Jorge Mart¨ªnez, de Ilegales: ¡°En cuanto nos robaron los instrumentos fuimos con todo hasta recuperarlos. Con la polic¨ªa hubiera sido imposible¡±
La banda asturiana cumple 40 a?os de carrera con un disco que homenajea a P¨ªo Baroja, ¡®La lucha por la vida¡¯. Su l¨ªder y fundador repasa una intensa vida de canciones, violencia y amor
Jorge Mart¨ªnez (Avil¨¦s, 66 a?os) es Jorge Ilegal, l¨ªder y fundador de Ilegales, una de las m¨¢s grandes bandas de la historia del rock espa?ol. Celebran 40 a?os de vida con un ¨¢lbum La lucha por la vida, en el que canciones nuevas y alg¨²n cl¨¢sico del grupo son cantadas por artistas como Calamaro, Luz Casal, Dani Mart¨ªn, Josele Santiago, Guille Galv¨¢n y Juanma Latorre, de Vetusta Morla, o Loquillo. Descendiente de Pedro Men¨¦ndez de Avil¨¦s, el Adelantado de Florida, pirata que lleg¨® a gobernador de Cuba. Mart¨ªnez, personaje culto, macarra e inclasificable llega al club Argos de la plaza Santa Ana de Madrid el mismo d¨ªa en que Rusia invade Ucrania. ¡°Ellos creen que Ucrania es suya. Siempre la han considerado su granero. Stalin dej¨® morir de hambre a la gente en Ucrania para vender el grano al exterior y figurar como el m¨¢ximo productor del mundo. Todo era previsible. Es una postura imperialista, zarista¡±, dice mientras se sienta. Pide un t¨¦. No fuma: no ha fumado nunca.
Pregunta. ?Mira mucho atr¨¢s?
Respuesta. ?ltimamente nos pusimos a ver los directos de Ilegales que tenemos en cintas y hay fallos de cojones. Pero ten¨ªamos el ritual que supone un concierto en directo con aquellos equipos de sonido que hab¨ªa en los ochenta, que eran m¨¢s potentes que los de ahora.
P. Un ritual que no s¨®lo estaba encima del escenario.
R. Viv¨ªamos los momentos de las tribus urbanas. Hoy la gente es m¨¢s tolerante, no existe esa fricci¨®n que lleva al combate de inmediato. Pero en ese momento eran los punkis, los mods y los rockers. Unos skinheads llamados Oi! muy molestos. Los modernos, que eran v¨ªctimas de todos. Los heavys.
P. Y se pegaban.
R. Pegarse era sistem¨¢tico en los conciertos de Ilegales. Nosotros atraemos a un p¨²blico muy amplio y en aquellos a?os se daban cita all¨ª muchas de esas tribus. Supongo que pasaba igual en las reuniones tribales de la Edad de Piedra, cuando se cantaba en los festivales a la luz de la luna. Todas esas cosas que la Iglesia fue aprovechando y canalizando de civilizaciones y religiones anteriores tiene mucho que ver con el rock. La Iglesia s¨ª que mont¨® un sitio de puta madre para conciertos con esas vidrieras, las luces psicod¨¦licas, el eco...
P. ?Tocaron alguna vez en un recinto religioso?
R. En el [teatro auditorio] Camp de Mart, Tarragona. Vete a a saber si Ner¨®n ten¨ªa un sistema de amplificaci¨®n; tocaba la lira: era muy bueno y compon¨ªa bien. Eso estaba muy mal visto en la sociedad romana de la ¨¦poca; de alguna manera era un marginado. Yo no me creo que haya incendiado Roma. Roma se iba a incendiar tarde o temprano. Casi todas las ciudades ardieron en alg¨²n momento. No es que quiera absolver a Ner¨®n de sus posibles cr¨ªmenes, pero probablemente Ner¨®n, y todos los monstruos de Roma, est¨¢n en m¨ª, incluso en ti, y en ella [se?ala a una mujer que toma caf¨¦ a veinte metros, ajena a la conversaci¨®n].
P. La composici¨®n.
R. Hay canciones de Ilegales, tambi¨¦n en La lucha por la vida, que contienen armon¨ªas muy inestables, incluso muy elaboradas y modernas, como puede ser El bosque fragante y sombr¨ªo, en la que colabora Iv¨¢n Ferreiro. Es una canci¨®n que lleva armon¨ªas un poco extra?as y que conecta con m¨²sica cl¨¢sica. La podr¨ªa desgajar y crear una obertura, la parte media, un allegro.
