Inspirad¨ªsimo Morante
El sevillano cort¨® una oreja tras una emotiva faena a un nobil¨ªsimo toro de Alcurruc¨¦n, en presencia del Rey Felipe VI
Ah¨ª donde lo ven, Morante de la Puebla no sabe todav¨ªa lo que es salir a hombros por la Puerta Grande de Las Ventas; misterios de la tauromaquia y del propio torero, tan genial como irregular en su ya larga trayectoria.
Pero este mi¨¦rcoles ha podido ser. Seguramente, nunca la tuvo tan cerca. Ya se ve¨ªa salir a hombros hacia la calle de Alcal¨¢ cuando se perfil¨® para matar, la espada cay¨® tendida y baja, y necesit¨® dos golpes de descabellos, y el cielo se esfum¨®.
Pero qued¨® sobre la arena y la plaza entera el aroma de la obra de un torero genial, capaz de entrar en trance, embriagarse de sensibilidad y arrebatar a una multitud con pinceladas de un orfebre en estado de gracia.
Ese toro cuarto fue un manso como toda la corrida ¨Del primero no tuvo un pase¨D que no le permiti¨® a Morante lucimiento alguno con el capote; obedeci¨® sin entrega en el segundo tercio, pero cuando el animal vio al torero muleta en mano, humill¨® la cabeza y con el buen son de un toro de carril persigui¨® el enga?o con la templanza justa para que el artista pudiera ir desgranando bellas p¨¢ginas de su personal¨ªsima tauromaquia.
La faena fue larga e intensa. Comenz¨® con unos ayudados por bajo y por alto, cerrados con el obligado de pecho; seguidamente, se ech¨® la muleta a la izquierda y fue intercalando naturales con la tela arrastrando por la arena, derechazos extraordinarios y perfectamente ligados con largos pases de pecho, cambios de manos primorosos, molinetes, trincherillas, naturales de frente, otros a pies juntos, y todo ello en un batiburrillo en apariencia largo y desordenado, pero que se conjunt¨® como un puzle inesperado y muy grato para los sentidos.
La faena fue emotiva, inspirada, la obra de un artista que sac¨® su alma y la puso a torear. Y fue larga, pero quedar¨¢ en el misterio si es que Morante se emborrach¨® de toreo y pretend¨ªa estar all¨ª toda la noche, o es que ¨¦l mismo no estaba contento con el desarrollo de su labor.
Lo cierto es que maravill¨® a los tendidos, extasiados ante la marabunta de detalles excelsos del torero embriagado de arte.
?Y el toro?
Otro artista de los grandes. No se puede embestir mejor que lo hizo Peluc¨®n, con m¨¢s fijeza, con m¨¢s ritmo y dulzura; el toro perfecto para Morante de la Puebla. Nada que ver con los encastados, fieros y exigentes de otros d¨ªas. Pero ese es el toro necesario para un artista como Morante, que ha protagonizado, quiz¨¢, su mejor tarde en Madrid hasta que mont¨® la espada y la firma emborron¨® la creaci¨®n.
Otro que pudo haber cortado un trofeo fue Gin¨¦s Mar¨ªn, entregad¨ªsimo ante el muy manso sexto, que hu¨ªa de su sombra. Consigui¨® retenerlo y obligarlo a embestir en una faena plena de intensidad por el compromiso y el valor demostrados por el torero. La estocada no fue perfecta y el animal se resisti¨® a morir; y entonces se equivoc¨® Mar¨ªn, porque en lugar de descabellar decidi¨® esperar, sonaron dos avisos y se esfum¨® la posibilidad de un trofeo. Nada pudo hacer ante su primero, tan manso como desfondado.
Y se supone que El Juli, que sustitu¨ªa a Emilio de Justo, ven¨ªa a por todas, pero se qued¨® a medio gas. Mat¨® mal a su primero al que le hizo una faena salpicada de buenos detalles sin redondear en una labor compacta, al igual que le sucedi¨® en el quinto, otro toro manso y noble, con el que estuvo bien, pero sin emocionar.
Brind¨® ese quinto a De Justo, presente en un burladero del callej¨®n, quien recibi¨® una gran ovaci¨®n.
Alcurruc¨¦n/Morante, El Juli, Mar¨ªn
Toros de Alcurrucén, desiguales de presentación, mansos, muy nobles y con escaso fondo; deslucido el primero y con buen son en el tercio final el cuarto.
Morante de la Puebla: tres pinchazos, pinchazo hondo, media y dos descabellos (silencio); estocada tendida y caída y dos descabellos (oreja).
El Juli: pinchazo, casi entera caída y dos descabellos (ovación); pinchazo, media tendida, media tendida y caída, pinchazo, estocada y un descabello (silencio).
Ginés Marín: estocada trasera _aviso_ y dos descabellos (ovación); estocada caída _aviso_ _2º aviso_ (ovación).
Plaza de Las Ventas. 1 de junio. Corrida extraordinaria de Beneficencia. Vigesimoquinta de la Feria de San Isidro. Asistió el Rey Felipe VI desde el palco real, que fue recibido con una clamorosa ovación al finalizar la interpretación del himno nacional. Los tres espadas le brindaron sus primeros toros. Lleno de ‘no hay billetes. (22.964 espectadores, según la empresa).
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