Un doble asesinato durante la Guerra Civil saca a la luz un monasterio medieval en Zaragoza
La b¨²squeda de los cuerpos de dos j¨®venes tiroteadas por los falangistas permite hallar un importante cenobio, una tumba visigoda y una colecci¨®n de monedas del siglo XI
A Lourdes Mal¨®n Pueyo, de 18 a?os, la mataron el 20 de agosto de 1936. Los falangistas la fusilaron tras haber sido herida de un disparo mientras hu¨ªa monte a trav¨¦s. A su hermana Rosario, de 23, la muerte le lleg¨® el mismo d¨ªa dentro de la cueva donde se hab¨ªa refugiado con Lourdes, adem¨¢s de su padre y su hermano. ?Su crimen? Haber bordado una bandera republicana para las Juventudes Socialistas de Uncastillo, un municipio de Zaragoza. Entre 2013 y 2020 se emprendieron cinco campa?as arqueol¨®gicas en busca de los restos ¨®seos de ambas j¨®venes. El cuerpo de Rosario fue hallado en 2017, no as¨ª el de su hermana, que sigue sin encontrarse. Pero esta investigaci¨®n, promovida por la Asociaci¨®n Charata para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica de Uncastillo, con financiaci¨®n de la Diputaci¨®n Provincial de Zaragoza, la Comarca de las Cinco Villas y el Ayuntamiento de Uncastillo, ha dado un resultado inesperado: la localizaci¨®n de los muros del monasterio medieval San Esteban de Oraste, la detecci¨®n de una tumba visigoda, el hallazgo de cer¨¢micas del mismo periodo, el fragmento de una campana decorada con un fraile con casulla y hasta un conjunto monetario del siglo XI.
El estudio El yacimiento arqueol¨®gico de las Pe?as de Santo Domingo: las fases de ocupaci¨®n hispanovisigoda y plenomedieval, de los especialistas Francisco Javier Ruiz Ruiz, Tom¨¢s Hurtado Mullor, Roger Sala Bartrol¨ª, Pedro Rodr¨ªguez Sim¨®n y Jos¨¦ Ignacio Piedrafita Soler, recuerda que el lugar donde fueron asesinadas ambas hermanas se encuentra en el t¨¦rmino municipal de Long¨¢s, en una zona prepirenaica. Una ermita del siglo XVIII dedicada a Santo Domingo, que se conserva, da nombre a toda el ¨¢rea, as¨ª como a una cueva, el peque?o abrigo donde se resguardaron las muchachas.
Para encontrar sus cuerpos se realizaron tres campa?as de prospecci¨®n geof¨ªsica (georradar), con las que se cubrieron unos 3.500 metros cuadrados. ¡°El objetivo final era identificar, describir y posicionar cualquier tipo de anomal¨ªa en el subsuelo compatible con movimientos de tierra relacionables con inhumaciones, determinando posibles puntos de enterramiento, sobre los cuales se actuar¨ªa posteriormente mediante sondeos arqueol¨®gicos comprobatorios, optimizando en lo posible estos trabajos de excavaci¨®n¡±, recuerda el informe.
As¨ª, con los resultados obtenidos que se reflejaban en las pantallas de los ordenadores, se decidi¨® emprender 15 sondeos en ¡°aquellos puntos o grupos de anomal¨ªas se?alados por la prospecci¨®n geof¨ªsica como posibles restos de fosas o de enterramientos¡±, a excepci¨®n de dos de las catas, que se llevaron a cabo dentro de la cueva por si alguno de los cuerpos fue inhumado en su interior. Para completar la investigaci¨®n, se realiz¨®, adem¨¢s, una prospecci¨®n electromagn¨¦tica (detector de metales) con el fin de ¡°localizar en el subsuelo elementos materiales de inter¨¦s arqueol¨®gico, en este caso fundamentalmente evidencias bal¨ªsticas (casquillos o proyectiles de la Guerra Civil), que permitiesen determinar la posible ubicaci¨®n de las fosas o que contribuyesen a reconstruir los hechos acaecidos¡±.