P. En Ilegales siempre han tocado en muchos estilos. Ya desde el primer disco.
R. El primer disco aparece en un tiempo en que las bandas y los artistas ten¨ªan muy pocos recursos musicales, apenas ten¨ªan conocimientos y llevaban a gala, de hecho, no saber tocar. Y repet¨ªan la f¨®rmula, la ¨²nica que conoc¨ªan, much¨ªsimo. A eso lo llamaban tener personalidad. Joder, me cago en su personalidad. Nosotros lo que quer¨ªamos era no tenerla en absoluto.
P. Se les critic¨®.
R. Porque para la cr¨ªtica era un problema no poder encasillarnos y meter el disco en ninguno de esos estilos para los que ten¨ªan cajitas en su p¨¢gina. Hab¨ªa unas armon¨ªas distintas, se jugaba a mantener espacios, a no coincidir el bajo con la bater¨ªa para dejar huecos. ?Trabaj¨¢bamos los silencios! Hab¨ªa un cierto horror al silencio en los a?os ochenta.
P. ?Por qu¨¦?
R. Porque el silencio hac¨ªa m¨¢s notables las deficiencias. Unos meses despu¨¦s ya se ve¨ªan las cosas de diferente manera. Y de alguna forma Ilegales marca el fin de la movida madrile?a. La movida madrile?a no es que haya sido Ilegales quien acaba con ella, sino que muri¨® de pura indigencia. Tuvieron que importarse grupos perif¨¦ricos para mantener una estructura econ¨®mica que iba a morir de inanici¨®n.
Gran parte de la duraci¨®n de un grupo como Ilegales se debe al deseo tan intenso que ten¨ªamos por tener una guitarra el¨¦ctrica.
P. Usted es de Avil¨¦s.
R. Yo he vivido en muchos sitios. En Avil¨¦s mam¨¦ muchas cosas, porque eran zonas donde hab¨ªa industria y se mov¨ªa mucho dinero, y sobre todo hab¨ªa mucho nuevo pudiente. Gente que empieza, que tiene un empleo estable. Y por tanto hab¨ªa dinero para instrumentos y muchas fiestas de estas que hay en los prados, romer¨ªas. Ah¨ª aparecieron guitarras el¨¦ctricas de alta gama muy pronto, cuando no exist¨ªan en ning¨²n otro sitio. Recuerdo la explosi¨®n del twist en el 62; era un ni?o, todos sab¨ªamos bailar twist y las guitarras el¨¦ctricas sonaban constantemente.
P. Y se hicieron con una.
R. La guitarra el¨¦ctrica era algo impensable, pero conseguimos tenerla. Yo creo que gran parte de la duraci¨®n de un grupo como Ilegales se debe al deseo tan intenso que ten¨ªamos por tener una guitarra el¨¦ctrica. Observar el objeto de deseo durante tanto tiempo cre¨® un v¨ªnculo tan fuerte entre el instrumento y el individuo que se ha hecho indeleble.
P. Ahora las colecciona.
R. No, no soy coleccionista porque yo las uso. Adem¨¢s me han expulsado del club de los coleccionistas, tanto de las guitarras como de los soldados de plomo.
P. ?Por qu¨¦?
R. ¡°?Oh!, es una L7 de 1952, ?y le has cambiado las cuerdas?¡±. Pues claro que s¨ª, joder, las que ten¨ªa del 52 ya hab¨ªan perdido sonoridad. Y las he cambiado porque mis guitarras no son para ense?ar, son para tocarlas. Eso s¨ª, le he puesto cuerdas del calibre adecuado, van de puta madre y ahora esta guitarra suena como sonaba en 1952. O mejor, porque puedo procesarla de otras formas, y hay nuevas maneras de hacerle guarrer¨ªas a la guitarra.
P. ?Y con los soldaditos de plomo?
R. Estaba en una cocteler¨ªa con varios coleccionistas. Yo hab¨ªa conseguido una caja de soldaditos de finales de los a?os veinte y principios de los treinta. Ven¨ªan cosidos perfectamente a la caja. Me tom¨¦ una copa mientras escuchaba a uno dici¨¦ndome que jam¨¢s hab¨ªa que descoserlos. Me cago en la hostia. Los descos¨ª todos, los puse en formaci¨®n perfecta, los mov¨ª de aqu¨ª para all¨¢; los coleccionistas se echaban las manos a la cabeza. ?Pero qu¨¦ te crees que va a pasar con el mundo? Todo se va a descoser. ?A que los tiro por el v¨¢ter?
P. ?Le han echado de muchos sitios?
R. S¨ª. Y cuando me echan, ya no vuelvo. Y ese sitio se arruina. Es una especie de maldici¨®n. La gente que me hace mal, acaba mal, pero adem¨¢s en muy breve tiempo.
