Los estrenos en 35 mil¨ªmetros sobreviven en un milagroso ¡®Cinema Paradiso¡¯ en Granada
El cine Madrigal exhibe pel¨ªculas fotoqu¨ªmicas, un proceso antiguo y costoso, gracias al empe?o rom¨¢ntico de sus due?os. Unos cuantos nost¨¢lgicos forman un p¨²blico peque?o pero rentable
Elena Torres-Molina entra en la sala de proyecci¨®n del cine Madrigal, en el centro de Granada, y su primera tarea no es encender ning¨²n ordenador. En el cuartito, de hecho, no hay tecnolog¨ªa digital alguna. El espacio est¨¢ repleto, en cambio, de latas y tiras de pel¨ªcula. En el centro de la sala presiden dos grandes proyectores de hierro rotundo, o eso parece. El de la izquierda proyect¨® por primera vez all¨ª mismo el 24 de septiembre de 1960, aunque hace tiempo que no se utiliza. El de la derecha a¨²n arrastra a diario miles de metros de pel¨ªcula en las cuatro proyecciones que ofrece el cine cada d¨ªa. Es un modelo Westrex de 35 mil¨ªmetros, una mole y una rareza en los cines actuales, donde la proyecci¨®n digital sac¨® de las salas la pel¨ªcula fotoqu¨ªmica hace una d¨¦cada.
En 2022, en Espa?a, el cine Madrigal de Granada es el ¨²nico que proyecta pel¨ªculas de estreno en 35 mm. Sus propietarios dicen que es rentable, pero reconocen que su digitalizaci¨®n ser¨¢ pronto inevitable. En paralelo, filmotecas y unas pocas salas que se cuentan con los dedos de una mano a¨²n proyectan en ese formato con pel¨ªculas que, en el caso de las salas privadas, proceden sobre todo de coleccionistas que salvaron las latas antes de que acabaran en la basura.
Hace m¨¢s de 60 a?os que el abuelo de Elena Torres-Molina mont¨® el cine Madrigal. Eran tiempos de sala ¨²nica y pel¨ªculas de tricetato de celulosa, un soporte delicado, predispuesto a enfermar e inflamable, como se ve en la popular pel¨ªcula italiana Cinema Paradiso. Tanto que obligaba a tener dos salidas de agua cerca del proyector por si ard¨ªa. El Madrigal, aunque en desuso, a¨²n los tiene. Desde los a?os noventa, la pel¨ªcula es de poli¨¦ster y ya no arde ni enferma. Eran tiempos tambi¨¦n en los que, cuenta Nacho Estrada, proyeccionista de la Filmoteca Espa?ola ¡ªoficialmente, operador de cabina¡ª, la proyecci¨®n de una pel¨ªcula obligaba a un trabajo de atenci¨®n constante. Se proyectaba rollo a rollo, y no duraban m¨¢s de 20 minutos, por lo que cada poco hab¨ªa que estar atento al cambio. Del proyector sal¨ªan al rev¨¦s, as¨ª que hab¨ªa que rebobinarlos y dejarlos listos para el siguiente pase. Adem¨¢s, hab¨ªa que estar pendiente de que no ardieran. ¡°El cambio de rollo es un arte¡±, cuenta Estrada. Hoy, en la sala Madrigal, los cuatro o cinco rollos que suelen tener las pel¨ªculas se a¨²nan antes de proyectarlas y la proyecci¨®n, del tir¨®n, ya no requiere esa atenci¨®n constante.
Juan Torres-Molina, de 56 a?os, es t¨ªo de Elena e hijo del fundador del Madrigal. ?l es el responsable del negocio familiar, quien decide la programaci¨®n y quien, por su visi¨®n rom¨¢ntica, se empe?a en estrenar en un formato desaparecido y negado por la industria para las salas. En los rodajes, por otro lado, a¨²n quedan algunos directores ?que ruedan en pel¨ªcula fotoqu¨ªmica, aunque a la hora de distribuir y proyectar no queda otra que digitalizar. El empecinamiento de Torres-Molina supone entonces un serio problema que requiere planificaci¨®n, paciencia y capacidad de negociaci¨®n. Las distribuidoras no tienen pel¨ªculas de estreno en este formato. Ni en 16 o 70 mm, las otras posibilidades de pel¨ªcula fotoqu¨ªmica.
