Vox Luminis, Caf¨¦ Zimmermann y la gloria de Bach nuestro se?or
El coro belga y el conjunto instrumental franc¨¦s retoman su colaboraci¨®n con la ¡®Pasi¨®n seg¨²n san Juan¡¯ en una sensacional velada, en la Sociedad Filarm¨®nica de Bilbao
Vuelve la Semana Santa tal y como la conocimos antes de la pandemia. Anoche, en Bilbao, a la salida del concierto de la Sociedad Filarm¨®nica, sorprendi¨® volver a ver los esbeltos capirotes de la Procesi¨®n de la Virgen de los Dolores por el barrio de Abando con sus sones y sus dos pasos. Un ambiente de normalidad que permiti¨® escuchar una pasi¨®n de Bach con la disposici¨®n habitual sobre el escenario y en una sala sin ning¨²n tipo de distancia de seguridad, con la salvedad de las mascarillas que pronto empezar¨¢n tambi¨¦n a desaparecer de nuestras vidas. Se respiraba ambiente de acontecimiento en la hist¨®rica sala bilba¨ªna, que luce como nueva tras su remodelaci¨®n de 2020, a pesar de que su legendaria ac¨²stica, n¨ªtida y refinada, haya perdido un poco de lustre.
Sobre el escenario dos acreditados grupos especializados en la m¨²sica de Bach que cantan y tocan sin director: el coro Vox Luminis y el conjunto instrumental Caf¨¦ Zimmermann, ambos con una presencia frecuente en las temporadas y festivales espa?oles. Sin ir m¨¢s lejos, el coro belga acaba de participar en una gira por nuestro pa¨ªs, con King Arthur de Purcell, que arranc¨® en el Palau de la m¨²sica de Barcelona y termin¨® en el Teatro Real de Madrid. Y el conjunto franc¨¦s toc¨® en Sevilla y Madrid, la pasada temporada, su integral de los Conciertos de Brandeburgo relacionada con el tercer centenario del ciclo bachiano. Incluso, la ¨²ltima colaboraci¨®n entre ambos grupos pudo verse tambi¨¦n en la Filarm¨®nica bilba¨ªna, en diciembre de 2020, donde unieron fuerzas con Les Sacqueboutiers de Toulouse en un atractivo programa de barroco germano, en torno a los magn¨ªficats de Sch¨¹tz y Rosenm¨¹ller, con obras de Biber y varios antepasados de Johann Sebastian Bach. Entonces vimos mascarillas sobre el escenario, distancias de seguridad y un aforo muy limitado.
El proyecto conjunto relacionado con la Pasi¨®n seg¨²n san Juan, BWV 245, de Bach, surgi¨® durante la Semana Santa de 2019, con una gira por Francia y Holanda que arranc¨® en la Iglesia de San Roque de Par¨ªs. Y lo han retomado este a?o con dos ¨²nicas citas en Bilbao, ayer Viernes de Dolores, y en el Festival de Pascua de Aix-en-Provence, el pr¨®ximo Viernes Santo. Se trata de la primera de las pasiones de Bach o, al menos, la m¨¢s antigua de las conservadas, pues seg¨²n leemos en la nota necrol¨®gica del compositor publicada, en 1754, por su hijo Carl Philip Emmanuel y su dis?c¨ªpulo Agricola, dentro de la Musikalische Bibliothek de Mizler, Bach escribi¨® ¡°cinco pasiones, entre las que se encuentra una a dos coros¡±.
Seg¨²n aclara Markus Rathey, en su reciente Bach¡¯s Major Vocal Works. Music, Drama, Liturgy (Yale University Press), el ejemplo m¨¢s antiguo de pasi¨®n redactado por Bach data de 1717 para la corte de Gotha durante su etapa en Weimar. Se ha perdido en su integridad, aunque no ser¨ªa descabellado pensar que parte de la misma se haya incluido en la Pasi¨®n seg¨²n san Juan, que Bach estren¨® en 1724, durante su primer Viernes Santo como Cantor en Leipzig. De las otras tres, est¨¢ claro que la referencia a dos coros se corresponde con la famosa Pasi¨®n seg¨²n san Mateo, BWV 244. La basada en el evangelio de Lucas se ha perdido por completo (hoy sabemos que el ejemplar copiado en parte por Bach, en torno a 1730, no es de su autor¨ªa) y la del evangelio seg¨²n San Marcos, de 1731, se puede reconstruir en parte, pues la mayor¨ªa de sus arias y movimientos corales fueron reutilizados por Bach de otras composiciones anteriores.