P. En diciembre de 2019 Ilegales anunci¨® el robo de sus instrumentos despu¨¦s de un concierto en Barcelona. Casi dos a?os despu¨¦s, en septiembre de 2021, el grupo comunic¨® que los hab¨ªan recuperado casi todos.
R. Claro, ?a qui¨¦n se le ocurre robar los instrumentos de Ilegales? Hay que ser tonto del culo.
P. Los recuperaron ¡°de manera poco ortodoxa, pero legal¡±, dijo. ?No fue la polic¨ªa?
R. Con la polic¨ªa es imposible recuperarlos, as¨ª que lo hicimos por nuestra cuenta. Es imposible porque no pueden. Hace falta una orden de registro, por ejemplo, aunque t¨² sepas d¨®nde est¨¢n, y los ladrones pueden cambiar los instrumentos de sitio. En fin, yo no tengo paciencia para eso.
P. ?Qu¨¦ hicieron?
R. Ellos cometieron muchos errores, como ponerlos en Wallapop y luego retirarlos. Hubo alguien que nos ayud¨® y que nos dijo que no hici¨¦semos determinadas cosas porque si no los que acab¨¢bamos en la c¨¢rcel ¨¦ramos nosotros. Pero es que un m¨²sico sabe que su instrumento es alguien de tu familia. Y cuando alguien pone en peligro ese v¨ªnculo, uno no piensa, y eso puede llevar al ladr¨®n a circunstancias muy peligrosas.
P. Buscaron los instrumentos¡
R. Un a?o y medio. En cuanto nos robaron, nos fuimos a por ellos con todo. De forma pac¨ªfica, pero no muy pac¨ªfica. Los hemos recuperado y ya est¨¢. No voy a contar m¨¢s.
P. ?D¨®nde estaban y qui¨¦nes los ten¨ªan?
R. Estaban en L¨¦rida y eran¡ Era gente de fuera que no conoc¨ªa la movida, ni sab¨ªa d¨®nde se met¨ªa rob¨¢ndonos a nosotros, d¨¦jalo ah¨ª.
P. Siempre han sido los malotes¡
R. ¡del lugar. Ya hay una canci¨®n del 86 que dec¨ªa: ¡°Harto de ser el malo del lugar¡±. Mira que pas¨¦ por colegios y por todas partes, y siempre igual.
P. Al menos con un cierto sentido de la justicia.
R. Es que cuando lees el Capit¨¢n Trueno, acabas haciendo justicia. Esto se refleja en Nunca lo repitas en voz alta [que canta con Cycle y Le¨®n Benavente en La lucha por la vida]. ¡°Desde el d¨ªa en que me bautizaron llevo el diablo muy dentro de m¨ª. Todo el infierno va conmigo porque me he fundido con el mal (¡) No existen circunstancias atenuantes. Mi vida es puramente criminal¡±. Es una canci¨®n que se podr¨ªa aplicar a cualquier pol¨ªtico, a cualquier jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica o a m¨ª mismo, o probablemente a ti.
El amor no es para todo el mundo. Muy pocos individuos son capaces de amar, y muy pocos son susceptibles de ser amados.
P. Titula La lucha por la vida por Baroja.
R. Mi abuelo era capit¨¢n de la marina mercante y en sus largos viajes en barco, le¨ªa. Hered¨¦ una biblioteca amplia que inclu¨ªa Baroja, Nietzsche, Valle-Incl¨¢n. Absorb¨ª todo y funcion¨® muy cruelmente con todo el profesorado, porque de ellos s¨®lo aprend¨ªa lo que me interesaba. De lo que me interesa, ens¨¦?eme todo; de lo otro, nada.
P. Estudi¨® Derecho. Y era buen estudiante, aunque no termin¨® la carrera.
R. Alg¨²n instinto me hac¨ªa llevar los estudios en la direcci¨®n que necesitaba. Extraje hasta la ¨²ltima gota. Hab¨ªa docentes muy predispuestos a echarte una mano y hab¨ªa otros que quer¨ªan cortarte las alas con ese cuchillo que se llama educaci¨®n. Ven¨ªan dispuestos a amoldarte para un futuro. El buen padre de familia que mantiene un empleo estable. Que la Universidad est¨¦ al servicio de la empresa y que fabrique empleados obedientes, que est¨¦n comprometidos econ¨®micamente, v¨ªa vivienda, banco, etc¨¦tera, con la empresa en cuesti¨®n y que sean d¨®ciles y manejables y, sobre todo, que no tengan criterio. Y se acaba queriendo eliminar del plan de estudios la filosof¨ªa o el lat¨ªn.
