Valeria Bruni Tedeschi regresa a sus inicios en el teatro con una pel¨ªcula cursi y afectada
La directora franco- italiana pasa de puntillas por sus personajes en ¡®Les Amandiers¡¯. El ¡®thriller¡¯ ¡®Holy spider¡¯, de Ali Abbasi, se adentra en los bajos fondos de Ir¨¢n y su impunidad contra las mujeres
Les Amandiers es a todas luces una memoria de juventud de la actriz y directora franco-italiana Valeria Bruni Tedeschi. Narra la historia de una int¨¦rprete en sus primeros a?os de aprendizaje en la escuela creada por Patrice Ch¨¦reau y Pierre Romans en el Th¨¦?tre des Amandiers de Nanterre. Est¨¢ situada en los a?os ochenta y tiene m¨¢s que evidentes paralelismos con The Souvenir (2019), la extraordinaria autoficci¨®n de la brit¨¢nica Joanna Hogg. Aunque dici¨¦ndolo mal y pronto no le llegue ni a la suela de los zapatos.
La protagonista de Les Amandiers es una joven de clase alta que vive sola (o eso parece) en un piso de lujo con la ¨²nica compa?¨ªa, ay, del mayordomo. La joven ingresa en la prestigiosa escuela de teatro de Ch¨¦reau en plena eclosi¨®n de la hero¨ªna y el sida y el filme se centra en su historia de amor con un compa?ero de curso yonqui. Un joven guapo, con talento y de clase baja que aprecia en ella sus dientes de ni?a rica, sanos y blancos.
Les Amandiers recuerda a demasiadas pel¨ªculas ya sabidas pero sin lograr ser ninguna, como la citada obra de Joanna Hogg, el drama musical Fama o esa intimidad que persigue el cine de Casavettes. Unas similitudes que se quedan en la superficie de un filme hueco e impresionista en el peor sentido. Todo resulta caprichoso: el descubrimiento de qu¨¦ es ser actriz, del teatro y de unos maestros que pese al pretendido tono eleg¨ªaco hoy resultan muy problem¨¢ticos. El retrato que hace Bruni Tedeschi de Patrice Ch¨¦reau, interpretado por Louis Garrell, parece un ajuste de cuentas que no pasar¨ªa hoy la prueba del algod¨®n. Lo peor no son las rayas que se mete entre ensayo y ensayo, sino las insinuaciones de acoso a sus alumnos o su desp¨®tico car¨¢cter. Sorprende que en algunas declaraciones la directora hable de homenaje al ya fallecido ¨ªdolo del cine y teatro franc¨¦s. Suena a broma.
Con un egotrip importante, Bruni Tedeschi pasa de puntillas por sus personajes sin ir m¨¢s all¨¢ de unas emociones de contrachapado para acabar siendo un retrato cursi, afectado y muy autocomplaciente de la edad de la inocencia de una desgraciada ni?a rica. En un momento del filme su novio le roba la cartera y el personaje queda involuntariamente retratado: se la podr¨ªa robar mil veces m¨¢s.
Y el tema central, la pasi¨®n por el teatro, resulta banal, con todos los clich¨¦s posibles sobre una vocaci¨®n a flor de piel y desgarrada. Para colmo, la obra que ensayan es Platonov, de Chejov, y teniendo demasiado cerca una obra mayor como Drive My Car, de Ry¨±suke Hamaguchi, resulta casi insoportable comprobar c¨®mo se sigue manoseando al autor ruso en vano. Sinceramente, un oficio tan apasionante como el de actor no se merece tanta cursilada ni tantos lugares comunes.
La periodista de Teher¨¢n
La otra pel¨ªcula a concurso fue el thriller Holy Spider, del dan¨¦s de origen iran¨ª Ali Abbasi. El director de Border se adentra en los bajos fondos de la ciudad iran¨ª de Mashhad, donde un asesino en serie liquida a prostitutas de forma salvaje. Abbasi elige a una mujer, una periodista, como contrapunto al feroz patriarcado que retrata. Una mujer que llega de Teher¨¢n para investigar un caso que no parece preocupar mucho a nadie.
Holy Spider es una pel¨ªcula nocturna y oscura, bien interpretada y con un ritmo inquietante desde su arranque. Un retrato crudo del espantoso mundo de la prostituci¨®n de un pa¨ªs donde la vida de las mujeres no vale nada. La sordidez de la pel¨ªcula es total, pero consigue hacer los suficientes equilibrios para no ser (pese alg¨²n detalle sexual innecesario) del todo gratuita. Y adem¨¢s es interesante cuando se adentra en un sistema policial y judicial corrupto que perpet¨²a de forma g¨¦lida una cadena de horror infinita.
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