Rub¨¦n Gallo: ¡°El habla en La Habana es una inyecci¨®n de energ¨ªa, de vida¡±
El novelista mexicano, profesor en la Universidad de Princeton, acaba de publicar ¡®Muerte en La Habana¡¯, donde late el sonido cubano y el homenaje a otros autores
Este hombre que parece siempre feliz, hasta cuando est¨¢ contrariado, es profesor en la Universidad de Princeton (Nueva Jersey) desde 2002. All¨ª ha puesto orden y entusiasmo a la ense?anza de la literatura hispanoamericana, y para ello tuvo, entre otras, la ayuda de Mario Vargas Llosa, antes de que el peruano fuera Nobel. Adem¨¢s, Rub¨¦n Gallo (Guadalajara, M¨¦xico, 1969) es tambi¨¦n novelista, capaz de mezclarse con el Malec¨®n habanero, sobre todo, para hallar all¨ª la materia de sus ficciones, siempre relacionadas con la realidad. Es autor de Teor¨ªa y pr¨¢ctica de La Habana (2017) y acaba de publicar Muerte en La Habana (editorial Vanilla Planifolia), recientemente presentada en Madrid, donde se realiz¨® esta entrevista el 23 de octubre. En esos libros habaneros late el sonido cubano as¨ª como el homenaje a autores que ¨¦l ha ense?ado y admira, como Guillermo Cabrera Infante, Fernando Vallejo o el propio Vargas Llosa, sobre cuya obra organiz¨® con sus estudiantes unos di¨¢logos (Conversaci¨®n en Princeton), publicados por Alfaguara. ?l es una mezcla de acentos, pero por su ritmo se dir¨ªa que se educ¨® en las mismas calles que Cabrera Infante o Celia Cruz. Su pasi¨®n por la literatura parece de nacimiento.
Pregunta. ?De d¨®nde viene esta pasi¨®n?
Respuesta. Llegu¨¦ a la Universidad de Yale a los 17 a?os, para estudiar letras inglesas. En aquel momento no escrib¨ªa, pero ve¨ªa a los escritores como los elegidos. Por Yale pasaron muchas figuras, y un d¨ªa pas¨® Octavio Paz a dar una conferencia, una noche antes de que le dieran el Nobel. En M¨¦xico nunca pude acercarme a un escritor de esa estatura. Fue un momento m¨¢gico: en una sala, frente a nosotros, haciendo una lectura de poes¨ªa. Le¨ªa con gran naturalidad. Era un hombre que proyectaba mucha bondad. Al final de la lectura quer¨ªan llev¨¢rselo algunos profesores. ?l se quiso quedar ¡°con los j¨®venes¡±. Y conversamos con ¨¦l. Eso me marc¨®, esa idea de la literatura como algo vivo, encarnado en un escritor al que uno puede escuchar y conocer. Ahora estoy al otro lado de la academia¡ Y observo que muchos colegas, grandes expertos en literatura, pueden pasar su vida sin sentarse a conversar con un autor.
P. ?Qu¨¦ consecuencias tiene esa distancia?
R. Son estilos distintos, aunque igualmente valiosos. He conocido investigadores muy serios que han escrito libros muy buenos sin buscar la cercan¨ªa con los autores. No es mi caso. Para m¨ª la literatura est¨¢ atravesada por la vida, y es importante leer, pero vivir tambi¨¦n lo es, y hacer que la lectura sea parte de la vida. Por eso La Habana ha sido tan importante para m¨ª, porque es un lugar donde todo se cruza: la vida, el teatro, la literatura, el cine.
P. Es una materia de la literatura.
R. Es un lugar literario por muchas razones¡ Uno puede imaginarse La Habana a trav¨¦s de todo lo que se ha escrito sobre la ciudad en los siglos XVII y XVIII. Y est¨¢ La Habana hecha de los libros de Carpentier, de Cabrera Infante, de Virgilio Pi?era, de Severo Sarduy¡ Y, m¨¢s recientemente, una Habana de Pedro Juan Guti¨¦rrez. Hay una Habana de papel, literaria. Pero es tambi¨¦n un lugar donde el lenguaje est¨¢ presente en las calles con una gran energ¨ªa. Uno puede hablar con cualquier persona, un profesor, una barrendera, un ministro, y casi pr¨¢cticamente todos los habaneros gozan con el lenguaje. Los escucho y pienso que al hablar parece que hubieran estudiado el manual de ret¨®rica de Cicer¨®n.
P. ?De d¨®nde viene eso?
R. Viene de escuchar a la otra gente que est¨¢ en la calle. Es impresionante que ni?os de tres o cuatro a?os ya tienen esos elementos. Y tambi¨¦n viene de una cultura que hasta hace dos a?os no ten¨ªa ni internet ni redes. Lo que hac¨ªa la gente para pasar el tiempo era hablar y contarse cuentos, hacer historias¡ Es algo que ha estado en La Habana desde el siglo XVIII. El doctor C¨¦spedes public¨® un libro sobre la prostituci¨®n en La Habana en 1880 y parece escrito hoy. Hay una sensualidad, un erotismo en las calles, un lenguaje de seducci¨®n que est¨¢ por todas partes. ?Parece que te estuviera hablando de La Habana de hoy!