P. Lo ¨²til y lo in¨²til, como si se supiese.
R. El lat¨ªn, adem¨¢s de formarte, tiene la virtud de que desarrolla much¨ªsimo la mente. La sintaxis latina, esa manera en que se ensamblan las palabras, desarrolla much¨ªsimo las capacidades mentales.
P. Usted sabe manejar armas.
R. Con 7 a?os dispar¨¦ las primeras. Era muy buen tirador. Tir¨¢bamos en las ferias. Y a?os m¨¢s tarde sal¨ªamos con las escopetas de bal¨ªn el resto de ni?os a dispararnos unos a otros, por eso m¨¢s de uno se qued¨® tuerto en aquella ¨¦poca.
P. ?Juegos infantiles de la ¨¦poca?
R. Bueno, ya ¨¦ramos adolescentes. A un amigo m¨ªo le metieron un tiro en la frente y se le qued¨® un bal¨ªn incrustado, y el mismo que dispar¨® la carabina cogi¨® un palo del suelo para extra¨¦rselo. Cosas que no se olvidan, claro. Lo m¨¢s peligroso, de todos modos, no eran las carabinas sino las ballestas, que las hac¨ªamos con paraguas. Uno se qued¨® sin brazo.
P. El ¨¦xito.
R. No me importa. Nunca valor¨¦ el reconocimiento. Soy un desagradecido.
P. ?Y el dinero?
R. Lo justo para sobrevivir, a pesar de mi letra de ¡°quiero ser millonario para olvidarme de los amigos¡±. Pero el sonido s¨ª, joder. Me siento grande. Cuando todo est¨¢ vibrando en su sitio. Eso es lo que me alimenta, eso me vuelve loco. Pero el dinero no: nos hizo m¨¢s da?o que otra cosa. Miembros m¨¢s j¨®venes del grupo se tiraron a las drogas y a probarlas todas: lo que sea y de la manera que sea. Pero gast¨¢bamos mucho en el equipo de sonido. Est¨¢bamos locos por el sonido que ten¨ªamos s¨®lo nosotros, con un equipo que era car¨ªsimo. Ten¨ªamos el mejor equipo y las mejores guitarras y todo lo mejor. El p¨²blico ten¨ªa mucha suerte con nosotros porque lo invertido con las entradas y los discos lo recib¨ªan de vuelta casi de manera inmediata.
P. La muerte. Alejandro Espina, Jandro, muri¨® en 2016 a los 45 a?os de un infarto. El hist¨®rico bajo de Ilegales.
R. Todav¨ªa oigo su voz. Hemos estado juntos 23 a?os. Corrimos aventuras de todo tipo. Hemos vivido momentos grandes. Un infarto. Alguien que llevaba la vida m¨¢s sana de todos los que han pasado por el grupo. ?Si a¨²n me hubiese pasado a m¨ª, que me meto en mil l¨ªos!
P. ?Usted tiene miedo a morir?
R. Yo tengo un problema de d¨¦ficit de miedo serio. Serio, porque s¨¦ que el miedo es necesario. Cuido mi vida. Pero la vida acaba mal. La vida mata. Por eso, mientras estamos vivos hay que pasarlo bien en el baile.
P. Vivir sin novia ni reloj, canta en el ¨²ltimo disco con Carlangas, de Novedades Carminha. ?Cu¨¢ntas veces estuvo enamorado?
R. Prefiero no hablar de esos temas. Ni tocarlos, porque estallan.
P. Pero escribe, no s¨¦ si a su pesar, algunas canciones de amor.
R. El sexo es barato y es f¨¢cil, y puedes vivir muchos a?os con una pareja. Pero el amor no es para todo el mundo. Muy pocos individuos son capaces de amar, y muy pocos son susceptibles de ser amados. El amor no se contempla en muchas culturas. Durante miles de a?os ni se ten¨ªa en cuenta a la hora de hacer una familia. Bien, en alg¨²n momento parece ser que alguien descubri¨® que hay un fil¨®n econ¨®mico fuerte¡
P. ?Y la qu¨ªmica?
R. Creo que es algo misterioso. Pero, desde luego, no es para todos los individuos. Parte de la poblaci¨®n cree que se ha enamorado. No es as¨ª. Otra cosa es que cuando se acaba una relaci¨®n prolongada se genere afectos y tal. Pero amor... El amor es muy escaso y muy caro. Y las consecuencias pueden ser terribles. La historia lo demuestra.
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