El guion que no se film¨® y los Episodios de Almudena Grandes
Las novelas en las que quiso recuperar la memoria de los hombres y mujeres que se hab¨ªan enfrentado con valor a una dictadura cruel empezaron como un proyecto cinematogr¨¢fico que no cuaj¨®
En la primavera de 2002 le¨ª Los aires dif¨ªciles y me volv¨ª loca con la historia de Sara G¨®mez, una de sus protagonistas. Consegu¨ª averiguar d¨®nde viv¨ªa la autora y dej¨¦ una nota en su buz¨®n confes¨¢ndole mi amor por el libro y el ardiente deseo de hacer una pel¨ªcula basada en ¨¦l.
A trav¨¦s de una llamada de la editorial supe que los derechos ya los ten¨ªa un productor. Dispuesta a hacer la pel¨ªcula como fuese, pregunt¨¦ si era posible que me ¡°vendiesen¡± solo un personaje, el de Sara. La novela era muy larga y por mucho que lo intentase, al productor desconocido no iba a caberle entera en su pel¨ªcula.
Lo que pas¨® despu¨¦s fue una de las suertes m¨¢s grandes de mi vida. No hice la pel¨ªcula. Pero gan¨¦ algo mucho m¨¢s valioso, la amistad generosa, tierna, ¨ªntima e incondicional de Almudena Grandes. A partir de ese momento empezamos a compartir la vida, confidencias, paseos, m¨ªtines, ¨®pera, teatro, actividad pol¨ªtica, cine, cenas, risas¡
De esos pedazos de vida, los m¨¢s especiales y los que me pon¨ªan m¨¢s nerviosa, eran los que dedic¨¢bamos a que Almu me contase la novela que estaba inventando y que todav¨ªa no hab¨ªa empezado a escribir. Yo me sent¨ªa la mujer m¨¢s afortunada del mundo por ese privilegio. Nos recuerdo paseando por la calle y revivo mi sensaci¨®n de ir flotando sobre coches y personas mientras la o¨ªa. Aquellas gentes con las que nos cruz¨¢bamos no ten¨ªan ni idea de que mientras Almudena hablaba, iba alumbrando los Episodios de una guerra interminable. Esas novelas en las que iba a recuperar la memoria de los hombres y mujeres que se hab¨ªan enfrentado con valor y dignidad a una dictadura cruel para que nosotros, sus hijos y sus nietos, pudi¨¦semos disfrutar de un pa¨ªs distinto. Unas novelas que, como ella dec¨ªa, trataban, en definitiva, de ¡°oponer la memoria de los luchadores por la libertad, a una libertad que no ha querido reconocer, ni reconocerse en la lucha de nadie¡±.
Mientras camin¨¢bamos, com¨ªamos o cen¨¢bamos, ella me iba hablando de personajes reales e imaginarios, me daba nombres, fechas, me contaba ideas, historias, peripecias, estructuras. Agradecida por el regalo y hecha un manojo de nervios, yo hac¨ªa un tremendo esfuerzo por recordarlo todo, por absorberlo, para no hacerme un l¨ªo y poder decir lo que me parec¨ªa. Pon¨ªa los cinco sentidos y otros cinco si los hubiese tenido, para estar a la altura.
A lo largo de los a?os, intentamos que alguno de esos libros se convirtiesen en pel¨ªculas. De hecho, In¨¦s y la alegr¨ªa fue primero un guion que escribi¨® Almudena. Despu¨¦s de pasarnos casi un a?o dando tumbos por televisiones y despachos, Almu me dijo un d¨ªa: ¡°Mira, rubia, yo no tengo ninguna necesidad de pasar por esto, as¨ª que, si te parece, voy a convertirlo en una novela, que esas s¨ª me las publican¡±. De ese modo naci¨® el primero de los Episodios de una guerra interminable.
La primera parte de la dedicatoria de esa novela es uno de mis bienes m¨¢s preciados: ¡°A Azucena Rodr¨ªguez, que tambi¨¦n escribi¨® esta novela para m¨ª, mientras yo escrib¨ªa para ella el guion de una pel¨ªcula que no se hizo, pero que nos hizo amigas para siempre. Las dos somos In¨¦s porque esta es nuestra historia¡±.
El dolor por la ausencia de Almudena es enloquecedor. Busco refugio en la alegr¨ªa de los que no se rinden, como ella me ense?¨®. A esa alegr¨ªa pienso aferrarme para intentar vivir sin esa mujer extraordinaria, inteligente, buena, bella, optimista, generosa, fuerte, sensible y llena de talento a la que voy a querer con toda mi alma hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
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