Cannes proclama su fe en el futuro del cine entre zombis y TikTok
La edici¨®n del festival de cine abre sus puertas con un remedo de una comedia japonesa sobre un rodaje de terror ¡®gore¡¯
El cartel de la 75? edici¨®n del festival de Cannes, que ayer, martes, abri¨® sus puertas despu¨¦s de dos a?os muy dif¨ªciles por una pandemia implacable con las salas de cine, muestra el horizonte de un falso y perfecto cielo. La imagen, tomada de El show de Truman, la pel¨ªcula de 1998 del australiano Peter Weir, es una certera met¨¢fora del mundo en el que hoy vivimos. Jim Carrey, el actor protagonista de aquel filme perturbador y visionario, sub¨ªa las escaleras hacia un para¨ªso celeste que escond¨ªa un infierno, la c¨¢rcel de un espect¨¢culo sin fin y en directo. Han pasado casi 25 a?os desde entonces y la nube insaciable del audiovisual hipnotiza la vida cotidiana de millones de personas, cada vez m¨¢s deshumanizadas por las incontables pantallas que llevamos en el bolsillo. Y el cine, como Jim Carrey subiendo la escalera de ese inquietante cartel que ahora anuncia esta nueva edici¨®n de Cannes, necesita romper el muro y rebelarse.
A Cannes le gusta nadar entre contradicciones y paradojas. Quiz¨¢ porque a estas alturas no queda m¨¢s remedio y el eterno pulso del arte con la industria resulta cada vez m¨¢s complicado. La pel¨ªcula inaugural de este primer Cannes posmascarillas, Coupez! (que en espa?ol se traducir¨¢ como ?Corten!) es el perfecto ejemplo de esa incoherencia. Un remake muy h¨¢bil y entretenido de la brillante pel¨ªcula japonesa One Cut Of The Dead (2017), dirigida por Shin¡¯ichir? Ueda y con un recorrido de ¨¦xito por festivales especializados en cine fant¨¢stico y de terror. Es decir, el remedo de un director franc¨¦s tan mediocre como Michel Hazanavicius abre las puertas de un festival que vuelve a llenar las calles y las salas de prensa acreditada, invitados y p¨²blico.
No hay casi nada en Coupez! que no est¨¦ en la pel¨ªcula original, aunque Hazanavicius, que con la mediana The Artist gan¨® todos los premios posibles, se quita la culpa con unos cuantos gui?os simp¨¢ticos a la pel¨ªcula japonesa. Coupez! sigue al pie de la letra una historia de zombis y metacine protagonizada por un director ¡°r¨¢pido, decente y barato¡± que empieza a no entender ni el mundo en el que vive ni a su propia hija, una aspirante a cineasta que busca su lugar en el futuro. Entre la comedia loca y la carta de amor paterno-filial, Coupez! habla de zombis ¡ªesas ¡°v¨ªctimas de la globalizaci¨®n y el sistema capitalista¡±, repite desquiciado un personaje¡ª y de un oficio que oscila ¡°entre la basura y el milagro¡±. Una s¨¢tira mordaz de ese sistema audiovisual planetario en el que vivimos, que reivindica un relevo generacional de mujeres j¨®venes c¨®mplices con su pasado.
Un futuro que si nos atenemos a las declaraciones de Thierry Fr¨¦maux, delegado general del festival y su principal cerebro, podr¨ªa estar hasta en TikTok, nuevo patrocinador de Cannes y la ¨²nica red social que podr¨¢ retransmitir una de las alfombras rojas m¨¢s rutilantes del mundo. Ante los complejos y apasionantes desaf¨ªos a los que se enfrenta el cine, Fr¨¦maux lanz¨® algunas preguntas ret¨®ricas que durante los pr¨®ximos d¨ªas deber¨ªan encontrar alguna respuesta. ¡°?Se est¨¢ perdiendo el lenguaje del cine? ?Acaso se trata de un arte moribundo?¡±, dijo Fr¨¦maux en su bienvenida a los periodistas acreditados antes de responderse a s¨ª mismo: ¡°Nada muere, y menos el cine. Solo se transforma¡±.
El cine sigue alimentando con su incalculable legado y sus ideas las macrogranjas de contenidos que hay detr¨¢s del magma audiovisual. Y Cannes, uno de los term¨®metros m¨¢s fiables de la calidad de esa sustancia primaria, reivindica como nadie la importancia de construirse tambi¨¦n sobre su tradici¨®n y pasado. De ambas cosas habl¨® en una intervenci¨®n telem¨¢tica durante la ceremonia de inauguraci¨®n el presidente de Ucrania, Volod¨ªmir Zelenski, que cit¨® El gran dictador, de Charles Chaplin. ¡°La pel¨ªcula no destruy¨® al dictador real, pero gracias a ella el cine no se qued¨® mudo¡±, dijo, y a?adi¨®: ¡°Necesitamos un nuevo Chaplin que demuestre que en nuestro tiempo el cine tampoco enmudece. El dictador ser¨¢ derrocado¡±.
Mientras la pel¨ªcula de la gala inaugural recuperaba el alegre griter¨ªo de la calle, a pocos metros, en la sala Debussy, arrancaba otra de las secciones del festival, Cannes Classics, con la versi¨®n restaurada de La mam¨¢ y la puta, la legendaria pel¨ªcula de 1973 de Jean Eustache. Era emocionante ver la enorme cola de estudiantes que acudieron a la cita. J¨®venes de toda Francia que estudian cine en el instituto y que explican lo importante que es para ellos ver una pel¨ªcula en blanco y negro y de tres horas largas. En la sala, antes de empezar, algunos se hac¨ªan selfis mientras sonaban John Coltrane y Miles Davis y, al acabar, terminaron vitoreando a dos de sus protagonistas, Jean-Pierre L¨¦aud y Fran?oise Lebrun, que se abrazaron. Casi medio siglo despu¨¦s, el suicida Eustache y su pel¨ªcula-resaca de Mayo del 68 pon¨ªa en pie a un patio de butacas entregado a esa mezcla de humor y amor por un mundo ya caduco. Y el futuro del cine, con todas sus dudas y ganas, estaba ah¨ª sentado.
Babelia
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