Sin embargo, los trabajos tambi¨¦n constataron sorprendentemente ¡°una ocupaci¨®n hispano-visigoda hasta ahora desconocida¡±. As¨ª se localizaron un enterramiento y un vertedero de esa ¨¦poca. La sepultura correspond¨ªa a una fosa simple (1,80 por 0,48 metros) en la que se hallaron los restos de un individuo en ¡°posici¨®n de c¨²bito supino con la cabeza orientada al noroeste, los brazos cruzados sobre la cadera y las extremidades inferiores extendidas¡±. Los estudios antropol¨®gico forense y gen¨¦tico determinaron que podr¨ªa tratarse de un var¨®n adulto joven, con una edad comprendida entre los 20 y 30 a?os y una estatura de 1,57 metros. Las pruebas radiocarb¨®nicas sit¨²an su fallecimiento entre los a?os 475 y 620. En el vertedero, se hallaron, adem¨¢s de huesos de fauna quemados, 261 fragmentos de cer¨¢micas, vidrios y algunos objetos met¨¢licos. Las piezas cer¨¢micas son de las denominadas grises altomedievales y corresponden a los siglos VI-VII.
Los especialistas conoc¨ªan que durante la Alta Edad Media se estableci¨® en la cima de las Pe?as de Santo Domingo, en el primitivo Condado de Arag¨®n, el monasterio de San Esteban de Oraste u Orastre, que fechan entre los a?os 1030 y 1059. Pero se ignoraba su ubicaci¨®n exacta. Pero la prospecci¨®n geof¨ªsica ¡°ha permitido documentar y definir ahora parte de la planta atribuible al antiguo cenobio, del que a¨²n son visibles trazas de muros junto a la ermita de Santo Domingo¡±. Este grupo de estructuras ¨Dse han investigado al menos 600 metros cuadrados¨D incluyen ¡°elementos rese?ables¡±, entre ellos un cuerpo principal que corresponde a un patio, una serie de estructuras arquitect¨®nicas, de hasta medio metro de grosor, que forman un recinto perimetral y ¡°una posible construcci¨®n absidiada identificable con la cabecera del culto principal¡±.
Al norte de estas estructuras, tambi¨¦n se han localizado ¡°posibles elementos lineales que podr¨ªan estar relacionados con el bloque central¡±. En este ¨²ltimo, se realiz¨® una cata que confirm¨® otras dos l¨ªneas de muros de mamposter¨ªa derrumbados. ¡°Los datos obtenidos por la prospecci¨®n geof¨ªsica permiten, por lo tanto, confirmar la existencia de un complejo arquitect¨®nico de entidad, que deber¨ªa ser identificado con los posibles restos del monasterio medieval de San Esteban de Orastre¡±, se?ala Francisco Javier Ruiz Ruiz, director de la investigaci¨®n.
Por su parte, la prospecci¨®n con detector de metales, a una profundidad no superior a los 15 cent¨ªmetros, ha permitido el hallazgo de numerosos objetos, entre ellos, ¡°un conjunto de dineros de vell¨®n de los siglos XI a XIII, una punta de flecha de hierro, un fragmento de campana met¨¢lica con decoraci¨®n figurada de un monje vestido con casulla con una tau, que porta una campanilla en la mano, que corresponder¨ªa a la imagen de un monje de la orden de los Hermanos Hospitalarios de San Antonio, fundada en el a?o 1095, un pendiente de cobre con piedra engarzada transl¨²cida de color azul y decoraci¨®n geom¨¦trica repujada y una hebilla de cintur¨®n de hierro de forma ovalada¡±, que los t¨¦cnicos creen de entre los siglos XII y XV.
¡°Tras el avance de las fronteras del reino de Arag¨®n hacia el sur, el monasterio de San Esteban de Oraste se traslad¨® a la cercana villa de Luesia, quiz¨¢s hacia finales del siglo XII¡± y pas¨® a depender del gran monasterio de San Juan de la Pe?a (Botaya, Jaca). Pero esto no conllev¨® la desaparici¨®n del asentamiento, que sigui¨® activo durante siglos hasta su definitiva desaparici¨®n con la desamortizaci¨®n de 1836. Su rastro se perdi¨®.
Justo cien a?os despu¨¦s, dos muchachas, su padre Francisco y su hermano Mariano se refugiaron aterrorizados ¨Dla madre, Francisca Pueyo Prat, ya hab¨ªa sido fusilada unos d¨ªas antes¨D en una gruta de las Pe?as de Santo Domingo. Las j¨®venes, al ser descubiertas, fueron asesinadas a balazos. Solo se salvaron el hijo, que consigui¨® huir a Huesca (falleci¨® en 1999), y el padre, pero este no pudo soportar tanto dolor y muri¨® de pena poco despu¨¦s del cruel asesinato de su familia. Los muros del convento de San Esteban de Oraste fueron testigos.
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