El ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca, contado con la vida de un actor porno
Sean Baker, director de ¡®The Florida Project¡¯, se lanza en ¡®Red Rocket¡¯ a una desenfrenada par¨¢bola del sue?o americano
A Sean Baker (Nueva York, 51 a?os) le gustan los caballos de Troya en sus guiones. Y se r¨ªe cuando se le recuerda que parece un especialista en eso, vista su filmograf¨ªa, y en rechazar ofertas de grandes proyectos. Tras filmar Tangerine (2015) con tres iPhones (uno de ellos est¨¢ en el Museo de la Academia de Hollywood), prefiri¨® mantener su camino y rodar una joya como The Florida Project (2017), en la que solo admiti¨® un desliz en su esp¨ªritu independiente: la participaci¨®n de Willem Dafoe, obsesionado con trabajar con Baker (y con raz¨®n: el actor logr¨® una candidatura a los Oscar). Y en el pasado festival de Cannes, en la secci¨®n a Competici¨®n, Baker estren¨® Red Rocket, otra producci¨®n indie, esta vez protagonizada por Mikey, un actor porno que vuelve a su pueblo natal, en la Am¨¦rica profunda, de blancos pobres criados en los arrabales de una ciudad industrial en Texas ahora sumida en la decadencia. Mikey solo est¨¢ de paso, rechazado por todos, y preparando de nuevo su trampol¨ªn hacia la gloria.
¡°Me parec¨ªa interesante hablar con cierto humor de esa gente, dejada al margen de la historia¡±, concede Baker en la promoci¨®n en Espa?a de su pel¨ªcula, que se estrena ahora en salas. Pero, ?y si Red Rocket va de algo m¨¢s? ?Y si en realidad est¨¢ retratando a Donald Trump? M¨¢s a¨²n, ?y si ha creado un entramado narrativo, un nuevo caballo de Troya, para contar la carrera electoral de Trump hacia la Casa Blanca? ¡°Hablemos de ello¡±, confiesa Baker, y se echa a re¨ªr.
Porque Donald Trump, un tipo del que se re¨ªa medio pa¨ªs antes de enfrentarse a su examiga Hillary Clinton (aqu¨ª ser¨ªa la exesposa) por la presidencia de Estados Unidos, fue capaz de sacar r¨¦dito de su encanto m¨¢s all¨¢ de la picaresca (en la pel¨ªcula Mikey se zambulle directamente en la chuler¨ªa) en pos de conseguir apoyos y dinero para alcanzar su objetivo. A Baker se le ocurri¨® que lo mejor era contratar a un actor porno de verdad, Simon Rex, para dar vida en la pantalla a Mikey, que nadie mejor le entender¨ªa. ¡°Me parece que la comparaci¨®n entre algunos pol¨ªticos y los actores porno es pertinente. Esa egoman¨ªa, esa autoadulaci¨®n nacidas en ambos casos de habitar en mundos competitivos muy cerrados en los que solo se escuchan alabanzas, aunque solo se sobrevive en ellos destrozando a rivales...¡±, desgrana el cineasta. ¡°En cuanto a Trump, es cierto. He llenado la pel¨ªcula de semillas que dan esa lectura al argumento. T¨² decides, aunque d¨¦jame decirte que la pol¨ªtica es el arte de las relaciones, y eso vale tambi¨¦n para las laborales, las familiares y las sociales. Creo que Red Rocket va m¨¢s lejos... pero acepto el paralelismo con Trump¡±. Y desgranada la teor¨ªa completa, Baker responde con complicidad: ¡°Todo es posible¡±.
En realidad, Red Rocket naci¨® mucho antes de que a Trump se le cruzara por la cabeza lo de dormir cuatro a?os en la Casa Blanca. Antes de Tangerine, en 2012 Baker escribi¨® y dirigi¨® Starlet, la relaci¨®n entre una joven actriz a punto de ser estrella del mal llamado el cine para adultos y su vecina anciana. ¡°El cine porno rebosa de tipos que son aut¨¦nticos supervivientes, que viven en un estado de euforia febril. En cualquier caso, me interesaban. Defiendo que las grandes historias tambi¨¦n las puede protagonizar, por ejemplo, una trans que se gana la vida prostituy¨¦ndose, porque vivimos en una sociedad capitalista feliz de celebrar el ¨¦xito¡±, explica. ¡°Tras Starlet, escrib¨ª el primer esbozo de Red Rocket¡±.
En Estados Unidos, el filme ha provocado cierta polarizaci¨®n. Por un lado, Simon Rex gan¨® el premio a mejor actor en los galardones de cine independiente, colof¨®n a una estupenda carrera festivalera de Red Rocket. Por otro, Baker reconoce que mucha gente se le ha acercado a decirle que la encuentran ¡°bastante perturbadora¡±. El cineasta se define ¡°contento¡± con esos comentarios: ¡°Que un actor porno provoque ese rechazo formaba parte de mi intenci¨®n art¨ªstica; que el p¨²blico se vea lidiando con sentimientos complejos a cuenta del devenir de una estrella porno eg¨®latra confirma mi apuesta¡±. En Cannes, Baker pas¨® cierto miedo ante un posible ataque desde las redes sociales. ¡°Porque hablo de una miseria moral a trav¨¦s de una mirada ciertamente masculina, de una manera de encarar la vida muy censurable. Sin embargo, no encontr¨¦ otra forma mejor de mostrarla. Y al final, esos ataques no ocurrieron¡±.
De vuelta a Trump, al Estados Unidos que ha dejado tras su presidencia, Baker aventura una explicaci¨®n distinta a la habitual en los medios de comunicaci¨®n: ¡°Reducir Estados Unidos a dos puntos de vista seg¨²n los partidos dem¨®crata o republicano, o urbano y rural, es simplista. Y as¨ª nos fue en las elecciones que gan¨® Trump. Con todo, reconozco que aquella carrera electoral de 2016 fue la primera vez que vivimos en un programa de televisi¨®n. Y ah¨ª Trump es caballo ganador: nos dio humor, esc¨¢ndalos, controversia... Nos llev¨® a su terreno, convirtiendo algo complejo en una pelea poco... d¨¦jame escoger la palabra bien... poco sofisticada¡±. A Baker s¨ª le interesa el paralelismo entre su actor porno protagonista y el expresidente: ¡°Son grandes narradores, hipn¨®ticos hasta devenir en cansinos, que no entienden un no como respuesta. Narcisistas, y a la vez inconscientes del efecto que provocan entre quienes le rodean. En la vida real, Simon es diferente, porque desde que le conoc¨ª s¨ª comprend¨ªa lo que ocurre en su mundo, sus glorias y miserias. Entiende que en la vida real es un h¨¦roe para muchos y antih¨¦roe para otros, que en Red Rocket da vida a un miserable. ?Sabes? El cine de Hollywood de calidad de los setenta estaba repleto de personajes as¨ª. ?Qu¨¦ queda de eso hoy?¡±. Una campa?a electoral mimetizada en programa de telebasura. ¡°Exacto, y ah¨ª solo puede ganar quien domine su lenguaje¡±.
Babelia
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