El ¨²ltimo in¨¦dito de Kafka llega con ¡®Los dibujos¡¯
Un volumen recoge por vez primera todas las ilustraciones del autor de ¡®La transformaci¨®n¡¯, que permanecieron 63 a?os en la caja fuerte de un banco de Z¨²rich
Es escritor, pero le cuesta encontrar las palabras. ¡°?C¨®mo describir la manera en que ¨ªbamos en el sue?o! (¡) Espera, que te lo dibujo. Ir cogidos del brazo es as¨ª [dibujo]. Nosotros, en cambio, ¨ªbamos as¨ª [dibujo]¡±. Es Franz Kafka en una carta de 1913 a su novia, Felice Bauer. ¡°Debes saber que tiempo atr¨¢s era un gran dibujante (¡) En aquella ¨¦poca, ya han pasado muchos a?os, esos dibujos me satisfac¨ªan m¨¢s que cualquier otra cosa¡±, le confiesa pocas l¨ªneas despu¨¦s. El autor de La transformaci¨®n dibujaba ya antes de escribir, en 1901, y lo hizo much¨ªsimo, hasta casi el ¨²ltimo d¨ªa de su vida, en 1924; en cualquier espacio (hojas sueltas, manuscritos ornamentados, un cuaderno, postales, m¨¢rgenes de libros jur¨ªdicos¡) y con un estilo peculiar, pero acorde a su obra literaria. Casi dos terceras partes de esos dibujos eran el ¨²ltimo gran in¨¦dito de Kafka que quedaba, 63 a?os reposando en una caja fuerte de un banco de Z¨²rich que ahora, junto a los 41 que ya se conoc¨ªan, salen a la luz para sumar los 163 que conforman Los dibujos, coedici¨®n internacional de siete pa¨ªses que en Espa?a publica Galaxia Gutenberg.
Sorprende c¨®mo el autor cultiv¨® esa faceta porque sosten¨ªa que los jud¨ªos no eran pintores: ¡°No sabemos representar las cosas de manera est¨¢tica. Las vemos siempre fluyendo, en movimiento, como cambio¡±. Pero lo cierto es que Kafka se pone a dibujar al mismo tiempo que a escribir: entre 1901 y 1907 lo hace intensamente y con ambici¨®n art¨ªstica, sobre todo en su etapa en la Universidad Alemana de Praga, donde tom¨® clases de dibujo y era asiduo a los cursos de Historia del Arte.
Pero si fue duro con su escritura, a¨²n m¨¢s inflexible lo fue con sus ilustraciones. La faceta art¨ªstica de este otro Kafka tiene tintes, claro, kafkianos. Distintos, en sus dibujos mayormente las figuras humanas se antojan fr¨¢giles, enigm¨¢ticas, inquietantes, hijas de pocos trazos, donde a veces asoma alg¨²n rasgo animal. Est¨¢n en ¡°una suspensi¨®n y un movimiento ins¨®litos, liberados de la fuerza de la gravedad; desaf¨ªan la coordinaci¨®n cinest¨¦sica de las partes del cuerpo¡±: parecen desorientados y carecen de coordinaci¨®n, o de movimiento intencionado, sostiene la fil¨®sofa Judith Butler en uno de los textos que incluye el libro. No es inusual que las cabezas (o los c¨ªrculos que las representan) est¨¦n separadas de un cuerpo a menudo de extremidades largu¨ªsimas.
¡°Igual que su escritura, su dibujo est¨¢ muy ligado a su tiempo, es expresionista y aborda as¨ª el cuerpo: la situaci¨®n corporal, la postura ya es muy importante en sus novelas; eso se ve, en el cuaderno de dibujo in¨¦dito, en las variantes que hace sobre un luchador, inspirado quiz¨¢ en El guerrero Borghese¡±, cita Joan Tarrida, director de Galaxia Gutenberg. Siguiendo la estela del estudio del suizo Andreas Kilcher que tambi¨¦n incorpora el volumen, que alcanza las 356 p¨¢ginas, en las ilustraciones de Kafka puede reseguirse a su vez la influencia del arte japon¨¦s y su caligraf¨ªa: trazos muy negros y anchos, realizados como si fuera con pincel.
