Muere John H. Elliott, el historiador brit¨¢nico maestro de hispanistas, a los 91 a?os
Su biograf¨ªa del Conde-Duque de Olivares y su profundo conocimiento del Imperio espa?ol inspiraron a generaciones de acad¨¦micos
El historiador brit¨¢nico y maestro de hispanistas John Huxtable Elliott, universalmente conocido como John H. Elliott, ha fallecido este jueves a los 91 a?os en el Hospital John Ratcliffe de Oxford, adonde fue trasladado desde el Community Hospital de la misma localidad el pasado d¨ªa 5 de marzo, a causa de una neumon¨ªa y complicaciones renales. El grave deterioro de su salud se ha producido en los ¨²ltimos d¨ªas. Solo sus familiares le han visitado en las instalaciones m¨¦dicas. Muy debilitado, Elliot ha mantenido casi hasta el final su brillante lucidez.
Contaba Elliott que fue durante sus a?os universitarios, en un momento en el que ya hab¨ªa comenzado a mostrar inter¨¦s por Espa?a y su pasado, cuando se fue a recorrer durante seis semanas la Pen¨ªnsula Ib¨¦rica con un grupo de compa?eros. El pa¨ªs le impresion¨®, pero le impresion¨® sobre todo el Museo del Prado. ¡°Me impact¨® especialmente el retrato de Vel¨¢zquez del Conde-Duque de Olivares, el famoso estadista espa?ol del siglo XVII, justo cuando se produc¨ªa el declive de Espa?a, y decid¨ª que me gustar¨ªa hacer algo relacionado con su periodo en el Gobierno¡±, explicaba el historiador e hispanista en una entrevista coloquio en el Oriol College de Oxford, en 2008.
A partir del estudio psicol¨®gico del conde-duque llevado a cabo por Gregorio Mara?¨®n, y del sucinto estudio del personaje realizado por C¨¢novas del Castillo en el siglo XIX, Elliott buce¨® en un periodo trascendental de la historia de Espa?a para rescatar a un personaje fundamental en sus prop¨®sitos, pero conscientemente olvidado durante siglos por culpa de sus m¨²ltiples fracasos. Era necesario llevar a cabo algo de historia comparativa, especialidad tan anglosajona, para rescatar a Gaspar de Guzm¨¢n de la excepcionalidad espa?ola y engarzarlo en una historia com¨²n de la Europa de esa ¨¦poca. El conde-duque fue el ¡°primer ministro¡± por excelencia de un Imperio en decadencia. Trabajador, inteligente, ambicioso y leal al rey. Elliott fue capaz de presentar la figura de un estadista reformador, empe?ado en mejorar la educaci¨®n, la administraci¨®n, el comercio y la industria de los territorios de la Monarqu¨ªa. El historiador busc¨® los paralelismos del conde-duque con su gran n¨¦mesis hist¨®rica, el cardenal Richelieu, y descubri¨® con su obra a los acad¨¦micos espa?oles la complejidad de la ¨¦poca de los Austrias, y los problemas para vertebrar Espa?a que han perdurado hasta hoy.
Para encontrar la mayor parte de los documentos necesarios para su trabajo, Elliott se traslad¨® a Barcelona. All¨ª trabaj¨® en la rebeli¨®n catalana de 1640 contra el poder central de Madrid, y entr¨® en contacto con el grupo de historiadores liderados por Jaume Vicens Vives. ¡°Simpatic¨¦ mucho con la poblaci¨®n catalana, mientras al mismo tiempo intentaba desmitificar parte de su historia, forjada en gran medida en t¨¦rminos de h¨¦roes y villanos¡±.
Hasta el final de sus d¨ªas intent¨® entender ¨Dy aportar su propio an¨¢lisis¨D sobre el desaf¨ªo separatista catal¨¢n. Su libro Catalanes y Escoceses: Uni¨®n y Discordia (Ed. Taurus) es una visi¨®n compleja, ampliamente documentada, de dos indiscutibles realidades hist¨®ricas con identidad propia, a la vez que una cr¨ªtica con autoridad sobre la cuestionada utilidad del independentismo en el siglo XXI. Un libro en cuya introducci¨®n agradece la ayuda de su otrora alumna de Oxford, Cayetana ?lvarez de Toledo (¡°me brind¨® amplias oportunidades de poder exponer y comprobar mis ideas sobre Espa?a, en p¨²blico y en privado¡±), as¨ª como de los acad¨¦micos Josep Mar¨ªa Castell¨¢, Josep Mar¨ªa Fradera o Xavier Gil Pujol. Elliott supo ver los errores de un Gobierno como el de Rajoy, obligado a hacer frente a un colosal desaf¨ªo constitucional, pero incapaz de pensar m¨¢s all¨¢ del marco judicial. ¡°Rajoy fue incapaz de ver la dimensi¨®n del problema catal¨¢n que estaba emergiendo en ese momento. Esa estrechez de miras tanto de ¨¦l como del Partido Popular fue un desastre. Su falta de flexibilidad, su falta de voluntad en entender a la otra parte. Porque est¨¢ claro que hay un hecho diferencial en Catalu?a y los catalanes quieren que esa diferencia sea reconocida. Quieren que se acepte que son algo hist¨®ricamente diferente al resto¡±, explicaba Elliott a EL PA?S en octubre de 2018, recluido ya en la peque?a y entra?able casa victoriana a las afueras de Oxford.
Tras estudiar en el selecto colegio de Eton, se doctor¨® en Historia en la Universidad de Cambridge. Ha sido catedr¨¢tico en el King¡¯s College de Londres, en Princeton y en Oxford. En Espa?a fue doctor honoris causa por las Universidades Complutense, Carlos III de Madrid, la de Sevilla y la de Alcal¨¢ de Henares. En 1996 recibi¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Junto a su gran obra sobre el Conde-Duque de Olivares, destacan otras como La Europa dividida (1559-1598) y Lengua e Imperio en la Espa?a de Felipe IV.
Babelia
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