De ¡®Un violador en tu camino¡¯ a defender la violaci¨®n desde el Parlamento: ?qu¨¦ pasa en Chile?
El estallido feminista chileno fue el gran tema de la ¨²ltima FIL precovid. Hoy lo es que el pr¨®ximo presidente puede ser un ultrarreaccionario. Diamela Eltit y Alejandro Zambra lo explican por la pandemia
La covid es un cron¨®metro desbocado que ha sacado el tiempo de sus casillas. Todo el mundo sabe que 2020 dur¨® m¨¢s de 12 meses y que la relaci¨®n causa-efecto ya no responde a ninguna l¨®gica. Cualquiera que asistiera en la FIL de 2019 a los debates de la delegaci¨®n chilena sal¨ªa con la sensaci¨®n de que el Estallido dar¨ªa lugar a la sociedad m¨¢s igualitaria de la Tierra, que de 2022 a 2026 ocupar¨ªa La Moneda una presidenta mapuche y que, si Bob Dylan tiene el premio Nobel, Lastesis ganar¨ªan el Cervantes por su contribuci¨®n a la literatura oral con Un violador en tu camino. El cambio parec¨ªa imparable.
Dos a?os despu¨¦s, un candidato de extrema derecha (Jos¨¦ Antonio Kast) ha ganado la primera vuelta de las elecciones presidenciales y uno de sus asesores (Johannes Kaiser) ha tenido que dimitir por afirmar, entre otras lindezas, que ¡°los hombres que violan mujeres feas merecen una medalla¡±. Adem¨¢s de youtuber, Kaiser era diputado electo, es decir, lleg¨® al Parlamento con esas ideas. O, lo que es peor, gracias a ellas.
?Qu¨¦ pas¨® entre el primer y el segundo p¨¢rrafo? Como dice Alejandro Zambra, algo que parece obra de un guionista barato. Pregunta: ¡°?C¨®mo termino con un movimiento popular reivindicativo que crece en la calle alimentado por la indignaci¨®n y la alegr¨ªa de una enorme masa de gente?¡± Respuesta: ¡°Inv¨¦ntate una pandemia¡±. Sin necesidad de inventar nada ni de dar cr¨¦dito a la teor¨ªa de la conspiraci¨®n, el efecto pand¨¦mico ¡ª?la doctrina del shock!¡ª est¨¢ ah¨ª. Un dur¨ªsimo confinamiento llamado a detener el avance de una de las tasas de mortalidad m¨¢s altas del mundo termin¨® produciendo en Chile una mezcla de pavor y obediencia que parec¨ªa de otros tiempos. No hay que olvidar que se trata de un pa¨ªs que a¨²n recuerda la sangrienta contribuci¨®n sem¨¢ntica del general Pinochet al sintagma ¡°toque de queda¡±. De ah¨ª a criminalizar el Estallido como cosa de delincuentes hab¨ªa solo un paso. Y se dio.
El estupor de los chilenos en la FIL recuerda al de los franceses en 2002. Aquel a?o sucedi¨® lo impensable: el ultra Jean-Marie Le Pen barri¨® a Lionel Jospin y se jug¨® la segunda vuelta con Jacques Chirac. Este a?o el gran premio de la feria de Guadalajara, el FIL de Lenguas Romances, ha reca¨ªdo en Diamela Eltit, santiaguina de 72 a?os. Sin embargo, por m¨¢s que una escritora parezca la persona ideal para lidiar con lo inveros¨ªmil, la conversaci¨®n con ella pasa enseguida de los libros a la pol¨ªtica. Por eso, en Guadalajara, cuando no est¨¢ recibiendo homenajes o reuni¨¦ndose con mil j¨®venes en un sal¨®n de actos con trazas de polideportivo, est¨¢ buscando el modo de ayudar a Gabriel Boric, el candidato de izquierdas que se enfrenta a Kast el pr¨®ximo 19 de diciembre.
Las ¨²ltimas encuestas le son favorables, pero Eltit no se f¨ªa. Ni ella ni Rub¨ª Carre?o, M¨®nica Barrientos o Lorena Amaro, las profesoras expertas en su obra que la han acompa?ado desde Santiago. Tampoco su marido, Jorge Arrate, colaborador de Salvador Allende cuando apenas era un treinta?ero y ministro en los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo Frei. A favor del candidato ultraderechista juegan la tradici¨®n (nunca en Chile ha perdido en la segunda vuelta el ganador de la primera) y la desmovilizaci¨®n. Por eso no se f¨ªan de los sondeos m¨¢s triunfalistas y se afanan en organizar una campa?a puerta a puerta para llamar al voto a, insiste Diamela Eltit, ¡°los no convencidos¡±. Se pondr¨¢ a ello en cuanto vuelva a casa. Es, sin duda, la persona adecuada: nunca ha escrito para decirle a nadie lo que quer¨ªa escuchar.
La editorial argentina Ampersand acaba de publicarle un libro en su impagable colecci¨®n dedicada a las memorias de lectura de autores como Margo Glantz, Alan Pauls, Mar¨ªa Moreno, Jos¨¦ Emilio Buruc¨²a o Tamara Kamenszain. Se titula El ojo en la mira y es ins¨®litamente autobiogr¨¢fico para una escritora como ella, refractaria a la primera persona. ¡°La tarea pol¨ªtica es restaurar la letra¡±, escribe all¨ª. Se refiere a la necesidad de romper el ¡°binarismo genital¡± entre literatura de mujeres y de hombres, pero es imposible leer esa frase sin pensar que en las pr¨®ximas dos semanas tiene otra cosa que restaurar: la ilusi¨®n de un pa¨ªs que, a pesar de la peste, no quiere regresar a la Edad Media.
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