Mientras en la sala Phenomena de Barcelona, que proyecta con cierta regularidad en 35 y 70 mm, la programaci¨®n depende mayoritariamente de la colecci¨®n personal de su propietario y director de cine, Nacho Cerd¨¢, el camino de las pel¨ªculas de estreno que llegan a Granada es tortuoso. El primer obst¨¢culo es que las pel¨ªculas salen del horno en formato digital. Todas. Y las grandes distribuidoras de Hollywood, las majors, hace a?os que rechazan hacer una sola copia en 35 mm. Eso deja, de principio, el cat¨¢logo de Torres-Molina con menos opciones. No obstante, el propietario del Madrigal se amolda mientras sea buen cine: proyecta cine europeo, asi¨¢tico o el que haga falta si es de calidad.
Salirse del carril convencional, adem¨¢s, encarece el producto. La tecnolog¨ªa actual permite que, por ejemplo, las pel¨ªculas lleguen a los cines v¨ªa sat¨¦lite. El coste de transporte y producci¨®n de la copia se reduce as¨ª a cero. La otra opci¨®n es la de los DCP, un disco duro que lleva la pel¨ªcula en formato digital y vale unas pocas decenas de euros. En la parte opuesta est¨¢ la apuesta del cine Madrigal y sus latas de pel¨ªculas fotoqu¨ªmica: vale entre 2.000 y 3.000 euros producirlas y transportarlas, porque hay que recurrir a laboratorios extranjeros ¡ªRuman¨ªa en el caso del cine Madrigal¡ª y la casi instantaneidad del sat¨¦lite se convierte en tres o cuatro semanas de espera. Esa carest¨ªa, adem¨¢s, obliga a Juan Torres-Molina a negociar primero con sus distribuidoras. Dado el coste de fabricaci¨®n del poli¨¦ster, necesitan una cierta presunci¨®n de ¨¦xito que asegure cubrir los gastos iniciales y que la pel¨ªcula sobreviva al menos una semana. El suministro de pel¨ªculas nuevas en 35 mm conlleva una serie de inconvenientes que Torres-Molina narra con pesadumbre, pero que a¨²n no le han vencido.
?Y por qu¨¦ ir a ver una pel¨ªcula en 35 que, como los mayores de cierta edad recordar¨¢n, no tiene ni de lejos la perfecci¨®n de las proyecciones digitales actuales? Yuri Aguilar, propietario de una colecci¨®n de m¨¢s de 1.200 largometrajes en 35 mm ¡ª8.000 referencias, cuenta, incluyendo cortometrajes, publicidad, tr¨¢ileres¡¡ª explica que ¡°este formato ofrece una textura y una profundidad que no tiene el digital. La pel¨ªcula es un elemento org¨¢nico que nos ofrece otro sonido, otros colores. Hay imperfecciones, s¨ª. Pero esa es tambi¨¦n la experiencia que ofrece el fotoqu¨ªmico¡±. Para Nacho Estrada, de la Filmoteca, esta proyecci¨®n permite, adem¨¢s, un intangible: ¡°La nostalgia de volver a ver el cine como muchos lo vimos en nuestra juventud¡±.
La nostalgia lleva al coleccionismo y el 35 mm no escapa de ello. Yuri Aguilar, que tiene una colecci¨®n enorme de material en este formato, conoce bien el mercado porque ¨¦l es uno de los que m¨¢s lo alimentan. Un d¨ªa de este mes de enero, en todocoleccion.net, centro de la compra-venta de pel¨ªculas, se ofrec¨ªan 1.559 referencias, ¡°de las que 1.400 eran m¨ªas¡±, aclara. La pel¨ªcula m¨¢s buscada es, c¨®mo no, Cinema Paradiso, de las que no quedaban en Espa?a copias en fotoqu¨ªmico. A partir de una versi¨®n digital, Aguilar hizo cinco copias, algunas de las cuales son las que circulan por ah¨ª. Seg¨²n ¨¦l, 150 personas aproximadamente conforman el n¨²cleo de coleccionistas de pel¨ªculas en 35 mm en Espa?a.
