidades cercanas se levantaron con los materiales que se extra¨ªan de la ciudad. La iglesia, por ejemplo, fue cubierta con tejas romanas y la zona donde ahora se ha excavado se conoce en el municipio como ¡°la cantera¡±. En 1528, un embajador veneciano llamado Andrea Navagero encontr¨®, en lo que entonces se llamaba cerro Milagro inscripciones que hablaban de un templo dedicado al dios Sattunio. Pero todo eso ha desaparecido. En el siglo XVIII, la nueva ermita y la hospeder¨ªa se levantaron tambi¨¦n con las materiales de Flavia. En 1928, la llegada del tren volvi¨® a da?ar una parte importante del yacimiento y numerosas tumbas oikomorfas ¨Dcon forma de casa y ¨²nicas en el imperio¨D de su necr¨®polis desaparecieron.
El equipo de Mart¨ªn ha transportado el material hallado tanto en Flaviagusta como en Salionka (tejas, trozos de vajillas de terra sigillata, balas de piedra, percutores¡) a un laboratorio para su estudio y fotograf¨ªa en 3D (visibles en la web sketchfab.com/pozadelasal), as¨ª como las pinturas de las paredes de la casa. La restauradora Luc¨ªa Anta las est¨¢ tratando para devolverles el color original. ¡°No sabemos qu¨¦ nos traer¨¢n las pr¨®ximas excavaciones y si podremos resolver el enigma de por qu¨¦ apenas encontramos restos materiales en las construcciones¡±, termina la directora del equipo, mientras observa como sus colegas a cientos de metros de la excavaci¨®n realizan una prospecci¨®n electromagn¨¦tica por un campo cultivado a las afueras de la bell¨ªsima y medieval Poza de la Sal.
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