Muere Letizia Battaglia, la fot¨®grafa que retrat¨® el terror de la mafia
La reconocida fotoperiodista, que ha fallecido en su Palermo natal a los 87 a?os, ten¨ªa por consigna ¡°combatir, combatir por algo¡±
Sus im¨¢genes son la cr¨®nica de un tiempo sembrado de caos, terror y muerte. El reflejo del horror y la tragedia de una de las ¨¦pocas m¨¢s sangrientas de la Cosa Nostra. Letizia Battaglia, con sus fotograf¨ªas en riguroso blanco y negro, fue la mirada de aquellos a?os de plomo en una Sicilia tan hermosa, antigua y misteriosa como cruel. La legendaria fot¨®grafa ha fallecido este mi¨¦rcoles en su Palermo natal a los 87 a?os. ¡°Era un s¨ªmbolo internacionalmente reconocido en el mundo del arte, una bandera en el camino de la liberaci¨®n de la ciudad de Palermo del gobierno de la Mafia¡±, ha se?alado el alcalde de la capital siciliana, Leoluca Orlando.
Battaglia se convirti¨® en la primera mujer fot¨®grafa de un peri¨®dico en Italia. Tom¨® la primera imagen de un muerto en 1974, a los pocos d¨ªas de incorporarse al diario L¡¯Ora. ¡°El primer homicidio nunca te abandona¡ Fue en el campo. Comenc¨¦ a temblar. Nunca hab¨ªa visto algo como aquello. Cuando llegamos all¨ª el cuerpo llevaba varios d¨ªas. El olor era terrible. Hab¨ªa un olivo y el viento esparc¨ªa el olor. Cre¨ªa que el cuerpo se iba a mover. No lo hizo. Esto fue el comienzo de una historia que dur¨® 19 a?os¡±, cuenta la artista en el documental que repasa su trayectoria, La fot¨®grafa de la mafia, dirigido por la documentalista brit¨¢nica Kim Longinotto. Desde aquel d¨ªa vivi¨® pegada a la emisora de radio de la polic¨ªa para llegar siempre la primera. Sus instant¨¢neas superan los l¨ªmites de las fotograf¨ªas de sucesos y se convierten en un viaje naturalista a los bajos fondos de una tierra masacrada por la indiferencia de un Estado ausente que durante d¨¦cadas se acogi¨® a la distancia geogr¨¢fica para mirar hacia otro lado ante los problemas del sur.
Sus retratos de la cotidianidad inmortalizan la idiosincrasia y la aspereza del pueblo palermitano, con sus fiestas y tradiciones y la devastadora pobreza que lo asfixi¨® durante tanto tiempo. Por su objetivo pas¨® la vida y la muerte en Palermo. En sus historias de calle hay gente corriente, prostitutas, ni?os que juegan con pistolas el D¨ªa de los Muertos, camellos, transexuales marginados o hist¨®ricos arrestos de los capos y los cad¨¢veres de sus v¨ªctimas, que tambi¨¦n formaban parte del d¨ªa a d¨ªa de la ciudad. Son un retrato social que pone el acento en los m¨¢s desfavorecidos, en los oprimidos por la Omert¨¤ y en el rastro de pobreza y marginalidad que dejan la mafia y la corrupci¨®n.
La cr¨ªtica ha destacado su capacidad para recoger el drama y el dolor en sus fotograf¨ªas, pero siempre desde el respeto, sin caer en los clich¨¦s y evitando la espectacularizaci¨®n que a menudo acompa?a a las representaciones del mundo de la mafia. Una de sus fotos insignia es la de Giorgio Mattarella, actual presidente de la Rep¨²blica italiana, sacando del coche a su hermano muerto Piersanti, entonces presidente de la regi¨®n Sicilia, despu¨¦s de un atentado de la Cosa Nostra el domingo de Reyes de 1980.
