Linn Ullman, hija de un amor grande y revolucionario
Hay solo una posibilidad entre millones de que tu padre sea el mejor director de cine y teatro suecos de todos los tiempos; y menos a¨²n de que tu madre sea esa actriz noruega de belleza magn¨¦tica e icono de nuevas generaciones
Hay solo una posibilidad entre miles de millones de que tu padre sea el mejor director de cine y teatro suecos de todos los tiempos; pero las posibilidades a¨²n se estrechan m¨¢s si se da la circunstancia de que tu madre sea esa actriz noruega de belleza magn¨¦tica, candorosa, perturbadora, tan ic¨®nica su piel luminosa que hoy sirve de inspiraci¨®n para actrices como Jessica Chastain, que desnudan su alma cuando un director acerca peligrosamente la c¨¢mara. Esa asombrosa casualidad es la que ha marcado a fuego la vida de la escritora Linn Ullmann, hija de Ingmar Bergman y Liv Ullmann. Dec¨ªa Cary Grant en Sospecha de Hitchcock que el secreto de ¨¦xito es empezar desde arriba. Esta iron¨ªa responde a una gran verdad si a los herederos les toca en suerte una fortuna, pero la profec¨ªa suele quebrarse cuando los hijos nacen en un hogar de artistas. Hay excepciones y Linn Ullman confirma la regla: su escritura es la de una narradora s¨®lida enfrentada al prejuicio de que pensemos que Los inquietos, una novela sobre sus padres, es uno m¨¢s de entre tantos vol¨²menes que publican tarde o temprano los hijos de grandes artistas.
El libro nace de unas grabaciones olvidadas en una caja en las que padre e hija hablaban de arte y tambi¨¦n del esfuerzo in¨¦dito que supone hacerse viejo. Era un proyecto com¨²n al que ambos hab¨ªan dedicado tiempo e ilusi¨®n y que se vio interrumpido por la desmemoria de Bergman en su ¨²ltimo a?o de vida. Las cintas de pronto aparecen, cuando el padre lleva unos a?os muerto, y la escritora transcribe esas conversaciones deslavazadas. Ese es el punto de partida de una historia que alza el vuelo y narra la pasi¨®n de quienes no quisieron o no supieron transformarse en una familia al uso. Nunca fuimos tres, dice Linn, y prueba de ello es que no hay fotos que atestig¨¹en esa convivencia. Ingmar intuy¨® en el rodaje de Persona que el rostro de Liv ser¨ªa el de grandes personajes femeninos a los que ambos dar¨ªan vida en 10 pel¨ªculas. El embarazo fue una consecuencia casi inmediata del enamoramiento, convirti¨¦ndose la ni?a en la peque?a de nueve hijos y Liv Ullmann en la pareja qu tuvo entre su cuarta esposa y la quinta. La convivencia se inaugur¨® en la isla de Far? para desvanecerse antes de que la criatura cumpliera tres a?os. A partir de ah¨ª, la vida de la hija transcurre al amparo de una madre emocionalmente inestable y con ausencias que la ni?a vive con desesperaci¨®n, y en los veranos bergmanianos en la isla, donde a veces coincide con hermanastros a los que apenas conoce. No es un relato cronol¨®gico, los recuerdos brotan desordenados para retratar a esos dos personajes, m¨ªticos para nosotros; para ella, contradictorios y misteriosos. Una madre insegura, que trata de encontrar un espacio posible entre la vida errante de actriz internacional y la de mujer con pavor a no ser querida; un padre obsesivo, entregado al arte y a sus man¨ªas, el horario, la alimentaci¨®n y una austeridad casi religiosa. No hay falta de amor en ellos, pero s¨ª ese empecinamiento en ser fieles a s¨ª mismos que conduce a la negligencia o al descuido. De alguna manera, el director sale mejor parado que la actriz. Primero, porque a las madres siempre se les exige mucho m¨¢s; segundo, porque las man¨ªas paternas respond¨ªan a la obsesi¨®n por el orden y los ni?os aman los ritos. Es natural que Liv Ullmann expresara su enfado al leer el libro: mi hija, vino a decir, es una escritora maravillosa, pero tiene una memoria muy selectiva. Sin querer, la actriz defini¨® con precisi¨®n lo que es el pasado en manos de una novelista.
Estos padres, protagonistas de ¡°un amor grande y revolucionario¡±, transmitieron a su hija las grandes virtudes de las que hablaba Natalia Ginzburg: no el ahorro, sino la generosidad; no la prudencia, sino el coraje; no la astucia sino el amor por la verdad; no el deseo del ¨¦xito sino el de ser y de saber. Ella los admira a trav¨¦s del tiempo: ¡°Estoy tratando de entender algo sobre el amor y sobre mis padres¡ por qu¨¦ los dos, m¨¢s que nada en el mundo, ten¨ªan tanto miedo a que los abandonaran¡±. No podemos saber qu¨¦ pensar¨ªamos del libro si no estuviera dedicado a esos padres que le tocaron en suerte. Pero cada cual trabaja con el material con el que cuenta y este es un buen libro moldeado con un barro maravilloso.
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