La nostalgia de pel¨ªculas cl¨¢sicas en 35 mm a¨²n podr¨¢ disfrutarse aqu¨ª y all¨¢ ¡ªPhenomena en Barcelona, el cineclub del Casino de Agricultura en Valencia, el propio cine de Yuri Aguilar en Catadau, a 30 kil¨®metros de Valencia, donde se organizan pases privados, las filmotecas, y espor¨¢dicamente en unas pocas salas m¨¢s¡ª, pero en el cine de estreno est¨¢ en fase severa de agon¨ªa, y a eso se enfrenta el Madrigal. B¨¢rbara Merino, directora de ventas de Caramel Films, suministradora habitual de pel¨ªculas de los Torres-Molina, es una incondicional del cine granadino y de Juan, su gerente. ¡°Es un tipo de primera que conoce a su p¨²blico, al que le ofrece cine de calidad¡±, aunque a la vez admite que el proceso de convertir en pel¨ªcula fotoqu¨ªmica los filmes de estreno es cada vez m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Es un proceso que solo hacemos por el cine Madrigal y por Juan. Sin embargo, a la sala no le queda otra opci¨®n que digitalizarla y vamos a echar una mano a ello¡±, admite Merino.
Y ah¨ª es donde se le abren las carnes a Juan Torres-Molina, que reconoce que no queda otra que cambiar al digital aunque no tiene el ¨¢nimo de hacerlo. Porque, adem¨¢s, dejando de lado el periodo duro de pandemia, su cine da dinero. No se trata de un negocio de melancol¨ªa, sino que siempre ha dado beneficios. Aunque quedan muy lejos los s¨¢bados en los setenta y ochenta en los que vend¨ªa todas las entradas para cada una de las tres o cuatro sesiones que ofrec¨ªan, con un aforo de poco m¨¢s de 500 asientos, ahora la gente ha vuelto al cine.
Un s¨¢bado de enero, en la sesi¨®n en la que EL PA?S acude a la sala, 150 personas se citan para ver Pan de lim¨®n con semillas de amapola (2021) de Benito Zambrano. En 2019, La verdad, de Hirokazu Kore-eda con Catherine Deneuve, Juliette Binoche y Ethan Hawke, vend¨ªa 400 entradas los s¨¢bados, como El oficial y el esp¨ªa, de Roman Polanski. En el caso de La hija, de Manuel Mart¨ªn Cuenca, el Madrigal obtuvo la tercera recaudaci¨®n de Espa?a, y eso con entradas a tres, cuatro y cinco euros, seg¨²n el d¨ªa. B¨¢rbara Merino cuenta que este cine ¡°est¨¢ siempre entre los cuatro o cinco primeros en recaudaci¨®n y espectadores en las pel¨ªculas que proyecta¡±.
Dadas las circunstancias, el Madrigal es un cine con futuro, pero quiz¨¢ no se pueda decir lo mismo del 35 mm. Mientras Elena Torres-Molina tira del rollo de alrededor de 3.000 metros de Pan de lim¨®n para engarzarlo en el complicado camino que tiene hasta el visor del proyector Westrex, abajo en la entrada est¨¢ Jos¨¦ Luis, un espectador asiduo que vuelve al cine tras alg¨²n tiempo, y que saluda al gerente de la sala. ¡°Me encanta este cine y me encanta su programaci¨®n. Siempre he confiado en el gusto de Juan, que nos regala cosas preciosas¡±. Como dec¨ªa Quentin Tarantino, fiel a¨²n al fotoqu¨ªmico, hace unos a?os en una entrevista con Jimmy Kimmel, ir al cine hace 20 o 30 a?os era ¡°una cosa importante, como ir a la ¨®pera o al ballet. Ahora, parece que es alquilar una butaca durante dos horas¡± y poco m¨¢s. El cine Madrigal funciona, a¨²n, con aquella l¨®gica de hace d¨¦cadas.
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