Escritoras chilenas que saben lat¨ªn
El pa¨ªs de Bola?o y de Lastesis es el que m¨¢s expetaci¨®n despierta en esta FIL. Sus escritoras prefieren no hablar de sus libros para hablar del estallido social
Este a?o el pa¨ªs invitado en la FIL es la India, pero ninguno despierta tanta expectaci¨®n como Chile. En el stand del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de la patria de Bola?o y de Lastesis reparten una plaquette gratuita de t¨ªtulo contundente: Chile furioso. Son 36 p¨¢ginas en la que la cooperativa Editores de la Furia ¨Cque aglutina a sellos independientes como Descontextos, Laurel, Oberol o Gol triste- da sus razones para no enviar sus libros a Guadalajara en una situaci¨®n de ¡°contingencia nacional¡±. No pueden, dicen, colaborar con las instituciones de un Estado que ¡°se ha mostrado represivo y violento en contra de su propio pueblo, violando sus derechos humanos en plena democracia¡±. El folleto se cierra con la lista de v¨ªctimas de la represi¨®n hasta el 24 de octubre y con un comunicado que desemboca en una palabra may¨²scula: dignidad.
Es la misma que aparece en las camisetas que llevaban este martes las chilenas P¨ªa Barros y Andrea Jeftanovic en un coloquio moderado por el mexicano Juli¨¢n Herbert y en el que tambi¨¦n particip¨® Arelis Uribe, que luc¨ªa el pa?uelo rojo del quiltro matapacos, s¨ªmbolo de la revuelta. ¡°Hasta que la dignidad sea la costumbre¡±, se le¨ªa en las camisetas. Como los tanques y las ferias del libro los carga el diablo, la previsi¨®n casi suiza de la FIL ¨Cque cierra el programa con mucha antelaci¨®n- ha hecho que el Gobierno de Pi?era haya terminado pagando el viaje a M¨¦xico a media docena de autoras que, indignaci¨®n obliga, no han venido a hablar de su libro sino a denunciar los abusos de ese Gobierno.
Tambi¨¦n en Santiago y Valpara¨ªso las balas se impusieron al IVA como tema de conversaci¨®n en el gremio. Nunca se escribieron tantas pancartas. Nunca hubo un sentimiento de comunidad tan fuerte en el oficio de Teleo Melees. Nunca se formaron tantas asambleas ni tantos grupos de Whatsapp. ¡°Los proyectos personales est¨¢n en suspenso¡±, explic¨® Jeftanovic. ¡°Tal vez surja una nueva literatura coral como la que escribi¨® Elena Poniatowska en M¨¦xico despu¨¦s de la matanza de estudiantes en el 68 en la Plaza de las Tres Culturas¡±. No en vano, Uribe hab¨ªa abierto el acto ilustrando citas de La noche de Tlatololco con fotos tomadas estos d¨ªas en Chile. ¡°Ojal¨¢ en nuestro pa¨ªs no termine igual, en masacre¡±.
El pretexto para el coloquio era una lectura de la obra de las pioneras mexicanas y en la conversaci¨®n no dejaron de aparecer Sor Juana, Elena Garro, la propia Poniatowska o la Rosario Castellanos de Bal¨²n Can¨¢n y de Mujer que sabe lat¨ªn, pero el silencio puede a veces ser m¨¢s elocuente que la literatura. ¡°Soy feminista desde chica, soy muy mandona y tengo respuesta para todo¡±, dijo la veterana P¨ªa Barros. ¡°Pero el asombro me tuvo 15 d¨ªas incapaz de escribir ni mi nombre. Iba a las marchas para estar todo lo presente que puedo, pero ten¨ªa la sensaci¨®n de que las palabras no ten¨ªan nada que decir¡±. Vivi¨® la dictadura de Pinochet y por eso no le gusta que se use ese t¨¦rmino ¨Chabitual entre sus colegas m¨¢s j¨®venes- para describir lo que est¨¢ pasando pese a estar ¡°al borde¡± y a albergar un temor: que vuelva el estado de sitio.
Eso s¨ª, no anda con pa?os calientes respecto a su propia generaci¨®n: ¡°Fracasamos¡±. Lo dijo con la voz ronca en una sala abarrotada por un p¨²blico que, en tiempos de sobreinformaci¨®n, esperaba noticias de primera mano de algo a lo que, provisionalmente, todas se refieren como ¡°el estallido¡±. ¡°Fracasamos¡±, repiti¨®, ¡°porque luchamos para traer la democracia y luego nos hamacamos, nos olvidamos de perfeccionarla. ?Nos cre¨ªmos que ¨¦ramos el oasis de Am¨¦rica Latina! En los setenta asistimos a un experimento para implantar un modelo neoliberal que solo era posible imponer con una dictadura militar. Ahora asistimos al experimento del fin del modelo porque no nos trajo ni la equidad ni la felicidad. El nuestro era un pa¨ªs enfermo, pero al final la rabia nos quit¨® el miedo. La met¨¢fora es terrible, pero Chile despert¨®, abri¨® los ojos¡±.
La met¨¢fora es terrible porque en las ¨²ltimas semanas casi 300 personas han sufrido ¡°lesiones oculares severas¡± provocadas por los disparos de los carabineros. ¡°Las calles est¨¢n llenas de tuertos¡±. El mismo Gobierno que hace cuatro meses lanz¨® una campa?a para que la poblaci¨®n se protegiera la vista durante el eclipse solar del 2 de julio, est¨¢ dejando ciegos a sus j¨®venes. Nadie sabe bien qu¨¦ nombre ponerle a lo que est¨¢ pasando porque, por ahora, el cuerpo ha tomado el lugar de los libros. Hasta en ellos, desnudos, se escribe. La campa?a gubernamental, por su parte, tuvo algo de premonici¨®n. Se llamaba Eclipse seguro y ten¨ªa un vistoso lema: ¡°Chile, mira tu cielo de forma segura. Que quede en tu memoria, no en tu retina¡±. Parece que el estallido va a quedar en ambas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.