La educaci¨®n sentimental de Siniestro Total
Bajo su apariencia tosca, puede que fuera el grupo m¨¢s culto que ha dado el rock espa?ol
Llega el cuarto libro de Juli¨¢n Hern¨¢ndez (Folla con ¨¦l, Trama Editorial) en un momento delicado: Siniestro Total se despiden de los escenarios en mayo. Pesimista que soy, me temo que este tomo pueda pasar desapercibido, por la crudeza del t¨ªtulo y por lo ins¨®lito del planteamiento: la cr¨®nica detallada de 30 de las muchas versiones que grabaron. Ver¨¢n: en el rock espa?ol no se acostumbra a reconocer influencias ni, mucho menos, plagios o parecidos. En este pa¨ªs siempre se valora mucho el milagro de la Inmaculada Concepci¨®n. Por el contrario, los miembros de Siniestro son ap¨®stoles: su concepto de noblesse oblige les empuj¨®, desde el principio, a lanzar versiones singulares de canciones favoritas.
Mediante la evoluci¨®n de esas versiones, Juli¨¢n va explicando de qu¨¦ manera se desarrollaba una educaci¨®n musical antes de internet, con una industria musical t¨ªmida y unos prejuicios que, en los setenta, opacaban la cultura rock bajo el prestigio de la llamada m¨²sica progresiva. Para hacerse una idea: un grupo como Creedence Clearwater Revival era despreciado por ¡°comercial¡± mientras Las siete esposas de Enrique VIII, de Rick Wakeman, se trataba como arte.
En el ¨¢mbito familiar, a Juli¨¢n le ayudaba un comediscos, reproductor port¨¢til que animaba los trayectos de carretera. Y la prensa musical, con el muy econ¨®mico semanario Disco Expres. Sin olvidar algo tan underground como las emisoras de FM, de escasa potencia pero con espacios audaces; cada d¨ªa, se programaban all¨ª m¨¢s canciones diferentes que las que suenan a lo largo de una quincena en una de nuestras actuales radiof¨®rmulas.
Esa voracidad musical se contagi¨® a Siniestro Total. La salvajer¨ªa de su repertorio propio engord¨® con una inmensidad de traducciones pensadas para tal o cual ocasi¨®n; el pase por una televisi¨®n, un concierto significativo, las caras b (se buscaba revalorizar el formato del single con dos canciones). Lo extraordinario de Siniestro era que hu¨ªan de las adaptaciones, confeccionando letras que nada ten¨ªan que ver con los relatos originales. Si hab¨ªa alguna similitud, el descaro del nuevo texto romp¨ªa los esquemas. As¨ª, Sweet Home Alabama, de Lynyrd Skynyrd, era un enganche pueril entre el grupo sure?o y el canadiense Neil Young. Dado que ninguno de ellos estuvo especialmente elocuente, la versi¨®n de Siniestro ¡ªMi?a terra galega¡ª asciende a otro nivel, a nivel de himno de la Galicia inmigrante. No hay color.
Cuenta Juli¨¢n que, en todos estos lustros, solo hubo un tropiezo con sus versiones, cuando hubo que reescribir Living in America, ¨¦xito de James Brown pero compuesto por dos admiradores blancos. Cabe imaginar que, en general, los creadores originales no se enteraron de las nuevas letras o las dieron de paso por la excepci¨®n de la parodia, muy establecida en el derecho autoral de Estados Unidos.
Cuidado, no se crean que todo lo que par¨ªan eran genialidades: tambi¨¦n se les colaban disparates, chistes malos, provocaciones inanes. Sin embargo, en sus momentos m¨¢s inspirados mezclaban la jerga callejera con el lenguaje culto; citaban sin pretensiones ocurrencias del Siglo de Oro y los rom¨¢nticos del XIX.
Van a disculparme por recurrir al t¨®pico del a?o. Escuchaba el otro d¨ªa a uno de los publicistas de Rosal¨ªa afirmar que nadie utiliza en Espa?a las t¨¦cnicas USA que ella domina. Debemos sentirnos impresionados, intuyo. A continuaci¨®n, piensen en Siniestro Total como lo opuesto: su humor, su vocabulario, su actitud son exclusivos del pa¨ªs. No se pueden traducir, son imposibles de explicar, no se ense?an en ning¨²n m¨¢ster. No tendr¨¢n premios oficiales, especial en televisi¨®n o sill¨®n en la Academia. Pero son nuestros, exclusivamente nuestros.
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