P. ?Qu¨¦ escritor ser¨ªa el que mejor hace esa s¨ªntesis de la literatura y el lenguaje de la calle?
R. Eso se discute ahora en Cuba. Hay dos escuelas. Est¨¢ Ant¨®n Arrufat, poeta, dramaturgo, a quien quiero y admiro. ?l siempre ha defendido una literatura que use el lenguaje para crear una realidad ideal, que es m¨¢s perfecta que la vida real con todos sus problemas: carest¨ªa, conflictos pol¨ªticos, carencias de toda ¨ªndole. ?l viene de la escuela de Lezama Lima, donde el lenguaje es un instrumento para construir un mundo artificial, idealizado. Y despu¨¦s est¨¢ otra escuela, la de Pedro Juan Guti¨¦rrez, Carlos D¨ªaz o Carlos Celdr¨¢n, que piensan que la materia prima de la literatura est¨¢ en la calle, en el habla popular, en lo que ocurre en los solares. Cuando uno lee la Trilog¨ªa sucia de La Habana, de Guti¨¦rrez, se encuentra una serie de chismes de solar, pero transformados en literatura, como hizo Boccaccio en el Decamer¨®n.
P. En su libro Muerte en La Habana esta ciudad est¨¢ hablando en los solares.
R. El habla en Cuba, pero sobre todo en La Habana, es algo tan vivo, tan lleno de chispa. Compramos en Princeton el archivo de Sarduy, a quien admiro much¨ªsimo. Su compa?ero durante treinta a?os, Fran?ois Wahl, me cont¨® que cuando Severo estaba ya muy enfermo en el hospital, en torno a 1993, muriendo de sida, le dijo a un amigo cubano que fue a visitarlo: ¡°Quisiera volver a La Habana, aunque sea unas horas, para o¨ªr c¨®mo habla la gente¡±. Eso lo dice todo. El habla en La Habana es una inyecci¨®n de energ¨ªa, de adrenalina, de vida. Por eso Cabrera Infante, en Tres tristes tigres, trata de reconstruir ese mundo donde la gente habla, se hace cuentos, usa el lenguaje para coquetear, para ligar, y es un mundo donde la noche tiene un papel muy importante. Una de las cosas que trabaj¨¦ en Muerte en La Habana es que hay muchos registros del lenguaje, muchos niveles, mundos que se comunican entre s¨ª. La revoluci¨®n ha creado su propio lenguaje, como todas las revoluciones. El que uno se encuentra en Granma o en los comunicados es totalmente distinto al que uno se encuentra en la calle. Es un lenguaje petrificado.
P. Esta novela reconstruye un asesinato y lo ha contado con todos los elementos propios del Malec¨®n: el ligue, la extorsi¨®n, el putero, el pinguero (prostituto homosexual). Parece que lo ha estado escuchando mientras escribe. ?Por qu¨¦ eligi¨® este asunto?
R. La novela cuenta la historia real de un valenciano que llega a vivir a Cuba en los noventa y encuentra el para¨ªso. Le dec¨ªa a sus amigos: ¡°Cuba es el mejor pa¨ªs del mundo, se puede vivir, nunca me va a pasar nada, es un pa¨ªs seguro, no hay crimen¡±. Y termina asesinado. Ese personaje me interes¨® mucho. La novela me eligi¨®. Me habl¨® de ello Eli¨¦zer, que tiene una de las mejores librer¨ªas de La Habana. Y aquel Manolo que es el protagonista del suceso se me fue metiendo en el cuerpo, en la sangre, hasta que termin¨¦ escribiendo sobre ¨¦l. Me interes¨® esa fantas¨ªa que tienen muchos extranjeros de ver en Cuba un para¨ªso, se enamoran de lo que ven y deciden cambiar su vida para poder vivir all¨ª. Al final, ese para¨ªso se convirti¨® en un infierno para el pobre Manuel. De ese suceso no dijo nada la prensa, porque su familia no quiso, de hecho s¨®lo hay un art¨ªculo en El valenciano mercantil. Toda la investigaci¨®n que hice fue oral, gente que conoci¨® a Manuel, muchachos del Malec¨®n, que me hablaron de ¨¦l siempre con mucho cari?o, algo que me impresion¨®.
P. Habla del para¨ªso y del infierno. En t¨¦rminos reales, no novel¨ªsticos, ?cu¨¢l ser¨ªa hoy el infierno cubano?
R. Cuba ha sufrido mucho con la pandemia. Y adem¨¢s ha acumulado varios golpes. Uno fue la llegada de Trump y la vuelta a una pol¨ªtica americana hacia la isla que Obama hab¨ªa tratado de dejar atr¨¢s. Trump volvi¨® a incluir a Cuba en los pa¨ªses que promueven el terrorismo y volvi¨® a afianzar el bloqueo econ¨®mico hacia la isla, quit¨® los cruceros, fren¨® el turismo norteamericano a la isla. Para Cuba fue un golpe econ¨®mico terrible. Y despu¨¦s lleg¨® la pandemia, otro enorme golpe. Han sido a?os muy dif¨ªciles, quiz¨¢ uno de los momentos m¨¢s infernales de la historia de Cuba. Aunque a lo largo de la historia Cuba siempre ha sabido sobrevivir y resistir.
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