Construir a Bach: Hengelbrock ofrece una gran versi¨®n de la ¡®Misa en si menor¡¯
El director alem¨¢n emul¨® el refinamiento del arquitecto Balthasar Neumann en la interpretaci¨®n de la obra maestra del compositor en el Auditorio Nacional
El 9 de abril de 1786, Carl Philipp Emanuel Bach dirigi¨® en Hamburgo la primera interpretaci¨®n de un fragmento de la Misa en si menor, de su padre Johann Sebastian. Se trataba de un concierto ben¨¦fico, donde el hijo m¨¢s famoso de Bach, que contaba 72 a?os, mostr¨® algunos de sus principales logros como compositor. Pero en donde, adem¨¢s, dedic¨® una primera parte a dos composiciones que consideraba obras maestras. De la Misa en si menor, cuyo aut¨®grafo hab¨ªa heredado, seleccion¨® el Symbolum Nicenum (Credo) que precedi¨® de un preludio orquestal propio y donde a?adi¨® varias alteraciones en el manuscrito paterno. Y de El Mes¨ªas, de Handel, dirigi¨® el aria de soprano I know that my Redeemer liveth y el famoso Hallelujah.
Con este coro de Handel termin¨® anoche su concierto el director alem¨¢n Thomas Hengelbrock (Wilhelmshaven, 63 a?os) al frente de la Balthasar-Neumann Chor & Ensemble, en el Auditorio Nacional, centrado en la Misa en si menor. Una propina de Handel seguramente innecesaria, tras dos horas de maravillosa m¨²sica de Bach. Para muchos este colof¨®n popular fue una forma de festejar la celebraci¨®n del concierto en medio de la ola de cancelaciones y dificultades de ¨®micron. Pero tambi¨¦n se trataba de un gui?o a la compleja historia de la composici¨®n y recepci¨®n de esta obra colosal, que Bach redact¨®, entre 1748 y 1749, compilando y adaptando composiciones propias del pasado, y donde invirti¨® sus ¨²ltimos esfuerzos creativos sin un objetivo aparente. De hecho, la obra presenta la paradoja de ser la misa cat¨®lica de un fiel protestante, tal como titula Luis Gago sus notas al programa.
Debemos al editor suizo Hans Georg N?geli su primera edici¨®n, entre 1833 y 1845, y tambi¨¦n su nombre, alusivo a la tonalidad de si menor del primer Kyrie: Die hohe Messe in H-moll. N?geli anunci¨® su proyecto editorial con un enf¨¢tico titular, en 1818: ¡°La m¨¢s grande obra musical de todos los tiempos y todos los pueblos¡±. Despu¨¦s se sucedieron interpretaciones parciales, hasta 1859, en que finalmente Carl Riedel la estren¨® completa en Leipzig. Pero la obra ha seguido evolucionando, desde aquellas masivas sociedades corales decimon¨®nicas a los actuales grupos especializados en m¨²sica antigua, como el Balthasar-Neumann Chor & Ensemble, que combina una treintena de voces junto a otra treintena de instrumentistas.
Esta obra de Bach ha acompa?ado al grupo alem¨¢n y a su director pr¨¢cticamente desde sus inicios, a comienzos de los noventa. En 1996, la grabaron para Deutsche Harmonia Mundi, poco antes de escindirse de la Orquesta Barroca de Friburgo y crear su propia formaci¨®n instrumental. Aquella versi¨®n surgi¨® de una representaci¨®n esc¨¦nica aleg¨®rica de la Misa en si menor, cuya escenograf¨ªa podemos ver en la portada del disco, y han vuelto peri¨®dicamente a ella.
La pandemia arruin¨® su ¨²ltima gira con esta composici¨®n, a finales de 2020, aunque pudo verse por streaming su interpretaci¨®n en la Elbphilharmonie de Hamburgo completamente vac¨ªa. Obviamente, lo escuchado anoche en el ciclo Universo Barroco del CNDM est¨¢ mucho m¨¢s cerca de esa versi¨®n de Hamburgo que de la 25 a?os anterior en DHM, pero se percibe en Hengelbrock una constante evoluci¨®n. Es el digno heredero contempor¨¢neo de su maestro, Nikolaus Harnoncourt, y pocos han combinado con tanto acierto el podio con el intelecto.
