Klaus M?kel?, la batuta m¨¢s deseada
El director finland¨¦s dirige en Oslo un impresionante programa de obras contempor¨¢neas y cl¨¢sicos del siglo XX, a pocas semanas de su esperado debut discogr¨¢fico en Decca
En mayo de 2018, un joven director finland¨¦s de 22 a?os, llamado Klaus M?kel?, debut¨® en el Oslo Konserthus dirigiendo la S¨¦ptima sinfon¨ªa, de Jean Sibelius. Fue un concierto breve y parcialmente improvisado, como celebraci¨®n de la fiesta nacional noruega, pero que caus¨® una honda impresi¨®n entre los integrantes de la Filarm¨®nica de Oslo. Pocos d¨ªas m¨¢s tarde se anunci¨® su nombramiento como titular del conjunto por espacio de tres a?os, a partir de la temporada 2020-21. M?kel? (Helsinki, 26 a?os) regres¨® como invitado en tres ocasiones antes de tomar posesi¨®n del cargo. Y la orquesta no s¨®lo vio confirmada su primera impresi¨®n, sino que extendi¨® su contrato cuatro a?os m¨¢s, cuando ni siquiera hab¨ªa comenzado. ?Qu¨¦ puede llevar a un conjunto con la calidad y tradici¨®n de la Filarm¨®nica de Oslo, que ha contado con titulares de la talla de Herbert Blomstedt, Mariss Jansons y Andr¨¦ Previn, a contratar a un director veintea?ero por espacio de siete temporadas?
La respuesta puede leerse en las reacciones de varios cr¨ªticos n¨®rdicos. Eystein Sandvik, de la NRK Radio, afirm¨® tras su nombramiento que no hab¨ªa conocido un talento semejante sobre el podio en toda su carrera como cr¨ªtico. Y el veterano Kommentator del peri¨®dico noruego V?rt Land, Olav Egil Aune, se hizo una interesante pregunta tras asistir a su debut en 2018: ¡°?Es M?kel? un joven de 60 a?os o un ¡®viejo¡¯ de 22? Es dif¨ªcil saberlo, pero hay aqu¨ª mucha experiencia¡±. La irrupci¨®n de la pandemia le permiti¨® tomarse tiempo y consolidar su posici¨®n en Oslo. Pero tambi¨¦n sum¨® un nuevo nombramiento en la Orquesta de Par¨ªs, que ser¨¢ efectivo la pr¨®xima temporada.
En Espa?a, aparte de una visita a Galicia, en 2018, M?kel? ha realizado una exitosa residencia en la ¨²ltima edici¨®n del Festival de Granada, donde dirigi¨® tres conciertos a tres orquestas diferentes. Y su lista de debuts con grandes formaciones ha seguido creciendo, con la Radio de Baviera y la Concertgebouw de ?msterdam, que parece discretamente interesada en que sea su pr¨®ximo titular. Adem¨¢s, en abril debutar¨¢ al frente de la Sinf¨®nica de Chicago, otra de las grandes orquestas que deber¨¢n buscar nuevo director musical la pr¨®xima temporada. Y la Filarm¨®nica de Berl¨ªn acaba de a?adir su nombre a la exclusiva lista de directores invitados de la temporada 2022-23. M?kel? se ha convertido en una de las batutas m¨¢s deseadas.
Todo se comprende mejor vi¨¦ndole trabajar en Oslo. Su conexi¨®n con la orquesta noruega es asombrosa, tanto desde el podio como en el t¨ºte ¨¤ t¨ºte con los m¨²sicos. Trata con familiaridad con todos ellos y recibe su entrega sin l¨ªmites para perfilar en los ensayos y conciertos cada detalle de las partituras m¨¢s endiabladas. M?kel? atribuye esa voluntad de trabajo al esp¨ªritu de Mariss Jansons, a quien lamenta no haber podido conocer personalmente. En su camerino tiene retratos de todos sus antecesores por orden cronol¨®gico, aunque reconoce que le gustar¨ªa destinar un lugar m¨¢s honorable al director let¨®n, que ocup¨® este puesto durante 23 a?os y elev¨® la orquesta al nivel de excelencia que disfruta hoy.
Otro elemento destacado en el camerino del director finland¨¦s es una carta manuscrita enmarcada de Sibelius. Est¨¢ relacionada con la visita del compositor, en marzo de 1921, para dirigir a la orquesta noruega su Primera sinfon¨ªa. Por esa raz¨®n, M?kel? program¨® durante su primera temporada en Oslo la integral de sus sinfon¨ªas, como conmemoraci¨®n del centenario de esa hist¨®rica visita. Pero la temporada 2020-21 fue arruinada por las sucesivas olas de coronavirus. Y el director finland¨¦s aprovech¨® el tiempo para centrarse en grabar esa integral en el sello Decca como debut discogr¨¢fico. Lo hizo en una ciudad pr¨¢cticamente desierta y respetando las rigurosas normas de distanciamiento social decretadas por el gobierno noruego. El resultado, que se publicar¨¢ el pr¨®ximo 8 de abril, se convertir¨¢ en uno de los mejores discos de cl¨¢sica de 2022. Ning¨²n ciclo ha profundizado con tanto detalle en la inmensa evoluci¨®n estil¨ªstica que separa la lisztiana y chaikovskiana Primera sinfon¨ªa de la antienf¨¢tica y concisamente moderna S¨¦ptima. M?kel? bucea con maestr¨ªa entre sus pentagramas. Y no duda en a?adir una contemplativa versi¨®n del poema sinf¨®nico Tapiola junto a los ¨²nicos tres fragmentos conocidos de la Octava sinfon¨ªa, con un sorprendente desenlace en alegor¨ªa al silencio final del compositor.