A todo ello se une el problema de las versiones. Bach utiliz¨® su Pasi¨®n seg¨²n san Juan hasta en cuatro oficios de V¨ªsperas del Viernes Santo, en Leipzig, los a?os 1724, 1725, 1732 y 1749, y en cada ocasi¨®n introdujo cambios m¨¢s o menos importantes. Lo que escuchamos hoy en las salas de concierto es una fusi¨®n de las cuatro, y especialmente de la primera y la ¨²ltima, aunque disponemos de un aut¨®grafo incompleto de 1739. Y vale la pena recordar que esta m¨²sica formaba parte de un oficio mucho m¨¢s extenso que se iniciaba con el canto comunitario del himno Da Jesus an dem Kreuze stund (¡°Cuando Jes¨²s estuvo en la cruz¡±), al que segu¨ªa la primera parte de la pasi¨®n. Entre las dos partes se cantaba otro himno comunitario y se predicaba un extenso serm¨®n. Y al final de la segunda parte se cantaba el motete Ecce, quomodo moritus iustus del compositor del siglo XVI Jacobus Gallus, al que segu¨ªa un vers¨ªculo con la colecta, la bendici¨®n y el himno comunitario Nun danket alle Gott (¡°Ahora, gracias a Dios¡±) a la salida. Quienes quieran disfrutar de esta pasi¨®n en su contexto deben acudir a la fundamental grabaci¨®n de Dunedin Consort dirigida por John Butt en Linn Records.
Aparte de ser mucho m¨¢s breve y disponer de menos efectivos musicales, la Pasi¨®n seg¨²n san Juan se distingue de la basada en el evangelio de Mateo por su teolog¨ªa. Lo aclara Markus Rathey en su referido libro. Si Mateo enfatiza el sufrimiento humano de Jes¨²s como base para la salvaci¨®n, el Evangelio de Juan ve su muerte como una demostraci¨®n de su gloria divina. Bach lo subraya en el impresionante fresco para coro y orquesta que abre la obra, donde parte de una cita del salmo octavo: Herr, unser Herrscher (¡°Se?or, due?o nuestro¡±). El conjunto instrumental Caf¨¦ Zimmermann, con Pablo Valetti como concertino, encontr¨® el tempo ideal para hacer sonar ese remolino circular de la cuerda, que seg¨²n el famoso an¨¢lisis de Martin Geck representar¨ªa al Esp¨ªritu Santo, y que se combina con el di¨¢logo sincopado y disonante entre flautas y oboes, como evocaci¨®n de la crucifixi¨®n, mientras que el bajo, que ser¨ªa la representaci¨®n de Dios, insiste en sostenerlo todo reiterando una y otra vez la fundamental de sol menor. El coro entra cuando se ha creado ese clima teol¨®gico de ansiedad y emoci¨®n con acordes macizos sobre la palabra Herr (¡°Se?or¡±) y prosigue con este monumento sonoro a la gloria divina que resulta ideal para abrir el relato juaniano de la pasi¨®n.
Vox Luminis mostr¨®, desde esos acordes, su talla como coro especializado en Bach. Y luci¨® una combinaci¨®n admirable de empaste sonoro y atenci¨®n a todos los detalles de din¨¢mica, fraseo, articulaci¨®n y entonaci¨®n. Sus integrantes se ubicaron a ambos lados de la orquesta con el bajo Lionel Meunier como l¨ªder en el centro, aunque tambi¨¦n como un integrante m¨¢s, pues apenas le vimos hacer gestos. No hubo intervenci¨®n menor para este coro en toda la obra. Y escuchamos detalles asombrosos en su di¨¢logo con Poncio Pilato o una impresionante interpretaci¨®n del dificil¨ªsimo coro de los soldados que se reparten las posesiones de Jes¨²s, Lasset uns den nicht zerteilen (¡°No la cortaremos en pedazos¡±), tras una breve parada para afinar los instrumentos en medio de la segunda parte. Pero reservaron su intervenci¨®n m¨¢s emotiva para el coro final Ruhl wohl, ihr heiligen Gebeine (¡°Descansad, restos sagrados¡±) donde enfatizaron ese aire de canci¨®n de cuna que refleja una comprensi¨®n profunda de esta m¨²sica, pues en el Luteranismo no hay purgatorio y la muerte se relaciona con el sue?o.