Ya en el acorde en si menor que abri¨® el primer Kyrie qued¨® claro que ¨ªbamos a escuchar una gran versi¨®n de la obra. Una interpretaci¨®n reflexiva, comedida y refinada, construida con paciencia y esmero, de la misma forma que trabajaba el arquitecto coet¨¢neo de Bach, Balthasar Neumann, que da nombre al grupo. Hengelbrock ha incorporado, de una forma asombrosamente efectiva y musical, la famosa y pol¨¦mica idea de Joshua Rifkin de reducir el coro de Bach a un cantante por parte. Lo comprobamos en el primer Kyrie con esos contrastes concertino-ripieno an¨¢logos a los que practica Bach en sus conciertos. El director alem¨¢n tambi¨¦n exalta la fluida combinaci¨®n de estilos que plantea la obra. Y tras el primer Kyrie, que es una fuga coral en estilo h¨ªbrido, subraya el moderno concertato del Christie para d¨²o de sopranos con violines, admirablemente cantado por ?gnes Kov¨¢cs y Stephanie Firnkes, para rematar el stile antico coral del segundo Kyrie.
Los n¨²meros del Gloria fluyeron con naturalidad. Hengelbrock apuesta por extraer de sus conjuntos vocales e instrumentales todos los solistas. Y esa decisi¨®n se resiente levemente en cuanto a volumen y calidad en la parte vocal, especialmente en el apartado masculino. Si el Laudamus te cont¨® con una brillante intervenci¨®n de la contralto Anne Bierwirth y del ornamentado solo del violinista Daniel Sepec, en Domine Deus la soprano Bobbie Blommesteijn y la flauta de Michael Scmidt-Casdoftf destacaron por encima del tenor Jan Petryka. Lo mismo podr¨ªa decirse del contratenor Matthias Lucht, en Qui sedes, frente al excelente oboe d¡¯amore de Valerie Colen, aunque en Quoniam, ni el bajo Joachim H?chbauer, ni el trompista natural Franz Draxinger tuvieron una noche inspirada. Lo m¨¢s destacado del Gloria fueron los n¨²meros corales, como la suspensi¨®n en el Qui tollis o la implosi¨®n contrapunt¨ªstica del Cum Sancto Spiritu. Curiosamente, durante el Gratias explot¨® por accidente el parche de piel de uno de los timbales de ¨¦poca, que fueron suplidos in extremis por otros modernos.
En el Credo (Symbolum Nicenum), el director alem¨¢n elev¨® el dramatismo de su parte central, con esa sucesi¨®n de tres coros que representan la encarnaci¨®n, la muerte y la resurrecci¨®n de Cristo, con una asombrosa transici¨®n del Cruci?xus al Et resurrexit. No obstante, otro de los momentos gloriosos de la noche fue el Et expecto, donde dilat¨® la distancia estil¨ªstica entre la austera espera y la intensidad celebrativa. El Sanctus fue otro festival coral, de principio a fin, en donde result¨® admirable el Pleni sunt coeli.
Y en el bloque final, con Osanna, Benedictus, Agnus Dei y Dona nobis pacem, aparte de los tutti, se produjo el momento m¨¢s conmovedor de la noche. Lleg¨® con la interpretaci¨®n profunda y concentrada del contratenor William Shelton, del Agnus Dei, con un austero acompa?amiento de Hengelbrock apoyado en el continuo liderado por el organista Michael Behringer. Una interpretaci¨®n que el p¨²blico agradeci¨® al final con una tremenda ovaci¨®n al cantante. Faltaba tan solo el Dona nobis pacem, como repetici¨®n del Gratias del Gloria, aunque Bach copi¨® en su aut¨®grafo cuatro pentagramas m¨¢s por debajo, como si hubiese querido otra resoluci¨®n. Uno de tantos misterios de la Misa en si menor.
CNDM 21/22 Universo Barroco. Bach: 'Misa en si menor'. Balthasar-Neumann Chor & Ensemble.
Músicos: Ágnes Kovács y Bobbie Blommesteijn (sopranos), Stephanie Firnkes (mezzosoprano), Anne Bierwirth (contralto), Matthias Lucht y William Shelton (contratenores), Jan Petryka y Jakob Pilgram (tenores), Joachim Höchbauer y Daniel Ochoa (bajos). Balthasar-Neumann Chor & Ensemble. Thomas Hegelbrock (director).
Ubicación: Auditorio Nacional. Calle Príncipe de Vergara, 146, Madrid.
Fecha: 30 de enero.
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