?ltimas noticias de Sergio Chejfec
El escritor argentino, que ha muerto a los 65 a?os, fue un maestro de la cavilaci¨®n literaria. Public¨® 19 libros y dio clases en su pa¨ªs y en Nueva York
El parque High Line de Nueva York se extiende entre Gansevoort Street y la Calle 34; fue establecido sobre una v¨ªa ferroviaria en desuso y concebido como una pasarela verde desde la que disfrutar de las vistas de Chelsea y el r¨ªo Hudson. Sergio Chejfec y yo lo recorrimos juntos en una ocasi¨®n sin darnos cuenta de que, al hacerlo, no ¨¦ramos muy distintos del narrador de Mis dos mundos, su novela de 2008, que camina ¡°sin hacer nada m¨¢s¡±: no para salvar ninguna distancia ni para acceder al tipo de experiencia trascendente a la que aspiraba el fl?neur [paseante] moderno, sino solo para ¡°poner a prueba los mapas¡± y a s¨ª mismo. Naturalmente, ni Sergio ni yo sab¨ªamos que ese ser¨ªa nuestro ¨²ltimo encuentro y que los correos electr¨®nicos y los planes compartidos y las lecturas que ambos ¨ªbamos a hacer del trabajo del otro en los a?os siguientes iban a ser una forma de despedirnos. Nacido en Buenos Aires el 28 de noviembre de 1956, Chejfec muri¨® en Nueva York el d¨ªa 2 de abril. Ten¨ªa por tanto 65 a?os.
¡°Durante mucho tiempo la literatura estuvo dominada o atravesada por el eje de lo real y lo no real¡±, le dijo Chejfec a Silvina Friera en 2008 para despu¨¦s agregar que a ¨¦l, por su parte, le interesaba m¨¢s ¡°considerarla en t¨¦rminos de verdad y falsedad¡±. ¡°?sa es una vacilaci¨®n muy productiva para la literatura, y para nosotros como parte del g¨¦nero humano. Estamos constantemente vacilando entre lo verdadero y lo falso, incluso tratamos de averiguar qu¨¦ es lo verdadero dentro de lo falso y qu¨¦ es lo falso dentro de lo verdadero en los hechos y en las circunstancias m¨¢s importantes de la vida y en las cosas m¨¢s nimias, sencillas y casuales. En mi literatura existe ese tipo de juego que tiene como efecto que el narrador ponga en duda o relativice lo que previamente se ha considerado elocuente, factible o real. Al mismo tiempo, mi manera de escribir no es la de una escritura que avance por la acci¨®n o por la intriga sino m¨¢s bien por la puesta en duda, por la cavilaci¨®n alrededor de lo que est¨¢ contando¡±, afirm¨®.
De alg¨²n modo, toda la literatura de Sergio Chejfec fue un intento de salvar la distancia que separa el modo en que vivimos de un tipo de verdad experimentada de primera mano en torno a cuya existencia, y a nuestra posibilidad de acceder a ella, albergan dudas los narradores de Lenta biograf¨ªa (1990), Los planetas (1999), Baroni: un viaje (2007), La experiencia dram¨¢tica (2012) o 5 (Cinco y Nota) (2019) y No hablen de m¨ª: Una vida y su museo (2021), sus ¨²ltimos libros. No es casual que esos libros tengan dif¨ªcil acomodo en el repertorio establecido de los g¨¦neros literarios: m¨¢s que articularse sobre una distinci¨®n clara y editorialmente atractiva entre ¡°ficci¨®n¡± y ¡°no ficci¨®n¡±, esos libros, que podr¨ªamos llamar ¡°ficci¨®n ensay¨ªstica¡± si no fuera porque tambi¨¦n son muy po¨¦ticos, dan cuenta de c¨®mo una inteligencia de primer orden aborda el problema de la verdad y la falsedad de determinadas experiencias convirtiendo a la lectura en experiencia tambi¨¦n; como escribi¨® Enrique Vila-Matas, en ¡°no pasa nada, pasa solo que son excepcionales¡±.
Lo asombroso en ellos, y la raz¨®n por la que son inolvidables para quienes los leen, es que, pese a todas las cavilaciones y dudas de sus narradores, la verdad ¡°verdadera¡± y transformadora de asuntos como pasear por un parque del sur de Brasil, reunirse con alguien a conversar, esperar un ascensor, leer o comprar una libreta en blanco s¨ª se manifiesta en toda su irreprimible intensidad en ellos: por lo general terminan con un deslumbramiento que dif¨ªcilmente puede ser puesto en palabras, pero su autor siempre consigui¨® superar esa dificultad.
Discreto, elegante y curioso
Chejfec vivi¨® en Caracas junto a su mujer, la extraordinaria ensayista argentina Graciela Montaldo, a partir de 1990, y en 2005 ambos se radicaron en Nueva York, donde Chejfec ense?¨® en el Programa de Escritura Creativa en Espa?ol de la New York University. No debe de haberle resultado f¨¢cil adoptar frente a sus alumnos el papel de quien sabe c¨®mo escribir, a ¨¦l, que sab¨ªa muy bien que, como escribi¨® Marguerite Duras, ¡°escribir es intentar saber qu¨¦ escribir¨ªamos si escribi¨¦semos¡±, pero tambi¨¦n dio clases en la Universidad Nacional de Rosario y en el departamento de Escritura Creativa de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, las dos en Argentina. Quiz¨¢s ense?ar fuese otra de sus maneras de practicar la generosidad; por lo dem¨¢s, era discreto, elegante, curioso: caminar junto a ¨¦l, como aquella tarde en Nueva York, era recibir una lecci¨®n de literatura y, m¨¢s profundamente, comprender por qu¨¦ (como escribi¨® en ?ltimas noticias de la escritura, su ensayo de 2015) lo que m¨¢s lo atemorizaba era ¡°terminar¡±, ¡°tener¡± un libro. Los suyos son como una larga caminata que pone a prueba los mapas y que sus lectores hubi¨¦semos preferido, como me sucedi¨® a m¨ª en el High Line, que no tuviera que terminar en este punto.
Sergio Chejfec recibi¨® la Beca Guggenheim, residi¨® en Civitella Ranieri, obtuvo el Premio Konex y escribi¨® diecinueve libros.
Babelia
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