Con sus fotograf¨ªas se enfrent¨® a los mafiosos con dignidad y valent¨ªa. ¡°Combatir, combatir por algo¡±, era su consigna. La respaldan centenares de im¨¢genes. Como la ic¨®nica instant¨¢nea que desborda furia contenida del arresto del capo mafioso Leoluca Bagarella en 1979, un momento clave en la historia de la organizaci¨®n criminal siciliana. Battaglia estaba tan cerca con su c¨¢mara que el detenido consigui¨® darle una patada y tirarla al suelo. En los funerales, donde se topaba con los miembros de la Cosa Nostra, tos¨ªa al mismo tiempo que disparaba la foto, para que no se oyera el clic.
Armada con una c¨¢mara para sacudir conciencias, continu¨® comprometida en la lucha contra la mafia, dentro y fuera del peri¨®dico, al menos hasta 1992, a?o de los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, una de las p¨¢ginas m¨¢s dram¨¢ticas de la historia reciente de Italia y que conmocion¨® para siempre al pa¨ªs. Como ella misma explic¨®, cansada ya de la violencia, interrumpi¨® su carrera como fotoperiodista y se centr¨® en otras actividades de sensibilizaci¨®n y divulgaci¨®n. En 2017, ayud¨® a formar el Centro Internacional de Fotograf¨ªa de Palermo, un archivo hist¨®rico que recoge las instant¨¢neas de m¨¢s de 150 fot¨®grafos, profesionales y aficionados, que muestran al p¨²blico, nacional e internacional, su visi¨®n de la ciudad, para que estos testimonios puedan conservarse en el futuro.
¡°?C¨®mo es posible que mientras a nosotros nos mataban en Palermo el Estado no nos ayudase? ?C¨®mo es posible que un Estado con tres tipos de polic¨ªas no pudiese coger a cuatro capos que hab¨ªa en los a?os cincuenta? Un gobierno nunca, nunca,¡ lo hubiera aceptado, si no fuera por sus propios intereses. Quer¨ªan tener un sur pobre e ignorante que votase por los partidos del Gobierno. La Mafia obligaba a los pobres a votar a esos pol¨ªticos¡±, reflexionaba recientemente en una entrevista con este peri¨®dico.
Letizia Battaglia fue mucho m¨¢s que ¡°la fot¨®grafa de la mafia¡±, como la apod¨® la cr¨ªtica o ¡°fot¨®grafa contra la mafia¡±, como prefer¨ªa ella. Sus fotos pronto fueron reconocidas fuera de Sicilia y en 1980, su ¡°ni?a con la pelota¡±, en el barrio palermitano de Cala, dio la vuelta al mundo. En 1985 fue la primera mujer europea en recibir, junto a la estadounidense Donna Ferrato, el Premio Eugene Smith de Nueva York, un homenaje internacional creado en memoria del c¨¦lebre fot¨®grafo de Life.
Battaglia repet¨ªa a menudo que sus personajes preferidos eran las mujeres y las ni?as, especialmente las pobres que ve¨ªa en las calles m¨¢s abandonadas de su ciudad y con las que, seg¨²n dec¨ªa, se identificaba a menudo y ten¨ªa un sentimiento de complicidad: ¡°Las protagonistas absolutas de mis fotos son las mujeres. Los hombres solo est¨¢n all¨ª porque los matan, los detienen o est¨¢n en los tribunales¡±, dijo.
Tambi¨¦n relat¨® en varias ocasiones que desde muy joven sinti¨® la necesidad de afirmarse como persona, sin los l¨ªmites impuestos por ser mujer. En busca de esta independencia y huyendo de la represi¨®n de una sociedad patriarcal, se cas¨® muy joven y se separ¨® del marido que no la dejaba estudiar, en una ¨¦poca en la que todav¨ªa el divorcio se ve¨ªa como un esc¨¢ndalo. Siempre combativa, nunca se dobleg¨®, como ella misma dec¨ªa ¡°ni ante la prepotencia ni ante la injusticia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.