Como en su producci¨®n escrita, asoma asimismo el humor, pero ¡°lo grotesco viene de la diferencia corporal¡ Todo parece indicar que dibujaba en arrebatos¡±, indica Tarrida, se?alando un dibujo cabeza abajo, reproducido tal como estaba en el cuaderno: ¡°No se fijaba si estaba del derecho o del rev¨¦s o de lado¡¡±, hace notar ante unas ilustraciones que se han reproducido acerc¨¢ndose lo m¨¢ximo posible al tama?o real y sin recortar.
Recoger de las papeleras
La supervivencia de los dibujos tambi¨¦n merece la adjetivaci¨®n del apellido del autor. Kafka especific¨® en su famoso testamento de 1921 en el que pide a su albacea y amigo Max Brod que destruyera tanto sus textos¡ como sus dibujos. Tampoco le hizo caso en eso. Es m¨¢s, Brod se hab¨ªa dedicado a recoger de las papeleras los que Kafka tiraba, mientras le ped¨ªa que le regalara los folios emborronados con sus dibujos. E incluso se puso a recortar de los libros de leyes del autor de El castillo los m¨¢rgenes que el escritor sembraba con sus dibujos, ¡°en una especie de contraposici¨®n carnavalesca a los contenidos jur¨ªdicos¡±, apunta Kilcher.
Brod, en un dur¨ªsimo periplo huyendo de los nazis desde Praga en 1939, llev¨® hasta Palestina todo el legado de su amigo, fallecido en 1924. Ah¨ª dej¨® la parte de las dos sobrinas del escritor que hab¨ªan sobrevivido al Holocausto y que ¨¦stas con los a?os acabar¨ªan, en 1961, depositando en la biblioteca Bodleiana de Oxford. De ah¨ª proceden buena parte de los 41 dibujos que se conoc¨ªan hasta ahora de Kafka. El albacea guard¨® su parte en un banco de Tel Aviv. Pero al estallar en 1956 la crisis del Canal de Suez, temiendo la desaparici¨®n del Estado de Israel, traslad¨® todo a cuatro cajas fuertes de un banco de Z¨²rich, el hoy UBS. Brod, luego, acab¨® legando su parte a su secretaria, Ilse Ester Hoffe.
Tanto Hoffe como Brod pusieron siempre trabas a su exhibici¨®n y publicaci¨®n. ¡°Brod los hab¨ªa cortado y manipulado y, en parte, al cederlos a su secretaria en vida, ya no eran suyos¡±, lanza como hip¨®tesis Tarrida para justificar la actitud esquiva del albacea en este ¨¢mbito. Hoffe lleg¨® incluso a pedir en los a?os 80 a un editor alem¨¢n 100.000 marcos s¨®lo para verlos. A la muerte de Hoffe en 2007 se inici¨® una disputa legal entre sus herederos y la Biblioteca Nacional de Israel porque la cl¨¢usula 11? del testamento de Brod dec¨ªa que lo custodiado en el banco de Z¨²rich deb¨ªa ser depositado en el centro israel¨ª. La victoria de la biblioteca, que culmin¨® en 2019, acab¨® con los 63 a?os de ostracismo del centenar de dibujos in¨¦ditos que ten¨ªa el amigo de Kafka.
¡°S¨®lo quedan unos apuntes de cuando era estudiante de hebreo¡±, se?ala como ¨²nico in¨¦dito que resta de Kafka el editor Tarrida, que publica la obra completa del autor checo en Espa?a y que anuncia para 2022 el segundo volumen de la correspondencia del escritor, la comprendida entre 1914 y 1918, la Primera Guerra Mundial, siguiendo el patr¨®n del sello alem¨¢n Fischer. ¡°Al editarlas cronol¨®gicamente sale un Kafka m¨¢s real, menos obsesivo de lo que dibujan las correspondencias agrupadas por corresponsales como se ha hecho hasta ahora¡±, apunta. Quedan, a lo sumo, un par de vol¨²menes m¨¢s, pero el proceso es lento porque ¡°se cree que puede haber alguna carta m¨¢s in¨¦dita y eso lo frena y remueve todo¡±, admite Tarrida. Pura labor kafkiana.
Babelia
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