A este coro le sigui¨® el ¨²ltimo coral Ach Herr, la? dein lieb Engelein (¡°Ah, Se?or, deja que tus amados querubines¡±), donde Vox Luminis mostr¨® una vez m¨¢s la austera belleza de su empaste vocal y su canto lleno de detalles e inflexiones. Como es bien sabido, los corales representan la tradici¨®n devocional luterana por medio de textos y melod¨ªas armonizadas por Bach de forma sencilla. Se trata de uno de los tres elementos que engloba la obra. Los otros dos son el canto de la pasi¨®n a partir de la traducci¨®n luterana de la biblia en estilo reci?tativo y la inclusi¨®n de varios textos l¨ªricos en forma de arias o ariosos que, a diferencia de la pasi¨®n de Mateo donde est¨¢n basados en versos de Picander, aqu¨ª Bach recopila textos de varias pasiones y poemarios de Barthold Heinrich Brockes, Christian Weise y Christian Heinrich Postel, aunque de otros no conocemos su autor¨ªa. El canto de la pasi¨®n en estilo recitativo tiene un papel destacado para el evangelista que, como en 2019, volvi¨® a ser el joven Raphael H?hn. Un tenor de voz bella y dicci¨®n impecable que canta con austeridad y una delicada entonaci¨®n, en donde nunca abundan alardes teatrales tan poco apropiados para la versi¨®n juaniana de la pasi¨®n. Su intervenci¨®n son¨® equilibrada hasta en el recitativo m¨¢s tenso de la obra, Und siehe da, der Vorhang im Tempel zerri? (¡°Y mirad, el velo del templo se desgarr¨®¡±), donde narra la cat¨¢strofe natural que sigui¨® a la muerte de Jes¨²s y cuyo texto Bach tom¨® curiosamente prestado del evangelio de Mateo. El resto de los personajes fueron tambi¨¦n parte del coro, como el sencillo Jes¨²s que canta el propio Lionel Meunier o el personaje de Pilato que cant¨® el bajo Geoffroy Buffi¨¨re.
Vox Luminis tambi¨¦n aport¨® todos los solistas para las interpolaciones l¨ªricas de arias y ariosos, donde casi cada uno de sus integrantes tuvo su momento de protagonismo, con un nivel alto o muy alto. Abri¨® el fuego el contratenor Jan Kullman y le sigui¨® la soprano Erika Tandiono, aunque el punto m¨¢s alto de la primera parte fue el tenor Florian Sievers en la dificil¨ªsima aria Ach, mein Sinn (¡°Ay, alma m¨ªa¡±) con el acompa?amiento incisivo y ordenado de la cuerda de Caf¨¦ Zimmermann. En la segunda parte, destacaron las intervenciones del exquisito bajo Sebastian Myrus en las dos arias con coro: Eilt, ihr angefochtnen Seelen (¡°Apresuraos, almas atribuladas¡±) y Mein teurer Heiland, la? dich fragen (¡°Mi querido Salvador, d¨¦jame preguntarte¡±). Y la soprano Viola Blache ofreci¨® una intensa versi¨®n de Zerflie?e, mein Herze, in Fluten der Z?hren (¡°Coraz¨®n m¨ªo, mientras el mundo entero¡±). Pero lo mejor de la noche lleg¨® justo antes de la muerte de Jes¨²s y en el aria m¨¢s triste y emotiva de la obra: Es ist vollbracht! (¡°?Se ha consumado!¡±) que abri¨® el tono casi contemplativo de la viola da gamba de Etienne Mangot y cant¨® como solista el contratenor William Shelton. Precisamente, a finales de enero, su Agnus Dei fue tambi¨¦n lo mejor de la Misa en si menor, de Thomas Hengelbrock y Balthasar-Neumann Chor & Ensemble en el Auditorio Nacional de Madrid. En esta ocasi¨®n, volvimos a disfrutar de su canto concentrado e intimista en si menor, pero tambi¨¦n de su capacidad para entonar las imponentes fanfarrias victoriosas de la secci¨®n central en re mayor.
No podemos terminar sin mencionar el discreto y exquisito acompa?amiento continuo que aport¨® Caf¨¦ Zimmermann. Una conjunci¨®n ideal del contrabajo de Davide Nava, el archila¨²d de Shizuoka Noiri con el ¨®rgano de C¨¦line Frisch, el apoyo de Etienne Mangot y la imaginaci¨®n de Petr Skalka, a la hora de apoyar con su sonido las narraciones del evangelista. La cuerda funcion¨® bastante compacta y ordenada, y en la madera destacaron las flautas frente a la pareja de oboes y el fagot. Quiz¨¢ el mayor inconveniente fuera la ac¨²stica de la Filarm¨®nica bilba¨ªna, ahora m¨¢s seca que anta?o, con una m¨²sica que requiere espacio y reverberaci¨®n. Pero tambi¨¦n es posible que sea el pernicioso efecto de escuchar m¨²sica en directo con una mascarilla FFP2. Lo que tengo muy claro es que las toses volver¨¢n cuando termine de verdad esta pandemia.
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