El pasado jueves, 17 de febrero, M?kel? pudo volver a subirse al podio del Konserthus para dirigir su primer concierto en Oslo de 2022. Las actuaciones programadas en enero se tuvieron que cancelar por el ascenso de ¨®micron, aunque aprovech¨® el tiempo para realizar las tomas de su segundo disco en Decca con las sinfon¨ªas Sexta y D¨¦cima de Shostak¨®vich. El programa de este ¨²nico concierto del mes de febrero con la Filarm¨®nica de Oslo dice mucho de sus inclinaciones personales y de la capacidad de su orquesta: dos extensas composiciones actuales, del joven Jimmy L¨®pez Bellido y la veterana Kaija Saariaho, como preludio para dos brillantes cl¨¢sicos del siglo XX, de Dmitri Shostak¨®vich y B¨¦la Bart¨®k.
La velada se abri¨® con Per¨² negro, una tremenda descarga de adrenalina y musicalidad, redactada por el compositor Jimmy L¨®pez Bellido, en 2012, como homenaje personal a su herencia afroperuana. M?kel? siente predilecci¨®n por este compositor. Y dirigir¨¢ la pr¨®xima semana, en Londres, el estreno absoluto de su nuevo concierto para piano, titulado Ephemerae, que est¨¢ dedicado a Javier Perianes. En Per¨² negro, L¨®pez Bellido utiliza las iniciales del nombre y los apellidos de su compatriota, el director de orquesta Miguel Harth-Bedoya Gonz¨¢lez, para conformar el tema musical de la obra, pero su desarrollo desborda todas las posibilidades timbricas de cada una de las secciones de la orquesta y, en especial, de la percusi¨®n. M?kel? se entreg¨® con feroz intensidad para dilucidar el arco que plantea la obra, desde un escueto solo de trompa, en preg¨®n I, que se agiganta hasta volverse monumental, en preg¨®n II , y culmina en un alocado frenes¨ª cuyo t¨ªtulo lo dice todo: son de los diablos.
Salvaje desenfreno final
Le sigui¨® una versi¨®n intensa, introspectiva e intimista del Concierto para viol¨ªn n¨²m. 1, de Shostak¨®vich, donde Julian Rachlin (Vilnius, 47 a?os) marc¨® paso y tendencia. M?kela comprendi¨® al instante el reto de su solista, en el nocturno inicial, y le ofreci¨® todo su apoyo log¨ªstico desde el podio. El sonido de la orquesta se fue amoldando como un guante a las exigencias l¨ªricas del violinista. Y escuchamos frases verdaderamente inspiradas del solista sobre un vol¨¢til colch¨®n de la cuerda y el cr¨ªptico acompa?amiento de la celesta. El scherzo result¨® tan sard¨®nico como fren¨¦tico, hasta el punto de que el p¨²blico aplaudi¨® espont¨¢neamente al final. Pero nada hac¨ªa presagiar que la intensidad seguir¨ªa aumentando. Lo hizo en parte en la sentida passacaglia, pero fue sobre todo en la parte final de la cadenza donde Rachlin elev¨® la temperatura hasta alcanzar el punto de ebullici¨®n en el arranque del burlesque final. Pocas veces se ha escuchado a un violinista tocar este movimiento con semejante energ¨ªa y desenfreno, ni un acompa?amiento tan consciente de su soporte vital. El p¨²blico estall¨® en ovaciones. Y Rachlin se despidi¨® con todo el auditorio en pie.
Tras el descanso, Vista, de Saariaho, aport¨® la composici¨®n m¨¢s densa al programa. Supuso el regreso de la compositora finlandesa, en 2019, al mundo sinf¨®nico, tras su ¨®pera Innocence que estren¨® en Aix-en-Provence el verano pasado. Una estructura en dos movimientos contrapuestos, que suman unos 25 minutos, y donde pasamos de la densa bruma de Horizonts a un dramatismo focalizado en Targets. Precisamente fue, en esta segunda parte, donde M?kel? encontr¨® m¨¢s posibilidades para lucir la propulsi¨®n de la orquesta noruega, con esa turbulencia que se desata poco antes de la coda. La obra termina sumergida en el misterio y la enso?aci¨®n, que provoc¨® unos veinte segundos de silencio al final.
Faltaba un apropiado fin de fiesta. Y M?kel? opt¨® por rendir un peque?o homenaje a Mariss Jansons con una de sus partituras favoritas: la suite del ballet El mandar¨ªn maravilloso, de Bart¨®k, que fue el motivo de un famoso documental, en 1997, con esta orquesta. Ya en el arranque, con ese fren¨¦tico oleaje de septillos en los violines e insistentes acordes disonantes, que representa el bullicio nocturno de una ciudad, el director finland¨¦s sumergi¨® al auditorio en la s¨®rdida historia de Menyh¨¦rt Lengyel: tres matones someten a una joven para que atraiga sexualmente a hombres hasta un callej¨®n con la intenci¨®n de desvalijarlos. El director finland¨¦s fue extraordinariamente narrativo y los pasajes m¨¢s violentos contrastaron idealmente con las escenas de seducci¨®n, donde los solistas de viento madera de la orquesta noruega brillaron en estado de gracia. Pero M?kel? se emple¨® especialmente en el pasaje final donde desat¨® un salvaje desenfreno er¨®tico en la orquesta que provoca finalmente la muerte del mandar¨ªn. El p¨²blico despidi¨® al titular de su orquesta en pie entre bravos, que resultaron especialmente sonoros en una ciudad que ya ha desterrado por completo el uso de la mascarilla en los interiores.
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